-Lo siento, pero no puedo darles esa información- exclamó la empleada administrativa que estaba atendiendo a Emilia y a Adrian en las oficinas de familia y adopciones.-¿Cómo qué no? ¡Necesitamos saber si nuestra niña se encuentra en buenas manos! ¡No nos deja tranquilos si no nos dice a donde la llevaron!- exclamó Adrian, que ya había perdido la paciencia hace mucho tiempo.-Señor, le pido que por favor se calme- exclamó la mujer.“Si alguien más me pide que me calme voy a gritar” Pensó a sus adentros.Apretó con fuerza las muelas y se aferró a su pantalón casi rompiéndolo, tratando de contener sus ganas de romper todo el establecimiento con todos esos inoperantes dentro.-Disculpe señorita, pero estamos desesperados- comenzó a decir la azabache, hablando por Adrian- Si no nos puede decir donde está la niña, por lo menos díganos qué podemos hacer para recuperarla.- suplicó.La mujer miró con lástima a la pareja. Ante sus ojos parecían unos padres normales, que realmente amaban a la n
-Señor Johnson- Exclamó su asustadiza secretaria.-¿Qué quieres?- preguntó con fastidio el CEO.Desde que le había ganado el juicio a su enemigo no se había sentido bien, lo cual era ridículo, porque debería estar regocijándose por su éxito. Pero Emilia, quien brillaba por su ausencia, era quien le estaba impidiendo ser feliz y darle el último golpe bajo a Sinclair.-Está en la línea la representante de la revista magazine- exclamó la mujer.A Daniel le brillaron los ojos de la codicia, y sonrió ampliamente.-Pásala a mi teléfono- exclamó.-Sí señor- respondió la mujer cerrando la puerta.Su interno sonó y antes de levantar el tubo del teléfono se aclaró la garganta.-Vaya vaya, pero si es mi persona favorita- exclamó contra el micrófono con voz seductora.-Daniel Johnson, mi hombre de negocios favorito- exclamó la mujer del otro lado, haciendo reír al CEO.-¿A qué se debe esta agradable llamada querida?- preguntó relamiéndose los labios, sabiendo que esa mujer le traía mucho dinero c
Adrian irrumpió en el edificio que alguna vez había sido de su familia sin siquiera presentarse en recepción, sería en vano, Johnson diría que no se encuentra en el edificio, prefería atraparlo desprevenido, como aquella vez que le había dado ese lindo golpazo.Sus antiguos empleados lo miraron espantados como si fuera un muerto que había resucitado a cobrar venganza.-¡Señor Sinclair!- exclamó la recepcionista saliendo de su escritorio y corriendo detrás de Adrian- ¡Señor, por favor! ¡No puede pasar sin una cita previa!- sollozó la mujer, quien odiaba decirle eso a su amado ex CEO, pero eran las reglas del nuevo CEO.“Adrian Sinclair tiene prohibida la entrada”-Lo siento cariño, pero es la única forma de que ese hombre me reciba- sentenció entrando al ascensor.Todos se asomaron por las puertas aún abiertas del ascensor, mirando con sus bocas abiertas y ojos grandes a Adrian Sinclair, podían ver en sus ojos verdes al mismísimo Diablo, y nadie lo admitiría en voz alta, pero todos des
-Déjame ayudarte- exclamó la azabache a su amado, mientras lo ayudaba a recostarse en la cama.Habían pasado tres días desde la golpiza que le habían dado los matones de Daniel, y la clínica le había dado finalmente el alta, ya estaba fuera de peligro, aunque aún las heridas eran visibles.Para Adrian esos tres días internado fueron un martirio, y no por el dolor de los golpes en todo su cuerpo, sino porque no podía hacer nada por recuperar a Emma, desperdiciando cada segundo que podría haber estado haciendo algo por la pequeña.El ex CEO se recostó en unas mullidas almohadas y se dejó abrigar por Emilia, quien no se había alejado de su lado ni un segundo, siendo su ángel guardián personal, curando sus heridas, cocinando para él y velando su sueño.Adrian estaba maravillado por esa mujer, que lo cuidaba como su madre nunca lo había hecho, pero a la vez se sentía culpable, se sentía un estorbo.Él debería ser quien cuidara de Emilia.Su amada se acercó a su rostro, quitando las vendas
