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Capítulo 2: La cena.

No digo nada. Sólo miro el suelo. No miro sus ojos ni los de mi novio Gusmán. Él sonríe mirando a mi novio.

Gusmán lo abraza con todas sus fuerzas.

—Vincent tío. No esperé verte aquí¿Qué haces aquí? Pensé que andabas por Italia con tus abuelos.

Él sonríe de medio lado. Suspira.

—Si...pero me expulsaron del cole. Mi madre cómo castigo me obligó a venir para acá. 

Blade se acerca a él. Sonríe de medio lado mostrando sus dientes que resaltan por su oscura y exótica piel morena. Blade es muy atractivo, me gusta su pareja con mi amiga Amara, ella es morena, su color de piel es de los latinos. Ale es pelirroja y de ojos pardos. Yo heredé los genes de los de la Rosa. Rubios, piel blanca y ojos azules. No todos en mi familia tienen esas características,pero la gran mayoría tienen ojos y cabello claro.

—¿Conoces a este tío Gusmán?

Pregunta Blade realmente divertido.

—Si...salió con mi prima por dos meses. Lo conocí hace dos años en Italia cuando fuimos a visitar a mis familiares por navidades. Ella estudiaba en su mismo colegio privado.

—Sip. Pero...no terminé el año. Aquí estoy, quién sabe. Tal vez me pueda graduar este año de una vez por todas.

Blade ríe y pasa una mano por su hombro.

—Bueno tío con lo que hiciste hoy, no creo que dures mucho tiempo aquí.

—¿Qué?¿Qué hizo?

Pregunta Gusmán realmente interesado.

—Besó a la profesora Teresa delante de toda el aula.

Gusmán ríe a carcajadas.

—Espera...espera ¿La buenorra de Literatura?

Blade asienta en silencio riendo. Él no dice nada. Sólo mira a Gusmán y a Blade en silencio con una sonrisa de medio lado. Gusmán lo toma por una mano y lo abraza.

—Tío eres el puto amo. No sabes cuántos hemos querido estar con esa estirada.

Aclaro mi garganta. Gusmán me mira en silencio. Yo alzo una ceja rubia mirando sus ojos en silencio. Él traga en seco y se acerca a mí. Me besa en los labios.

—Sorry Cari. Te juro que yo jamás la he visto con malos ojos.

—Si claro, seguro. Igual, ya no estás en esta escuela así que cómo sea.

Él nos mira en silencio con una sonrisa de medio lado. Yo no puedo evitar sentirme incomoda.

—Dime Vincent ¿En qué viniste?

Él señala con su cabeza en silencio un Lamborghini blanco. Todos nos quedamos en silencio mirándolo. Ale lo mira con los ojos brillando. Blade se acerca al auto y lo inspecciona de arriba a abajo.

—Vincent ¿Podrías llevarme a mi casa? Sé que no nos conocemos formalmente pero igual, los amigos de mis amigos son mis amigos y...mi auto no está funcionando bien.

Alexa ya hizo su primer movimiento. Ella no deja escapar a un chico sin antes pelear. Él sonríe de medio lado mirando sus ojos en silencio. Se pone una gafas de sol y abre el asiento del copiloto de su auto.

—Después de tí... princesa.

Alexa sonríe y sube al auto. Él se despide de Gusmán. Me mira rápido en silencio y sube a su coche. Arranca y se pierde de nuestra visión.

Yo vuelvo a respirar con tranquilidad. Miro a Gusmán. Suspiro.

—Bueno...menuda pieza.

Gusmán ríe mirando mis ojos.

—¿Quién Vincent? Él es un buen tío. Algo alocado pero es buena gente. Cuando lo conozcas mejor te caerá muy bien créeme.

Niego mirando los ojos de mi novio. 

—No Gusmán, no quiero a ese tío cerca de mí. Ni de tí. Besó a una profesora el primer día de clases Gusmán ¿Quién hace eso? Ese chico está loco. No, no lo quiero cerca de nosotros ¿Está claro?

Gusmán toma mi rostro con sus manos. Me sonríe y besa mis labios. Yo le sonrío de medio lado.

