—Qué hombre tan manipulador —manifestó Sophía entre dientes y en voz baja.—¿Cómo amiga? No entendí lo que dijiste —interrogó Anabella.Nick se quedó viendo a Sophía con una mirada de súplica, ella volteó hacia el otro lado para no seguir observándolo. Él habló antes que Sophía pudiera agregar algo
Sebastián lo observaba con ojos entrecerrados y con una mirada intensa le dijo — ¡Bravo!, sigue echándole sal a la herida, pero cuéntame ¿para eso fingiste volver ser mi amigo? para burlarte y regodearte—se levantó de su asiento y cuando iba rumbo a la puerta, Nick lo detuvo.—Claro que no, es sólo
—Yo también te amo. Sabes que lo pensé y si voy a casarme contigo, cuando lo decidas, quiero ser tu esposa—anunció.Él emocionado la bañó de besos mientras le decía—Me haces el hombre más feliz pequeña, te prometo que no vas arrepentirte, seremos la familia más dichosa de todo la tierra.—Quiero bu
Taddeo, se encontraba en su casa, estaba triste por el castigo que le había impuesto su padre, aunque también estaba enojado, le parecía injusto que lo hubiese castigado sin oírlo, cuando no era culpable, no comprendía como se podía ser tan ligero a la hora de tomar decisiones sobre una persona sin
Después de treinta minutos llegaron a la casa, ya había llamado explicando que Anabella iba con ellos, para que su padre preparara a Alicia y a Amine, porque efectivamente Antonia era ella. Apenas entraron al salón principal de la casa estaban Alicia, su padre y Amine, cuando la vieron los tres corr
sebastián sudaba frío cuando la escuchó decir: —¡Lo recordé! Recordé mi infancia, a mi papá nunca lo conocí. Recordé mi embarazo y cuando mis bebés nacieron, me los colocaron para que los conociera, besé a cada uno en su frente, antes de que los metieran en una incubadora, eran muy pequeños y delgad
—Y aún la defiendes después que dijo que iba a ser hasta lo imposible por evitar nuestra boda ¿Cómo puedes defenderla Sebastián? —inerrogó mientras se enfrentaba a él—, eso no es amor, porque si me amará quisiera mi felicidad. —Cálmate amor, tu madre no quiso decir eso, por favor, todos estamos alt
Sebastián le gritó. —Dime ¿Qué quieres? Lo que me pidas te lo doy,—expresó desesperado—, pero por favor por lo que más quiera, te lo suplico, no dañes a mi hijo. Si quieres dinero, casa, yates, cualquier propiedad es tuya a cambio de la vida de mi hijo. —Ja ja ja. Sebastián suplicando. ¡Si! tienes