Adrian tomó el cartel de “Se vende” y lo arrancó con fuerza de la reja, tirándolo contra el suelo y pisoteándolo hasta hacerlo pedazos.No podía desquitarse con Daniel en ese momento, pero necesitaba sacar esa bronca de alguna forma imaginando el rostro de ese monstruo debajo de su pie.Trepó la reja de la mansión como un animal hambriento y cayó hacia el otro lado, sin demorar un segundo más, corrió con los pulmones ardiendo el largo camino ondulado hasta la entrada de la casa, irrumpiendo de una fuerte patada que partió el cerrojo.Había tenido la esperanza de que el cartel fuera solo una distracción y que realmente su familia estuviera allí, pero se sintió un iluso al creer que Johnson fuera tan idiota, lo parecía, pero era mucho más listo que eso.Apenas atravesó el umbral de la puerta, un frío helado abrazó su cuerpo y el silencio lo abrumó, allí no había nadie, y aunque revisó todos y cada uno de los rincones de la casa, no encontró a otro ser humano más que él y su dolor.Agota
Emilia no tenía idea de cuántas horas habían pasado sobre el coche, ya había perdido el caso tratar de memorizar el recorrido, hace rato que solo veía campo y más campo, sin ninguna referencia de nada más que llano a los costados y la oscuridad del camino sin faroles.Emilia se giró hacia Daniel con una mirada llena de odio. El hombre la miró de reojo con sus esferas negras intimidantes al sentir la mirada cargada de ira de la joven en él.-Me odias, lo sé- respondió con tranquilidad el CEO, pudiendo leer a la perfección los ojos de su ex esposa- Pero tranquila, con el tiempo vas a volver a amarme.- dijo con seguridad. A esa altura del partido Emilia sabía que ya no tenía sentido gritar o llorar y solo se rió con ironía burlándose de su errada percepción de la realidad.-Ni muerta voy a amarte- exclamó cruzándose de brazos, haciendo reír al hombre.-Eso lo veremos, sabes lo persistente que puedo llegar a ser- exclamó sin titubear.-No soy un negocio o un contrato que quieres cerrar,
-Adrian te llamabas… ¿No es cierto?- exclamó el hombre, alcanzándole un vaso de whisky--Sí señor- respondió Adrian, tomando un sorbo largo del trago- Gracias, realmente lo necesitaba- exclamó inclinándose hacia atrás en el sillón.-No te ves bien muchacho, ¿Es por lo que te dije de Alicia?- exclamó preocupado.Adrian negó con la cabeza y luego miró al hombre.-Sí y no… pasaron muchas cosas en este poco tiempo- sonrió cansado. –Me encontré con Valentina, digo Alicia- exclamó agarrándose la cabeza.El hombre se levantó del asiento de golpe.-¿Dónde está? Dime que sabes dónde está y qué le dijiste que viniera a casa- exclamó desesperado.Adrian se sintió mal por el hombre, pero la ira que tenía hacia la pelirroja era más fuerte.-Le dije que la mataría si se volvía a acercar a mi familia- sentenció tomando otro sorbo del vaso.Pero inesperadamente el vaso fue sacudido de su mano, cayendo contra el suelo y derramando la bebida en su camisa que fue agarrada con fuerza por el hombre que lo
-Tranquilo mi niño, ya va mami- exclamó débilmente la azabache.Su niño no dejaba de llorar en el asiento trasero.Emilia se volteó hacia el frente y con las manos temblorosas y el mareo por el golpe de cabeza, trató varias veces de quitarse el cinturón de seguridad que la tenía prisionera pero que también le había salvado la vida.Finalmente, se lo pudo quitar, luego abrió la puerta dejando caer pedazos de vidrio al pasto por la ventana roa y su cuerpo cayó contra el suelo en cuatro patas, sintiendo que todo le daba vueltas, sintió el dolor por los pedazos de cristal hundirse en sus palmas pero no pudo gritar porque apenas podía mantenerse consiente, lo único que le permitía estar aún despierta era el llanto de su niño.Se arrastró a duras penas hacia la puerta trasera y la abrió completamente, cayendo hacia atrás.Levantó su mirada y vio a su niño llorando y se estiró metiéndose en el asiento trasero.-Shhh, tranquilo Noah, mami está aquí- susurró mientras que con sus manos heridas
