Dame un beso.

“Cada vez que un nuevo rey se levante, una guerra habrá”. lass despierta y se acomoda en la cama para seguir durmiendo, pero choca con el pecho de Eros y sus ojos se abren de golpe, los de él la observan y tiene una sonrisa ladeada en su rostro, la toma por el mentón.

—¿Te gusta mucho, Amadeo, verdad?— Ella no hace nada pues no iba a forcejear, solo cierra sus ojos.

—¿Ahora no tienes el valor de hablarme?—

—¿Qué voy a decir? No sé a qué vino, pero créeme que no fue por mí, lo juro—

—Lo sé que no fue por ti, Arturo quiere saber si el lobo que destruyó mi pecho proviene de allá o de alguna otra manada, así que vendrán constantes príncipes encantados—

Los ojos de él eran tan sombríos y no entendía por qué se fijaba tanto en sus ojos. Trató de aflojar su agarre porque le dolía la mandíbula y él metió su lengua dentro de su boca, pero ella la mordió generándole un fuerte dolor. Al tratar de bajarse de la cama, él la tomó por uno de sus pies y la jalo hacia él, mirándola con una sonrisa.
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