SebastianEl doctor abre la puerta y me invita a pasar. Cruzo la entrada y desplazo mi mirada por la habitación hasta chocar con la imagen de Claudia sentada en un sillón de cuero, con los dedos entrelazados y la mirada anclada en ellos. Su cabello dorado cubre su rostro, cayendo libre sobre sus hombros. Fue cortado recientemente, ha sido perfectamente cuidado durante todos estos años, y luce brillante y saludable.—¡Sebastian! —grita con emoción cuando sus preciosos ojos esmeralda se alzan hacia mí, atisbando mi presencia, y se levanta del sillón para alcanzarme con un potente abrazo.—Hola, corazón —murmuro en el costado de su cabeza mientras sostengo su delgado cuerpo contra el mío, rodeando su cintura con mis brazos. Ella perdió mucho peso a través de los años. Era muy difícil alimentarla la mayoría del tiempo y su cuerpo sufrió las consecuencias.—Llévame contigo, Sebastian. Quiero irme de aquí —suplica entre sollozos y temblores inestables.Mi corazón se desmorona y se llena de
ClaudiaÉl cambió. Ya no me mira con el intenso amor que antes destellaba en sus ojos. Y no lo culpo. Me ausenté por muchos años, estuvo solo cuando nuestra bebé falleció, tuvo que criar a Serena por su cuenta mientras yo estaba hundida en un hoyo oscuro, y todo eso lo empujó lejos de mí. He intentado ignorarlo, me he dicho que debo darle tiempo para retomar el ritmo de nuestro matrimonio, pero su infelicidad silenciosa grita fuerte. Él está aquí, justo frente a mí, y lo siento a miles de kilómetros. A un lado, se encuentra Serena, mi dulce niña de ojos verdes y cabello dorado. Hay una tristeza en sus ojos que pretende ocultar pero que es visible para mí. Es mi hija, la tuve en el vientre, la conozco. Sé que sufrió, que mi ausencia marcó su corazón, y me duele saber que la herí de esa forma. Mi psiquiatra dice que no me culpe, que era imposible para mí controlar lo que pasó hace cinco años, pero el sentimiento está ahí, nadando en mi pecho. Mi niña creció sin una madre, perdió a su he
Sebastian Capítulo 105 Sebastian Claudia se encuentra demasiado inestable emocionalmente, me preocupa que tenga una recaída. Tengo que luchar más fuerte por hacerla sentir amada, borrar sus dudas y sus miedos. Estoy haciendo mi mejor intento, pero no parece bastar. Tengo que luchar más fuerte, tengo que recordar ese amor que sentí un día por ella y que me consumía completo. La beso con pasión y la desnudo poco a poco con suaves caricias. Le haré el amor como me lo ha pedido, la haré sentir preciosa, deseada, querida… le daré lo que necesita, aunque por dentro me sienta morir porque mis besos y mi pasión son solo de la morena que se adueñó por completo de mi alma y corazón. —Te amo, Sebastian —pronuncia Claudia con la mirada pletórica mientras me muevo sobre ella. —Te amo, corazón —recito sin que lo sienta realmente. No creo que pueda amarla como lo hice antes, no después de Keira. Pero si tengo que fingir que lo hago para que esté bien, lo haré. Luego de hacerle el amor a mi es
SebastianSus manos me acarician con movimientos estimulantes. Ha pasado un tiempo desde la última vez que tuvimos sexo. Claudia recuerda muy bien lo que debe hacer para excitarme, pero se sigue sintiendo incorrecto. Soy un farsante, le doy lo que ella cree que es suyo cuando ya no le pertenece.—Despierta, corazón —susurra en mi oído antes de lamer el lóbulo de mi oreja. Me tenso. No quiero que pase, no quiero sentirme como basura al tener sexo con la mujer que un día amé con locura.—Claudia, espera —murmuro cuando sus labios han comenzado a descender por mi pecho desnudo.—No me rechaces, Sebastian. —La tristeza en su voz golpea mi pecho. No quiero herirla, mierda que no. Por eso no digo nada, solo la dejo seguir adelante.Su lengua marca mi piel con lamidas húmedas hasta encontrar mi firme virilidad. Cierro los ojos y trato de concentrarme en ella, en lo bien que se siente su boca succionando, en lo correcto que es que sea mi esposa haciendo esto y no la mujer que deseo con fervor