El padre de las gemelas se encontraba solo en su casa, hace un rato que su yerno se había ido como un rayo de allí, dispuesto a buscar a su hija por cielo y tierra.Cuando estaba tomando su abrigo y sus cosas para ir a gritarles en la cara a los inoperantes de la fuerza policial por no haber movido un dedo por su hija y su nieto, el hombre escuchó que tocaban nuevamente a la puerta.Una pizca de esperanza lo invadió, quizás era Adrian, avisándole que abortara la búsqueda porque su hija ya había aparecido.Se apresuró a abrir la puerta sin siquiera espiar primero a ver quién era, y cuando la abrió no se encontró al joven, sino a su hija, pero no a la secuestrada, sino a la que se había ido por voluntad propia.Delante de él estaba la pelirroja con una expresión lastimera en su rostro.-Alicia- exclamó el hombre.-Hola papá- dijo la joven con un tono carente de emoción, como siempre había sido la chica.-¿Puedo pasar?-S-si, claro…- respondió el hombre haciéndose a un lado y conteniendo
Emilia recuperó poco a poco la compostura, primero pisó con un pie luego con el otro y se levantó a duras penas sosteniéndose las rodillas. La cabeza la estaba matando y sabía que dormir no sería una buena idea, temía no volver a despertarse.Espió una vez más a su niño y para su alivio, aún estaba durmiendo.Luego dirigió su mirada a través de la ventana y observó a lo lejos al coche. “Tengo que tomar mi teléfono” Pensó a sus adentros.De repente un fuerte trueno estalló sobre la casa asustandola, luego de eso explotó la lluvia golpeando con fuerza sobre el techo.-¡Mierda!- gritó desesperada al darse cuenta de que el móvil podría dañarse con el agua.Abrió la puerta de par en par, una fuerte tormenta estaba mojando todo el campo.Salió al pórtico con cuidado y bajó los escalones de manera, pero el agua ya los había humedecido y su equilibrio no era el mejor en ese momento, cayendo de bruces contra el suelo embarrado.Su cara se hundió en el barro y la sacó rápidamente respirando a
Adrian no tenía idea desde hace cuántas horas no dormía, pero no le importó, se tomó más de cinco tazas de café durante toda la noche además de energizantes, se tenía que mantener despierto y atento. No podía caer dormido contra el volante.Había recorrido toda la ciudad, todos los estacionamientos, todas las calles, buscando el coche de Daniel, porque sentía que era su única pista.No había dejado de llamar a su amada sin éxito.“Sin tan solo el teléfono estuviera encendido, podría rastrearlo” Pensó derrotado.Por suerte su suegro iba a hacer entrar en razón a la policía y de esa forma podrían revisar las cámaras de seguridad y ubicar el camino que había hecho Daniel con el coche.-Se está perdiendo mucho tiempo- gruñó apretando con fuerza el volante.No podía dejar la investigación solo en manos de la policía, solían ser lentos.De repente su teléfono sonó haciéndolo sobresaltar en su asiento.Con las manos temblorosas lo sacó de su bolsillo y se le resbaló de las manos cayendo al s
-¡¿Qué mierda Emilia?!- exclamó Daniel, moviéndose con fuerza sobre la silla, tratando de zafarse de las ataduras que lo mantenían como prisionera de la azabache.La mujer lo miró desde arriba con una expresión dura, sin decir nada, solo mostrándose poderosa y que ella tenía el control de la situación.Daniel se sintió ofendido por esa mirada de superioridad que le estaba enviando su ex esposa. Nadie jamás se había atrevido a mirarlo de esa forma, era él quien miraba a los demás con esa expresión.“¿Quién se cree que es?” Exclamó furioso a sus adentros.-Desátame maldita perra, o te juro que esta me la vas a pagar- gruñó el hombre.-Cuidado con tus palabras, que si no te voy a tener que cerrar esa bocota insoportable que tienes- le advirtió.Daniel se rió nervioso, mirándola fijamente como si estuviera desquiciado, fuera de sí.Emilia finalmente podía ver en su totalidad el alma oscura de su ex esposo que se estaba reflejando en sus ojos negros cargados de ira y de odio a quien era la