163. Redimirnos—Entonces, ahí es donde debemos ir —dijo Tyler con voz grave—. Mi hermana puede estar allí.Tyler asintió, con la determinación grabada en su rostro.—Esta vez, no dejaré que Alessia enfrente esto sola —respondió con voz áspera, más lobo que persona en ese momento.En menos de cuatro horas, había descubierto muchas cosas que cambiaban el juego por completo. Los dos alfas y Clara se giraron hacia el oeste. Sabían que el enfrentamiento final estaba cerca, y que el destino de Alessia dependía de lo que encontraran en esas cuevas.—Ella nunca debió enfrentar esto sola —dijo Clara con tristeza, mientras muchas piezas empezaban a encajar en su mente.Clara no sabía que una persona podía sufrir tanto. Se preguntaba si Bella era así gracias a su madre, Anabella. ¿Podría ser que esa mujer tan déspota y narcisista había moldeado a su hija de esa manera? Tal vez no sea demasiado tarde para Bella, pensó.Tyler y Clara regresaron a casa en silencio. Decidieron caminar para intentar
164. Órdenes son órdenesY cómo olvidar a su abuelo Charles. Clara siempre lo había considerado su verdadero abuelo, sin importar la sangre. Aún no se atrevía a abrir su carta, pero sabía que pronto tendría que hacerlo.—¿Quieres decir que quienes tenemos a nuestro lado son los que nos ayudan a ser como somos? —reflexionó Tyler—. Tú tuviste a Charles y a tu madre, por eso eres una buena persona. Pero Bella y Alessia… no tuvieron ni siquiera un poco de eso.—Sea como sea, las cosas son como son —respondió Clara—. Es un tema complicado, con demasiados matices. No puedo simplemente pensar en quién es culpable o inocente, si es bueno o malo. Supongo que yo haría lo que fuera por mis hijos, haría lo que fuera por sobrevivir, y eso es exactamente lo que hicieron Bella y Alessia.—Me enteré de que se va a casar —dijo Tyler, soltando la bomba.Clara abrió mucho los ojos, sorprendida. Su abuelo había muerto hace apenas un mes, ¿y ella ya iba a casarse? ¿Con quién?—No te imaginas con quién —di
165. Bomberos y heridosClara no quería que Tyler saliera a hacer su trabajo preocupado, puso su mejor cara de valiente y trato de sonreír de manera natural.—Estoy bien, cariño. Ve y asegúrate de que todos estén bien y de darles el trato que todos en la manada merecen. Yo, desde aquí, gestionaré las ambulancias y los hospitales que puedan recibirlos. Por favor, ten mucho cuidado —le dijo Clara, dejando entrever que aún seguía preocupada.—Muy bien, perfecto, ya me voy —respondió él con una suave sonrisa.Corrió hacia su armario para ponerse una camisa y sus tenis; no había tiempo de usar un traje, eran las tres jodidas de la madrugada.Clara, por su parte, empezó a sacar su laptop y su teléfono para gestionar todo lo que pudiera desde casa. Con mucho pesar, tuvo que llamar a Nila para que verificara que sus hijos estaban bien y, luego, entre ambas, se pusieron a averiguar qué era lo que había pasado sin moverse de casa.Dominic ya había movido las fichas y había mandado al alcal
166. Gestionando desde lejos—Gracias por eso, Alfa Tyler —contestó el alcalde Brown, mirándolo de manera escéptica.Sabía que no le caía bien al Alfa, pero siempre se habían llevado de manera educada. Sin embargo, desde que apareció Dominic hace un mes, sus ansias de poder se habían incrementado. Además, el beta de la manada Laguna Roja había saldado su deuda en los casinos, una suma nada despreciable, por cierto.—No es nada, alcalde —respondió Tyler, mirándolo de manera calculadora.Tyler nunca hacía un favor sin tener algo bajo la manga, y planeaba usar esta situación a su favor más adelante.El Alfa Tyler se apartó de la multitud de periodistas, sintiendo el peso de las miradas sobre él. Sabía que la situación era delicada; cualquier paso en falso podría llevar a la ruina no solo a su manada, sino a su familia. Dominic estaba jugando sucio, y la presencia del alcalde Brown solo complicaba más las cosas.—Alfa, necesitamos que nos acompañe —le dijo uno de los bomberos, interrumpie