—Tranquila Cari. Yo te amo Luna, jamás haría algo que pudiera lastimarte. Él es sólo un colega, un viejo amigo. La pasé muy bien con él en Italia, es muy divertido. Pero jamás me iría por ahí y te haría daño. Tú... tú me das lo que necesito Luna. Tú...eres la mujer más increíble que jamás haya conocido. Eres buena, inteligente, hermosa, segura de tí misma. Eres toda una dama y...bueno, en la intimidad...eres única Luna. Eres única, realmente lo eres y lo sabes.

Siento un salto en el estómago. 

Bueno Gusmán. Agradece a tu amigo que me enseñó todo lo que sé. Sé que soy una hipócrita por no querer a mi novio cerca de él no por miedo a que él lo incite a hacer algo que ponga en riesgo nuestra relación, sino por miedo a que mi secreto sea descubierto.

Pero igual, mientras más lejos estemos de él...mejor.

Gusmán me lleva a tomar helado y aprovecho y voy de compras. Es algo que hago cuando estoy muy pero muy estresada. Me ayuda mucho. Gusmán me ayuda a escoger unos vestidos y algo de ropa interior sexi. 

Me deja en mi casa. En la Mansión de la Rosa. Es una construcción antigua. En la entrada tiene unos hermosos jardines con rosas rojas. El símbolo de la familia al igual que una enorme fuente con esculturas de la cultura Griega. La Mansión tiene tres pisos. Detrás tiene una enorme terraza con piscina y un campo de golf. Luego... están los cultivos de uvas, bueno uno de nuestros tantos cultivos de uvas. Tenemos también una bodega de vinos. Anualmente hacemos una fiesta. La fiesta del Vino de la Rosa. Es para recaudar fondos.

Mi abuela es una filántropa muy activa, eso lo admiro de ella. Sé que el mundo es injusto. Muchos tienen todo, otros...no tienen nada o casi nada. Pero no es mi culpa ser rica, no me puedo sentir mal por eso. Debo confesar que ayudo mucho a mi abue en sus cosas de filántropa y no por ganarme su simpatía. Sino porque lo disfruto de verdad. Me gusta ayudar a las personas. Veo varios autos en la entrada de la casa. Por lo visto...mis familiares ya están llegando para la cena de esta noche.

Sólo vivimos en la casa mi abuela, mi padre, mi madre y yo. Mis otros familiares viven en otras casas.

Por suerte. No podría vivir con ellos bajo el mismo techo sin volverme loca antes.

Entro al vestíbulo. El mayor domo me recibe. Néstor es cómo parte de la familia. Igual que Agatha, la ama de llaves por así llamarla. Es la encargada de la servidumbre. Me saluda y le entrego mis bolsas de compras. 

Salgo al patio. Veo a mi abue querida tomando unas de sus infusiones naturales sentada en la mesa frente a la piscina en forma de piano. Me acerco en silencio por detrás. Tapo sus ojos con mis manos.

—¿Quién soy?

No puedo ver su rostro. Pero sé que está sonriendo. Suspira.

—Mi más preciado tesoro. La niña de mis ojos. La luna que ilumina la noche más oscura. Mi Luna.

Sonrío. La abrazo con todas mis fuerzas y beso su mejilla. Ella me sonríe.

Mi nombre se debe a que dice mi abue que la noche que nací era muy oscura. Llovía mucho. El parto de mi madre fue muy complejo. Ella estaba bajo peso por su obsesión con su cuerpo. Ella fue modelo en su juventud. Conoció a mi padre y se casaron. Ella vive obsesionada con la belleza. Dice que las mujeres debemos ser hermosas, el resto viene solo. 

Bueno, si lo sé. Mi madre es algo superficial, pero en el fondo es muy buena. En el fondo...muy en el fondo.

Cómo decía. Esa noche era muy oscura. Pero luego nací y por arte de magia la noche se despejó. Las nubes desaparecieron y solo se podía ver en el cielo una enorme luna llena. Mi abuela escogió mi nombre y a mí...me encanta.

Me siento frente a ella y tomo unas galletas caseras de un plato sobre la mesa.

—Vi los autos afuera. Ya están llegando.

Mi abuela abre los ojos. Suspira y toma un sorbo de su infusión.

