Thesion: - Lamento lo que ocurrió con mi madre –susurro en el auto, niega sonriendo. - Lo esperaba, así que tranquilo, no me afecta –me besa suave–, además, nos dio un pretexto para salir antes y poder llevarte a un lugar que te va a encantar –susurra emocionada, la abrazo suave y me dejo llevar. Tras unos minutos llegamos a un edificio enorme, me lleva hacia el ascensor y tras un par de pisos, se detiene en el último, la vista era maravillosa, tira suave de mi mano y me lleva casi hasta la orilla. - La vista es hermosa –susurro mientras me muestra una alfombra en el suelo, estaba rodeada de cojines, alrededor había velas encendidas, era una noche fresca sin viento. La ayudo a sentarse y luego hago lo mismo, la veo estirarse y ofrecerme una de las dos copas que saco de quien sabe dónde, tras eso, me enseña una botella de vino tinto, la descorcha y me sirve una copa. - Compré este edificio para levantar una empresa de marketing, ¿qué te parece? –pregunta tras servir las copas. - S
Enith: Si tuviera que elegir algún o algunos bellos momentos de mi vida, lo definiría así: estar embarazada y dar a luz a Rachele y Enirov, conocer a su padre, Amirov; y conocer a Thesion, la sensación de ser envuelta por sus cálidos brazos me daba tanta paz, una que no había creído volver a tener, me sentía plena en muchos aspectos, no solo cómo mujer, también como ser humano y madre, porque mi pequeña quería a su amigo T y aceptaba mi relación con él, Eni reía mucho con él y se mantenía tranquilo con él, quizás era por esa maravillosa calma que emanaba. Y bueno, qué decir de mamma y la señora Caruso. - Buenos días –susurra tras bostezar, le sonrío, me había despertado hacía diez minutos, mismos que había ocupado para verlo dormir, había sido una noche muy intensa, habíamos parado cerca del amanecer, así que como mucho, habíamos dormido tres horas, sin embargo, me sentía llena de energía. - Buenos días –le sonrío, me alzo y beso sus labios de manera casta–, es hora de irnos, no pie
Enith: Sabía muy bien todo lo que se avecinaba una vez que los reporteros supieran de mi relación con Thesion, habría miles de fotos, titulares y muchas m****as, comenzarían a seguirme y los periódicos y revistas amarillistas hablarían m****a de todo esto, lo que sólo me dejaba un camino, hacer que William se encargara de esos tipos. - No hablo de mi vida privada –es lo que respondo siempre que alguien me pregunta sobre mi relación con el candidato al premio Osler, a pesar de que mi equipo de seguridad los mantiene a raya, suelen gritarme esa pregunta y otra sobre como lo han tomado mis hijos, William tiene que hacer algo ya o acabaré pegándoles. - Señora Bianchi –me llama Clarisse nada más llegar a mi oficina–, el señor Cranston la espera en su oficina, también le dejé algunos contratos para que los revise, y unas cotizaciones de las nuevas casas –asiento mientras recibo mi café, le sonrío agradecida–, por cierto, llegó información para la empresa de telecomunicaciones, las instal
Enith: - Señora Bianchi, un gusto que me permita estar aquí –comienza a decir Phillip, el periodista una vez que las cámaras se encienden–, le agradezco la oportunidad de escuchar lo que esta ocurriendo tras la exposición de dudosa procedencia de aquel material, soy todo oídos –me sonríe intentando calmarme, suspiro y asiento. - Gracias Phillip, la verdad no suelo hablar de mi vida privada, desde Ragusa me ha gustado mantener un perfil bajo, y mi difunto esposo siempre estuvo de acuerdo con ello, aquí no iba a ser la excepción, pero la verdad es que este tipo de situaciones se ha vuelto insostenible, quiero comunicarles que todo lo dicho en aquel vídeo no son más que calumnias orquestadas por mi media hermana, Fiorella Dunne –digo seria intentando tragarme la rabia–, le había pasado muchas cosas porque eran todos ataques a mí, pero cuando hablo de mis hijos, eso es imperdonable para cualquier madre o padre –él asiente de acuerdo–. Sé que esto es de dominio público, la relación que al