167. Auditoría Alejándose rápidamente de ella, o se arrepentiría, Tyler se fue al baño a darse una ducha. Clara lo miró todo el tiempo, parada en el lugar donde él la había dejado, totalmente atónita por el cambio tan radical que había tenido con ella. Lo observó vestirse, arreglarse, sin poder decir nada. Rápidamente, él se puso el anillo de bodas, su reloj, agarró sus cosas y se fue, dejándola sola en la habitación y profundamente herida.Ella solo quería ayudarlo. ¿Era tan difícil de entender eso? Pero él estaba acostumbrado a hacerlo todo solo, y contra eso ella no podía competir, porque si no le daba un lugar no solo en su cama sino también en la manada él no estuviera tan estresado. No solo quiero estar como su esposa sino también como la Luna de la manada, el peso recaería en los dos, y no solo en él. ¿O acaso ella lo estaba viendo de una manera totalmente diferente y la que estaba mal era ella?Clara no lograba entender del todo qué era lo que le sucedía a Tyler, si estaba
168. ¿Vivo?—¡¿Estás vivo?! —exclama Anabella, asombrada.—¿Pensaste que había muerto, mi amor? —pregunta James Montgomery, viéndola fijamente— tal vez tu plan falló.—Todos pensábamos que estabas muerto, James Montgomery —dice ella con odio en su voz— déjate de tonterías ¿Quieres?—Veinte años y aún no cambias. Arrugar el ceño hace que te salgan arrugas, Anabella Smith —se burla James.James había perdido dieciocho años de la vida de su hija debido a un accidente que le causó amnesia. Solo cuando vio en la televisión una entrevista con su hija, Clara, todos sus recuerdos volvieron como un tren arrollador. Clara era la viva imagen de Leah, tan hermosa como siempre. Sentía una terrible tristeza por haber perdido a su pareja sin poder verla una vez más, sin poder despedirse, sin poder decirle que se iba a separar de esa maldita bruja para ser feliz. Desperdició los días con Anabella por hacerle caso a su padre y no tener el coraje de decirle que su mate era una hermosa omega.—Tu
169. Un largo viajeClara se encontraba bastante alterada y muy confundida; no había visto a su esposo en dos días y se sentía fuera de lugar y desbalanceada, pero él seguía manteniendo la distancia y ella acató lo que él quería.—¿Qué te tiene así? —preguntó Hilda en cuanto la vio sentada sola en el jardín y melancólica.Hilda no había visto a Clara tan triste en… tal vez la muerte de Charles le afectó más, pero era una mujer tan fuerte que trataba de que eso no se le notara.—Solo salí a tomar un poco de aire ahora que los niños están dormidos —respondió Clara, mirándola rápidamente antes de volver su mirada a la fuente frente a ella que le transmitía paz.—Conozco esas miradas. ¿Discutiste con Tyler? ¿Qué te hizo? Porque le voy a dar con el bastón que le va a doler hasta su próxima vida —contestó la abuela Hilda, enojada.—Discutimos un poco, y las cosas han estado muy complicadas y distante desde entonces, no hemos podido terminar de solucionarlo. Pero está bien, puedo esperar —co
170. Reportero Antonella se había propuesto conquistar al frío alfa, que se veía melancólico mientras atendía el caso de su empresa de automotriz y el incendio de la bodega que tuvo innumerables perdidas y él solo gestionaba ambas cosas.¿Dónde estaba su Luna y por qué no estaba aquí ayudándolo? Ella sería una perfecta Luna, solo necesita dar el ultimo empujón.Con el incendio ocurrido hacia pocos días y la auditoría, el alfa Tyler apenas dormía o comía, y si iba a su casa no salía del despacho por la montaña de trabajo que no podía seguir evadiendo, le hacía falta su esposa y sus hijos que solo podía ver mientras dormía y se siente como cuando ella llegó a la manada y él metió la pata con Alessia. Ahora que lo piensa nunca se disculpó con ella, solo se alejó de ella de día cuando de noche la miraba dormir y les hablaba a sus cachorros.—¿Le puedo traer un café, alfa Tyler? —pregunta Antonella tratando de acercarse sin obtener éxito alguno.—No, gracias —dijo Tyler.No le gustab