cap 2

Bianca.

Después de viajar unas horas, salir de Chicago y aventarnos en el bosque comienzo a ver índices de vida como algunas casas de madera, tiendas, incluso veo una casa bastante grande que casi parece una mansión, el auto se detiene frente a una cabaña de madera en la cual hay dos personas de la tercera edad de cabellos canosos y con los ojos del mismo color que yo, me bajo del auto y la primera que se me acerca es la señora que me mira con una sonrisa y me toma por sorpresa cuando me abraza fuertemente.

-lo siento mucho Bianca.

La señora se separa de mi pero no me suelta los brazos.

-soy tu abuela, me llamo Luisa pero tu solo dime nana o abuela o como tu quieras.

-Luisa suelta a la niña que se ve incomoda.

Por fin la abuela me suelta, el abuelo se me acerca y me saluda de forma formal.

-un gusto en conocerte soy tu abuelo Gaston.

-mucho gusto.

-deseas pasar a la casa ya tenemos tu habitación lista.

-acaso tengo otra opción.

Mi respuesta cambia el rostro del anciana que se vuelve más serio pero la abuela lo toma del brazo y le da una sonrisa dulce.

-sabemos que no estas en tu mejor momento pero te aseguramos que solo queremos acerté sentir mejor.

No respondo nada y solo sigo a los ancianos a la cabaña junto con mi madre que intenta tomar mi maleta pero me apresuró y la tomo primero, no deseo que me ayude para nada, la cabaña es grande y me sorprende ver que esta muy bien amueblada amueblada igual que mi habitación pero debo de admitir que el color es espantoso, jamás me a gustado el color rosa y ya soy grande para los peluches pero por lo menos tengo una habitación propia, me quedo en mi habitación mirando las cosas y acomodando las mía, miro por la ventana el bosque que debo de admitir que se ve muy bonito sería agradable dar un paseo por este.

-Bianca ya esta lista la cena.

Escucho que me llama para cenar y un suspiro sale de mis labios ya que no deseo verlos pero tendré que fingir lo mejor que puedo, salgo de la habitación y voy al comedor donde ya están todos sentados.

-hola hija siéntate ya te sirvo.

Me siento en una de las silla y mi madre me sirve un plato de lo que parece estofado, vuele muy bien y su sabor es igual, jamás había probado este tipo de carne.

-¿ que carne es ?

-de venado.

-me estoy comiendo a a bambi.

-es de un venado adulto. ¿ no te gusta ?

-en verdad esta muy bueno.

-si quieres para la próxima puedes ir a casar con nosotros.

-si por que no.

Es algo extraño cenar en la compañía de alguien siempre comía sola en casa ya que por el trabajo de mi padre no siempre estaba en casa, después de la cena regreso a mi habitación para alistarme e ir a dormir.

Me miro al espejo y doy un suspiro cansado, ya a pasado una semana desde que llegue aqui y mi relación con mis abuelos y mi madre a mejorado un poco aunque todavía no puedo habar con mi madre con normalidad, no puedo creer que mañana voy a ir a la escuela, atravez del espejo miro la placa de mi padre en la mesita de noche al lado de su foto, una leve sonrisa aparece en mis labios y me dirijo a ella para tomarla entre mis manos.

-lo vamos a lograr papá.

Me la colocó y me doy la vuelta para verme en el espejo y saludar como si fuera un policía, me imagino con mi uniforme y siento como el corazón se me llena de emoción y alegría.

Me despierto al escuchar la alarma en mi celular, con el pesar de mi alma me levanto y me preparo para ir a la escuela, al salir de la habitación me encuentro a mi abuelo en el pasillo.

-buenos días.

-buenos días, iba a ir a despertarte.

-eso no es necesario estoy acostumbrada a levantarme sola.

-bueno tu abuela ya te tiene listo el desayuno.

Sigo al abuelo al comedor donde la abuela ya me espera con el desayuno.

-hola hijita siéntate y come, ya te tengo lista tu merienda para la escuela.

Una sonrisa se dibuja en mi rostro por los gestos de la abuela.

-abuela no es necesario que te molestes con la merienda, me podría comprar algo.

-eso mi pensarlo, mi nieta solo comerá comida casera.

Me siento y desayuno con calma que todavía hay tiempo, el abuelo me lleva a la escuela y antes de bajarme me da 20 dolares y me pide que no le diga a la abuela, al caminar entre los demás estudiantes puedo sentir sobre mi la mirada de todos y al ver de reojo veo que asen muecas de desagrado y alcanzo a escuchar qué alguien me llama negra mestiza, me molesta y me irrita qué sean tan racistas como si ellos fueran una bola de blanquitos, por no ir viendo por donde camino choco con alguien y por mi estado de ánimo soy grosera con el chico alto.

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