Sebastián regresó a la habitación para acompañar a su hijo, empezó a hablarle mientras el niño permanecía inconsciente, diciéndole —Te amo hijo. Perdóname por haberte castigado sin razón. Perdóname por no saber acercarme a tí y por no poder decirte que estoy muy orgulloso de ti, como no estarlo, con
— ¿Y qué niña servirá de acompañante? —preguntó con curiosidad Taddeo.—Alondra —respondió Anabella. —Madre si ese es un chiste, me parece muy malo. No tolero a esa niña, no quiero ir con ella ni a la esquina —comentó Taddeo. —Hijo, pero yo quiero mucho a Alondra. ¿Puedes hacerlo por mi? Por favor
Cuando llegaron entraron a la casa a Anabella, le dio una mala sensación y dijo —No me gusta ésta casa, ¡No quiero estar aquí!—dijo desesperada—, no, no, no quiero estar aquí—y empezó a llorar y los niños al verla así también se alteraron. Sebastián preocupado la abrazó mientras le decía —Cálmate m
Anabella no se fijó en eso, y enfurecida con sus ojos chispeantes del enojo, levantó su dedo índice mientras lo señalaba y le decía —¡Ni se te ocurra Sebastián Renaldo! porque no sabes de lo que soy capaz. Además no sé quien carrizo es ese Fernando Alonzo—concluyó enojada. —No te enojes, solo estab
Los niños lo miraron intensamente, el primero en hablar fue Camillo—Mami, Papi, ¿Qué están haciendo? —preguntó.—Estábamos dormidos descansando—dijo Anabella nerviosa.—¿Y por qué no están vestidos? —Preguntó Taddeo con curiosidad.Anabella y Sebastián se miraron apenados, hasta que Sebastián respon
Habían contratado los servicios de una organizadora de bodas, para evitar que Anabella se estresara.La relación de Anabella con Alicia había mejorado mucho, pues esta veía que Sebastián la hacía feliz, y eso la tenía contenta, aunque le preocupaba un poco que su hija recuperara la memoria y se enoj
—Tú fuiste quien la besó. Ella te rechazó y si estaban juntos en la cama ese día pero no estaban haciendo nada, sólo la consolabas porque Bella estaba triste por mí. Así que no quieras venir a crear cizaña en nuestra relación, porque nos amamos y confiamos plenamente uno en el otro.—¿En serio? ¿Bel
Pidieron los helados y como esa era la heladería donde venían a comer regularmente, les sirvieron un plato de pepinillos que él empezó a saborear y cerrando los ojos dijo en voz ronca—Wow, después de hacer el amor contigo, comer helado de fresa con pepinillo es lo mejor del mundo. —Es horrible ese