—Si. Se están acomodando en las habitaciones del tercer piso. Ya tu prima Claudia, tu tía Josephine y tu primo Jonathan están aquí. Sólo falta que llegue tu tío Duarte. Ya sabes cómo es. Nunca puede llegar a tiempo a ninguna reunión, bueno...nunca puede llegar a tiempo a ningún lugar.

Sonrío. Amo a mi tío Duarte, me recuerda a Indiana Jones. Él es un aventurero, un pirata que deja un corazón en cada lugar del mundo que visita. Veo un periódico sobre la mesa. Veo una foto de mi prima Claudia. Leo lo que dice.

Nuestra diseñadora favorita una vez más siendo víctima de sus excesos. Una vez más debe visitar la comisaría por conducir en estado de embriagues¿Quién habrá pagado su fianza esta vez? ¿Ella?¿Su papi? O mejor¿Su abuela?

Trago en seco. Siento una molestia en mi estómago. Trato de ocultar el periódico.

—Ni lo intentes Luna. Ya lo leí.

Miro sus ojos en silencio. Ella suspira. Alza sus cejas.

—Ella...no tiene remedio. Pero me va a escuchar.  No puede seguir así Luna. Un día su vida le pasará factura, no,no lo acepto Luna. Aunque ella no me escuche no me cansaré nunca de hablar con ella. Igual tu tía Josephine. Ella no entiende que a pesar de su trabajo ella no puede descuidar tanto a Jonathan. Ella se larga de viaje y deja solo a tu primo. Y sabes de lo que hablo Luna. Jonathan es un desastre. La última vez tiraron una motocicleta en la piscina del vecino Luna en una de sus tantas fiestas. Sé que tuvo que visitar el doctor porque se contagió de una asquerosa enfermedad de transmisión sexual por unas prostitutas. Por suerte no era tan grave, tenía cura. No Luna, ella debe tener responsabilidad cómo madre que es de Jonathan.

Sé de qué habla mi abue. Yo estaba ahí. Él apostó con uno de sus amigos que no era capaz de manejar su moto último modelo. Se le fue de control a su amigo y terminó en la piscina de sus vecinos luego de romper la valla que separaba los patios de ambas casas y también arruinó el césped. Mi tía se buscó muchos problemas por eso. Con respecto a la enfermedad, por suerte era sólo Clamidia. 

—Y no hablemos de Duarte. Ese hombre tienen casi cuarenta y jamás me ha presentado una mujer formal Luna. Mis hijos...no lo sé, los únicos que no me dan dolores de cabeza son tu padre, la loca de tu madre y...y tú mi niña hermosa.

Ella toca mi rostro sonriendo. Yo sonrío de medio lado mirando sus ojos azules. Yo amo a mi abuelita con todo, todo mi corazón. Jamás haría algo que la decepcionara o dañara su delicada salud.

Suspiro.

—Bueno abue. Me retiro, necesito hacer mis deberes rápido y darme un baño antes de la cena. Gusmán vendrá.

Ella me sonríe. Yo beso su mejilla y entro a la casa.

Veo a mi prima bajando las escaleras imperiales que dan con el vestíbulo de la Mansión. Ella tiene una lata de refrescos en la mano y unas gafas de sol oscuras puestas. Ella es hermosa. Tiene unos treinta y tantos años, es la nieta mayor de mi abue. Es esbelta y tiene el cabello por los hombros con californianas. Sus ojos son verdes. Lleva un vestido largo verde militar y tacones altos.

—Hola prima.

—Shhh. No hables me duele la cabeza.

Me pide sin mirar mis ojos y señalando mi rostro con un dedo. Miro la lata de refresco. Ella toma un trago. Le quito la lata y huelo alcohol. Ella me mira en silencio tras sus gafas de sol. Alza las manos.

—¿Qué quieres Luna? Ya sabes lo que dicen. Para eliminar la resaca...mejor seguir bebiendo.

—Claudia. Quítate las gafas.

Ella me mira en silencio un instante. Abro mis ojos. Ella suspira. Se las quita. Puedo ver sus ojos rojos. Ahora sus ojos verdes resaltan mucho más. Suspiro.

—Prima...por favor. La abuela está preocupada por tí. Al menos haz un esfuerzo y no bebas delante de ella.

—Yo no estoy bebiendo. Estoy tomando refresco.

