—Solo vine porque Mike me dijo que lo hiciera.—¡Ay! Me parece bien, pero también sé que viniste porque quisiste y porque se lo dijiste, de lo contrario no hubieras venido, querida, porque solo te dije a ti sobre la cena.—Esto me huele a estratagema, Lucia. ¿Qué estas planeando?—No estoy planeando nada, Mike. Solo quiero platicar y compartir una cena exquisita, la verdad que me esforcé mucho.—¿Cocinaste?Mike arrastró a la mujer dentro de la casa rápidamente mientras caminaba hacia la mesa que estaba adornada con platos exquisitos por todos lados.—¿Ella preparó todo esto? ¿Eres un chef profesional de cinco estrellas? —murmuró la chica al oído de Mike quien estaba petrificando viendo todo lo estaba servido.—No, pero si se me da muy bien la cocina…—No sabía que eras tan buena Lucia, me ayudaste esa vez con eso, pero veo que la cocina te quiere.—O quizás yo la quiero a ella, quien sabe cuál de las dos será.—Quizás las dos… ¿Qué tanto preparaste? —pregunto tomando asiento de buena
—También quiero disculparme por venir a molestarlos, no quería hacerlo, solo confió plenamente en Mike y quería pedirle que me ayudara a desaparecer para que Alexander no me encontrara nunca más.—¡No se diga más, ya tienes lo justo y necesario para que no te encuentre!—Creo que lo ves de otra forma, pero pareces muy convencida así que te hare caso.—A mi aun no me termina de convencer…—¿Por qué? El plan es perfecto, solo tienes que apegarte a él y todo resultara perfectamente bien —lo animo Carmen pero a Mike no acababa de convencerle sus palabras.—Cuéntame todo sobre tu plan y tal vez me anime a participar. Porque cariño, te recuerdo que sin mí no puedes avanzar en ese feliz plan que te traes entre manos.Carmen dejó escapar un suspiro de fastidio, echó la cabeza hacia atrás y comentó todo el plan de principio a fin, que al final parecía más que estudiado. Esta mujer era un demonio vestida de ángel, su cabello rubio y lacio la hacía lucir como el ángel mismo, hasta la forma en qu
La llamada de Alexander entró cuando apenas entré en la habitación. El bebé dormía cómodamente mientras las ojeras llegaban a mis pómulos, mis ojos hinchados y cansados solo decían que ser madre era un trabajo duro. Especialmente cuando se trataba de poner a dormir al pequeño, que se estaba convirtiendo cada vez más en una batalla campal.Finalmente silencié el celular y a la cuarta llamada respondí de mala gana, pero ahí empezó el primer asalto.—¿Hola? —¡Lucia! ¿¡Dónde demonios estas metida!? —Por ahí… ¿y tú dónde estás? —¿Qué quieres decir con dónde estoy, Lucia? Llevas dos días desaparecida con mi hijo, no contestas mis llamadas ni mis mensajes y me estás preguntando ¿Te volviste loca?—Estoy totalmente lucida o al menos lo que debería para una persona a la que despiertas a las 3:00 AM, creo estar bastante normal para estar en esta situación, Alexander. —Tienes razón, lo siento Lucía. Estaba muy preocupado, te fuiste, te llevaste a nuestro hijo cuando me dijiste que hab
Decidida —Quisiera saber que pasa por la cabeza de Alexander. Pequeños ronquidos se escucharon alrededor de la habitación después de esas palabras que eran casi un murmullo, dirigiendo mi mirada hacia quien las estaba diciendo hace un instante, seguido de hacerme sonreír.—Eres todo un caso serio Mike Fiore.—¡Y sí que lo es! ¿Qué hacen aquí ustedes dos? —¡Carmen, bienvenida a la manada! Solo mira por ti misma lo que está en medio de los dos. —¿No puede dormir otra vez? Debe ser cierto lo que me contaba Mike sobre aquellas noches que dormía junto a ti por él.Carmen caminó hasta el borde de la cama y se sentó allí para mirar toda la escena frente a las dos. Soltó una risa ahogada y se llevó una mano a la boca, parecía que muchas más se salían aparte de esa risa y quería evitarlas a toda costa.—¿Verdad que es lo más lindo y gracioso que se puede ver en la vida? —Parecen dos tontos durmiendo… sueltan baba por todos lados y roncan como tractores obstruidos. —Al principio