-¿En serio no es molestia?- exclamó Emilia a una de las niñeras que había contratado en la guardería.-¡Para nada! Tú has hecho mucho por mí, es lo que menos puedo hacer por ti.- respondió la mujer.-Es que tu horario es hasta las seis, no quiero quitarte más de tu tiempo, prometo pagártelo como horas extras.-¡No puedo aceptarlo!- gritó la mujer- Emilia, tú me has dado trabajo en mi momento más difícil, cuidar a tu niño tan solo unas horas no es nada comparado con lo agradecida que estoy- exclamó emocionada- así que vete, tómate tu tiempo que no tengo ningún problema en quedarme hasta tarde. Emilia sonrió agradecida y salió de allí, no sin antes abrazar a su pequeño.-Pórtate bien ¿Si? Mami y Adrian vuelven en unas horas.Emilia entró al coche en marcha de su amado, quien estaba esperando para iniciar viaje hacia el nuevo hogar de Emma para una rápida visita.-¿Todo bien?- le preguntó el ex CEO como de costumbre.-Sí, solo espero que todo esté bien mientras nos vamos- exclamó un po
Daniel entró a la guardería y observó el lugar, al ver tantos colores chillones en las paredes, en las mesas y en todas partes como si un arcoíris hubiese explotado allí dentro, le dio nauseas.-Que mal gusto- murmuró por lo bajo.-Disculpe pero ya cerramos- exclamó la joven niñera, observando al hombre que había entrado a la guardería como si fuera un local de comida.La joven empleada estaba más que segura de que había puesto el cartel de “Cerrado” en la puerta.Daniel se giró hacia ella, clavándole sus ojos felinos, haciendo que la mujer no pudiera mantener la mirada.-Vengo a ver a mi hijo- exclamó tranquilamente, mirando por sobre el hombro de la mujer.Detrás de la puerta entreabierta se veía la cabecita de su niño que al escuchar la voz de su progenitor se estremeció.-Lo siento señor, pero se debe haber equivocado de guardería, ya no hay niños aquí- exclamó la mujer, comenzando a pensar si debería llamar a la policía por el hombre sospechoso que había entrado siento que ella e
Emilia y Adrian esperaron nerviosos a que sea su turno en las oficinas de asistencia social.La azabache no quiso decir nada, pero notó que Adrian estaba muy nervioso y muy preocupado por dar una buena imagen.Esa mañana se había puesto su mejor traje con corbata, se había dejado el cabello prolijo y el rostro afeitado, era todo un hombre serio y de negocios.Emilia no pudo evitar poner una expresión de tristeza al verlo cambiar su personalidad y su aspecto para que no lo juzguen y lo tilden de problemático, ese no era él.“La gente no tiene idea de lo gran persona que es, un traje no significa nada” Pensó a sus adentros.-¡Adrian Sinclair!- exclamó una mujer mayor, haciendo que ambos se levantaron de golpe de su asiento y caminaran hacia el cubículo.-Buenos días señora- exclamó nervioso pero caballeroso el ex CEO.Ambos se sentaron en los asientos, expectantes. -Adrian Sinclair….- suspiró la mujer, al ver al hombre trajeado que tenía delante- Tanto tiempo, eras solo un niño delgad
Daniel se encontraba en una reunión de negocios con unos importantes empresarios chinos que harían que su empresa se extienda más allá del continente, era una propuesta única que implicaba millones de dólares, que lo harían aún más asquerosamente rico.“Parece que ya no importa no tener a mi familia, las cosas están resultando bien después de todo, no necesito a nadie” Se dijo regocijándose a sus adentros de sus éxitos.-Señor, el contrato- exclamó su secretaria, extendiéndole el papel.-Gracias cariño- exclamó amablemente el CEO, que siempre, delante de personas ajenas a su empresa, trataba bien a sus empleados, como el jefe soñado.-Puedes retirarte y tómate un descanso.- dijo guiñandole el ojo.-Sí señor- respondió la joven, sabiendo que no tomaría ese descanso, porque si no su jefe le gritaría que es una holgazana.Daniel miró el jugoso contrato, leyendo una vez más el monto exorbitante con el cual cerraría contrato con esos hombres.-Aquí tienen, todo lo hablado está detallado aqu