Ataque siniestro.

Los lobos que custodian el bosque ríen mientras hacen chistes relajados, hace días que el supuesto lobo no ha dado señales, así que ninguno se siente preocupado; Vael siempre se mantenía un paso adelante de ellos, ya que no le gustaba estar rodeado de ellos y a ellos tampoco de él.

Ni Arturo, ni Naím y mucho menos Kevin se encontraban en el lugar, así que fue la coartada perfecta para Eros, pues ya estaba oscureciendo y tenía que hacerse sentir después de mucho tiempo.

Mientras reían, escucharon algo como un grito y se pusieron alerta al escuchar unos pasos rápidos que venían hacia ellos, pero no era lo que pensaban, pues un ciervo había salido del matorral y volvieron a bajar la guardia, así que uno de ellos se detuvo intrigado y habló con calma.

—No les parece extraño que un ciervo aparezca a esta hora de la tar…—

Pero algo lo jalo por una de sus piernas y no dejó que sugiera hablando llevándoselo hasta los límites arrastrado. Los demás querían ir por ayuda, pero escuchaban ramas,
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