Carmen me ayudó a maquillarme con todo su estilo. Tendía a ser escandaloso, atractivo y bastante llamativo. La elección de sus colores hacía resaltar sus ojos y eso me encantaba, por alguna razón esa mujer podía hacer tu mirada atractiva sin llamar demasiado la atención.—¡Dios mío Carmen, tienes un don!—¡Ya lo sé! —me respondió ella en tono sarcástico y muy modesto al mismo tiempo que se reía sin parar—. Soy simplemente magnifica con el maquillaje, y además de eso, tengo lista tu ropa para la cena de esta noche.—¿La cena de esta noche?—Van a cenar juntos a un restaurante donde hice una reserva, recuerda que soy la "maid" de ambos y por ambos me refiero a Mike y a ti.—¿Estás diciendo que Mike y yo vamos a cenar o Alexander y yo vamos a cenar?—Alexander y tú, te aseguro que si fueras con Mike te vas a morir viendo a Alexander en el suelo dándole un infarto o algo parecido.—Comprendo, ¿y luego qué?—Sabes cómo conducir un coche, ¿verdad? Me pareció ver el coche de ese tipo en la e
Entrecerré los ojos y me le quede viendo fijamente. Alexander aparto la mirada, rasco su nuca y carraspeo la garganta con un ligero sonrojo en sus mejillas.Fue entonces cuando sentí que el corazón me dolió profundamente. La mire a ella y luego a él, fijándome así en que perdí muchos años de mi vida en un hombre que pensé amar y que solo veía otras mujeres pero jamás a mí.Levante la mirada al techo, respire pesadamente y negué para sacarme los malos pensamientos e involuntariamente mi cuerpo se movió hacia la puerta en donde pase de Alexander quien me veía preocupado.Escuche sus pasos detrás de mí y luego sentí su mano tomarme fuerte de la muñeca al mismo tiempo que su otra mano se aferraba a mi cintura y su boca me dejaba sin aire ante aquel beso intenso que me robo.Cuando ya no pudimos contener la respiración, él habló primero, lo que me sorprendió mucho.—Tengo algo muy importante que quiero decirte, Lucía, y también quiero explicarte lo que pasó ese día.—Alexander, yo… de verd
Pegue el grito al cielo en cuando escuché a aquella chica leer lo que decía la nota, exactamente como la había leído.—Esto no puede ser cierto —susurré bajito provocando una risa en Alexander que a aquella mujer la enamoro inmediatamente. No podía estar hablando en serio, esto no podía pasarme a mí, ¿En verdad cuánta mujer lo veía se le caían las bragas?—. Carmen tendrá serios problemas, muy serios problemas.—¿Por habernos traído al mismo hotel en el que estuviste pegada todo el rato a Manuel? Creó que estás exagerando un poco, ¿No te parece? Solo debe ser una casualidad.—Dudo que sea una casualidad.—Si es realmente una sirvienta, no debería de preocuparte Lucia. En especial porqué las sirvientas no tienen tantos contactos como para investigarlo tú vida privada —dijo Alexander con seriedad—. Y más aun sabiendo que ese tipo de investigador es altamente costoso.Medio abrí la boca y caí inmediatamente en cuenta del show que estaba montando. Se suponía que Carmen era una sirvienta qu
—¿Pasa algo que yo no sepa? —Susurró en mi oído erizándome la piel del cuerpo—. Se me quedan viendo como si fuera un mono de circo —añadió.Alexander siempre se había sentido disgustado cuando la gente lo veía como si fuera una especie de bicho raro, pero que lo hicieran dos ancianos a los que apenas veía, ya le parecía muy extraño y algo agobiante.—¿¡Ahora porque te estás riendo tú!? ¿Tengo monos en la cara? —Reclamó enojado.—¡No, no, tranquilízate! Anda y siéntate, falta el postre y realmente quiero que lo traigan.—Sí, yo sé que eres una piraña para el dulce.—¡Exactamente! Así que, por favor, apresura al chico con nuestra orden —insistí—. Ya nos comimos el resto y lo postres nada que llegan.Y sin dejar que acabará de quejarme, apareció el chico con las bandejas en sus manos, me dio una mirada matadora.No le dije ni una palabra, en cambio Alexander le agradeció por su servicio, le pidió la cuenta para pagar y su tarjeta, y le obsequio una propina.El chico sonrió y agradeció po