Capítulo 10Sebastian No veo la hora de reencontrarme con Keira, la última vez que tuve noticias de ella, su hermana me dijo que estaba viviendo en su apartamento en New York, pero fue todo lo que conseguí que me diera, le había prometido a Keira que cortaría toda comunicación conmigo cuando descubrió que nos escribíamos. Lo entendí y, desde entonces, no me he comunicado con ella.Mientras viajo en el avión con destino a la Gran Manzana, recito en mi mente el discurso que le diré cuando la vea, pero estoy muy seguro de que olvidaré todo en el mismo segundo que la tenga de frente. Su recuerdo me ha torturado por meses y, hasta hace unas semanas, pensé que nunca tendríamos una nueva oportunidad. Espero que me acepte y que aún me ame, de otro modo, estaré condenado.El vuelo se me hizo eterno, pero al fin he llegado y estoy en camino al edificio de apartamentos donde reside Keira. Contraté un chófer para que me llevara porque sabía que estaría demasiado ansioso para concentrarme en con
Capítulo 109KeiraEscucho un portazo y salgo de la habitación para preguntarle a Destin qué ha pasado. Él mi compañero de piso desde hace unas semanas, lo conocí en la escuela de teatro e hicimos amistad enseguida.—Ay, no te imaginas. El alemán está en el pasillo, Keira, y no sabes la cara que puso cuando le dejé pensar que tenemos una relación —me cuenta Destin, emocionado. Y mi corazón de inmediato se acelera. No sé a qué ha venido ni con qué intención, solo sé que me muero de ganas de verlo.—¿Estás seguro de que es él? —le pregunto abriendo mucho los ojos. Le mostré fotos de Sebastian después de contarle nuestra historia en una de esas noches de desvelo y despecho en las que sentía que iba a enloquecer.—Obvio, ese hombre es inconfundible. Es todo un bombón, ya entiendo por qué estás tan loca por él —menciona exagerando un gesto. En ese momento, Sebastian golpea la puerta y preparo mi mejor para de poker antes de abrirle. Debe estar muerto de celos por lo que Destin le hizo pensa
Capítulo 110 Keira Suspiro hondo y me preparo para confesarle a Sebastian el que secreto que le he estado ocultando. Él me mira expectante y mis nervios se disparan. Me toma un momento estar lista para decírselo. Suspiro hondo y me repito como un mantra «solo dilo». —Sebastian… Tendremos un bebé —confieso hablando entre susurros, la emoción me ha robado la voz. Sus ojos se abren como dos luceros y su mirada se dispara a mi vientre. Aún no se nota, es muy pronto, pero está ahí, creciendo sano y fuerte. Cuando me enteré, lloré de dicha porque no estaría sola y porque tendría a alguien conmigo que siempre me recordaría el amor que compartimos.—Estás embarazada —pronuncia con los ojos brillosos—. Nena, vas a darme un hijo —dice viniendo sobre mí y besándome toda la cara como un loco. Está tan feliz como yo cuando lo supe. Un hijo es una bendición que debemos agradecer—. ¿Ibas a decírmelo o pensabas tenerlo sola? —me pregunta cuando la noticia se asienta en su cabeza.Me mojo los lab
Capítulo 111 Keira Hoy es mi boda con Sebastian y no me cabe la felicidad en el pecho. Solo necesitamos quince días para planearlo todo, contraté una planeadora de bodas, lo que hizo todo más fácil. Elegir el vestido fue lo que me tomó más tiempo, aunque no tanto como a Jess. Sebastian estuvo una semana conmigo en New York y asistimos juntos a la consulta obstétrica donde descubrimos que tendríamos una niña. Lloré de la emoción, aunque lo hubiera hecho de tratarse de un niño porque lo amaría igual. Estuvimos hablando de cómo la llamaríamos, pero aún no decidimos nada. despedirnos no fue fácil, ninguno quería separarse del otro, peor yo no podía irme con él y Sebastian tenía que ir a Alemania a atender asuntos de la empresa y a ver a su hija. Han pasado ocho días desde que se fue y lo extraño mucho, a pesar de que hemos hablado todos los días por videollamada. Pero no es igual vernos por una pantalla que estar juntos, donde entran en juego todos los sentidos. Estoy contando los minut