Enith: Todo había estado en relativa calma tras la entrevista, o más bien dicho, el comunicado. El juicio iba viento en popa, tenía testigos y pruebas, así que pronto fue sentenciada a dos años en prisión, al periodista le quitaron su licencia para ejercer, además de meses en prisión y una multa de un millón, al fin sentía que podía respirar en paz. - Hola belleza –susurra Thesion mientras me abraza por la espalda–, debo contarte algo –le sonrío y me giro entre sus brazos, acaricio su mejilla. - Soy toda oídos –digo tras besarlo de manera casta. - Me invitaron a dar una conferencia en la universidad de Oxford en una semana, quieren que hable de mi investigación, ¿no es maravilloso? Es una de las cinco mejores universidades en Londres –sonrío como idiota cuando lo veo sonreír con esa emoción. - Eso es maravilloso, te lo has ganado a pulso mi vida –lo beso de nuevo–, así que eso merece una gran celebración –digo con una enorme sonrisa, besa mi cuello, me estremezco y jadeo bajo. -
Thesion: Enith solía llamarme o mandarme mensaje cada cierto tiempo, a veces una, dos o media hora, no me molestaba, entendía su sentir, se había quedado dormida después de llorar, Giulietta me había explicado lo que había pasado, el accidente había destrozado los nervios de Enith y no la culpaba, justo ahora me encontraba en Londres, había tenido que estar sedada al momento en que subí al avión, había insistido en quedarme justo por eso, pero ella me había tranquilizado diciendo que debería ir, insistió tanto que acabe accediendo. Durante esa semana William había estado al pendiente con el asunto de la maleta, las cámaras habían captado a un hombre con una gorra y cuello alto, no se le había logrado ver la cara, así que todo era un misterio, y si bien había estado molesto al inicio, ahora me sentía muy agradecido de aquello, había salvado mi vida y evitado que Enith se volviese loca. Mientras observaba una ponencia, me había dado cuenta de algo importante: la amaba y me amaba, así
Enith: Habíamos hecho una comida para celebrar esta importante noticia, todos estaban felices e incluso, circulaba por la red la declaración, el anillo, que por cierto vi tras unos minutos que bajo la emoción inicial; era un anillo sencillo de oro blanco, en el centro tenía mi gema favorita, un zafiro azul en forma de lágrima rodada de pequeños diamantes, era muy parecido al anillo de la sultana Hürrem de la serie el Sultán, no era tan grande eso sí, era hermoso y lo amaba. - Es muy bonito, ¿yo algún día tendré uno también? –me mira atenta mi pequeña Rach. - Claro que sí mi amor, el más bello –beso su cabeza, ella asiente y va donde Thesion, la levanta. Ellos habían hablado, él le había dicho que no tenía problema en ser llamado amigo T, Thesion o cualquier nombre que le fuera cómodo, ella había preguntado si estaba bien llamarlo papá Thesion, incluso había hablado con Adley para preguntarle, pude ver la emoción en los ojos de Thesion, él le había dicho que sería un honor ser padre
Thesion: Había intentando por todos los medios ponerme en contacto con ella, no respondía mis llamadas, mensajes ni me recibía cuando iba, sabía que no sería sencillo, pero no habría creído que fuese así de difícil. - No deberías aferrarte a eso, ella ya tomó una decisión, deberías hacer lo mismo –Leian aprieta suave mi mano, la aparto molesto. - ¿De verdad? –digo con brusquedad–, no te correspondía decirle aquello y hacerlo ver como lo peor no ir, ¿crees que eso me hará quererte o que por arte de magia los planes que has hecho con mi madre se harán realidad? Pues no Leian, porque no te amo, no te veo de esa manera, y aunque ella no quisiera verme jamás, eso no va a cambiar que la amo, así que déjame en paz, por una vez haz algo bueno y deja de joderme –digo frío, me alejo de ella, estaba tan harto de escucharlas, porque mi madre era otra que no entendía lo mucho que me dolía esta situación. Mi único consuelo era que no me había devuelto el anillo, bien podría enviármelo con alguie