Ella trata de tomar la lata, yo la aparto. Ella me mira molesta. Se pone una vez más sus gafas de sol. Suspiro una vez más.

—Tengo mucha presión Luna. Ya casi debo mostrar mi colección de invierno y aún no está lista. No es perfecta. Sabes cómo son los críticos. Sabes que tengo mucha competencia. Lo siento, el alcohol es lo único que me calma un poco.

Humedezco mis labios color rosa claro. La miro en silencio, ella sólo mira hacia el frente.

—Mira Claudia. Entiendo que estás muy estresada. Pero porfa haz un esfuerzo esta noche. Sabes que la abuela no nos mandaría a llamar si no fuera importante lo que tiene que decir, así que porfa. No le amargues la noche¿De acuerdo?

Ella suspira. Saca un cigarro de su bolso Prada y lo enciende. Toma una calada y expulsa el humo en silencio mirando hacia el frente.

—Ya le arruiné la noche Luna. De seguro ya leyó el periódico.

Trago en seco. Ella me mira sonriendo. Suspiro. La abrazo. Ella me abraza igual. Trato de subir. Ella toma la lata en mi mano y me la quita. La miro molesta. Ella alza su mano con la lata.

—Salud.

Me dice y se da otro trago. Luego, sólo baja las escaleras. Yo me rindo con mi prima y llego a mi habitación. Hago los deberes y me baño. Me pongo un vestido largo blanco con un escote palabra de honor. Dejo mi cabello suelto y me pongo unos tacones blancos igual. Bajo hasta el lujoso comedor. Veo a mi padre sentado en la cabecera de la mesa junto a mi madre perfectamente maquillada distraída con su móvil, mi padre está hablando con sus socios. Me acerco y los beso a ambos en la mejilla. Me siento junto a mi madre. Ellos no hablan conmigo. Así que yo igual saco mi móvil y veo videos de Youtube. Poco a poco van llegando los miembros de la familia. Gusmán llega y se sienta a mi lado luego de saludar a mis padres y besarme rápido en los labios. Mi abuela llega poco después y se sienta en la otra cabecera de la mesa frente a mi padre. Veo a Claudia que está en mejores condiciones. A mi tía Josephine y a mi primo Jonathan. No veo a mi tío Duarte. Por lo visto...no vendrá. Traen la cena. Estamos en silencio comiendo. Mi padre se aclara la garganta.

—Bien... mamá¿Qué querías decirnos? Tuve que cancelar una reunión muy importante para estar hoy aquí.

Mi madre bufa a su lado.

—Pobre...es un sacrificio para él ser parte de una familia.

Dice por lo bajo, pero sé que papá la escuchó. Él la mira molesto. Suspira, mira una vez más a mi abuelita. Ella no deja de comer tranquila. 

—Nada más llegue Duarte podemos comenzar nuestra conversación familiar Mario, no te apures ni quieras pasar por encima de mí. Aún soy la cabeza de esta familia. 

Dice mi abuela sin apartar los ojos de su plato. Mi padre no dice nada más y sigue comiendo en tranquilidad. Escuchamos un helicóptero afuera.

—Llegó. 

Escucho decir a mi abuela. Al cabo de un tiempo puedo ver a mi atractivo tío Duarte entrar al comedor.

—Buenas noches. Disculpen la demora, estaba atendiendo unos asuntos de vital importancia.

Besa y abraza a mi abuela con todas sus fuerzas. Ella le sonríe y besa su mano. Él se sienta a su lado. Ella suspira y deja de comer. Mira a todos los miembros de la familia.

—Bien...hijos, nietos. Los he reunido aquí para hablar de mi herencia.

Todos la miramos en silencio, sorprendidos. Con los ojos bien abiertos.

—Si, sé que no me queda mucho en esta tierra y quiero dejar mis vienes en buenas manos. Quiero dejarles a mis hijos y mis nietos todo el dinero , negocio y propiedades que mi amado Weinter y yo con mucho sacrificio logramos reunir. Quiero estar segura que cuando me vaya de este mundo mi familia está bien. Y no hablo del dinero y ustedes lo saben.

Nadie dice nada. Nadie mueve un músculo de su rostro.

Esta noche será larga...muy...muy larga.

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