119. Nos hace más fuerteTyler la limpió con un paño y agua fría que era lo único que había en la neverita de la limo, con mucho cuidado de no lastimarla y la sentó de manera erguida en su regazo para que ella lo viera a los ojos.—¿Estás bien? —le pregunta Tyler, peinándola con sus dedos.—Sí —murmura, sin querer verlo a la cara.—No te avergüences —pide el alfa con voz suave.La ira de ella había evaporado de golpe, Clara estaba satisfecha y adolorida en sus posaderas. Casi se le había olvidado porque discutían. Casi.—Yo… no lo… saludé como… —Clara no pudo terminar la frase— si me gustara.El alfa la besó con pasión desmedida agarrando su cintura para que no se moviera mucho. Y sintiera “su problema” Clara se volvió macilla en sus manos y se separó de ella rápido.—Lo sé, soy un idiota posesivo que no soporta que otros te vean con deseo —dijo el alfa suavemente, pero su agarre era posesivo e infame sobre el cuerpo de la joven que se negaba a soltar.—Él… no… yo —Clara se frustraba
120. No me mientasTyler no necesitaba hacer ninguna llamada, solo calmar su virilidad. Una vez controlado ese tema salió para encontrarse con Clara, caminó por los pasillos con Tim a su espalda, a diferencia de Clara, él no tenía vergüenza de nada, ella iba a ser su compañera en un mes. No veía el problema y caminó por los pasillos como si no tuviera ninguno.Entró al consultorio sin tocar sabiendo por Tim que ya Clara estaba dentro.—Claro, pase, alfa Tyler —dijo sarcásticamente la doctora.—Gracias —respondió serio, poniéndose al lado de Clara quien ya estaba en una camilla.—Estaba por quitar el vendaje —le cuenta la doctora luego de resoplar.Ese hombre parece de piedra y es incorregible.—¿Por qué no puso uno normal? —pregunta Tyler fríamente. Le molestó que Clara no quisiera quitárselo cuando era evidente que no le molestaba la herida.No le gustó tampoco que Clara no le dejara ver la herida porque estaba sellada, el vendaje contenía una pega especial que no se quitaba hasta den
121. La cartaLuego de pensarlo bien, Tyler se dio la vuelta en su silla y miró su caja fuerte y le puso la clave. Tyler buscó dentro de su caja fuerte y se dispuso a leer la carta que le había dejado Charles para él y guardó nuevamente la carta de Clara, no pensaba leer algo que no le pertenecía.Querido, TylerSi estás leyendo esto es porque ya he muerto, suena bastante cliché escribirlo ¿no?En fin, la verdad es que ya sabía de mi muerte desde hace mucho tiempo, los hilos del destino decidieron que fuera cuando ya Clara estuviera a salvo, no creo que sea al azar que te conociera de esta manera tan poco convencional, sin embargo, no podemos adivinar lo que la vida nos tiene preparado para nosotros. Solo Dios y la diosa lo saben¿Cómo trabajan los designios de la Diosa de la luna para con sus hijos?Me quedo un poco más tranquilo al saber que mi nieta está a tu lado, porque sí, mi linda Clara es mi nieta. Pasaron cosas en la infancia de Clara y creo que tienes que saber, lo primero
122. En un pradoA falta de su buen juicio, Clara lo fue a buscar porque no se concentraba a la hora de dormir, era tonto, pero ya se había acostumbrado a la mano del alfa rodeando su cintura y posándose en uno de sus senos desde la parte de atrás o que ella se acurrucara en su cuerpo enterrando su rostro en el cuello y sus cuerpos entrelazados, le gustaba el calor que irradiaba el alfa, eso la tranquilizaba y la dejaba noqueada en poco tiempo, a veces le costaba escuchar a los gemelos cuando se despertaban en la madrugada, pero Tyler siempre estuvo pendiente y era quien la despertaba para pasarle uno de los gemelos, las últimas dos noches Tyler no la despertó porque él directamente les daba el biberón para que ella siguiera durmiendo, lo cual era muy considerado de su parte.—Lamento interrumpir tu trabajo —dijo Clara cuando llegaron a su habitación.Se mordía el labio nerviosa, no sabía si era correcto o no buscarlo, pero ya estaba hecho y no había vuelta atrás—Ya estaba terminando
123 ¿Estás bien?Era difícil concentrarse en lo que de verdad le importaba teniendo a Clara tan cerca. Sabía que la cuestión era bastante delicada; estábamos hablando de su loba. Pero Tyler no podía dejar de pensar en sus deliciosas curvas y en ese vientre como porcelana que vio hoy en el hospital.—No lo sé —respondió Tyler, igual de confundido que ella.El alfa trató de concentrarse en lo que de verdad importaba, y era la loba de Clara. ¿Será que tendría que decirle lo que contenía su carta? Tal vez la carta de ella era aún más importante para encajar las piezas del rompecabezas que no tenía.Había pensado en la posibilidad de que existiera magia, pero era una de sus últimas opciones.—¿Ahora qué hago? No conozco a ninguna bruja que me pueda ayudar —dijo Clara.—Déjame hacer algunas averiguaciones —le pidió Tyler con paciencia—. Todo se puede —le recordó él.—Sí, está bien, supongo que es lo mejor —concuerda ella—. Yo sinceramente no conozco a nadie que me pueda ayudar con ese tema.
124. Se hará lo que tú digas—Es mejor que nos vayamos para salir de esto —habla el alfa Tyler, queriendo salir lo más pronto posible de esta situación. Sabía cuánto le afectaba a Clara y quería hacerla lo menos dolorosa posible.—Estaremos bien —dijo ella en voz alta, como si solo quisiera infundirse valor.—Por supuesto que estaremos bien. Estarás conmigo siempre; no pienso dejarte sola —le explica el alfa.—No sé si te dejarán pasar —comentó ella, pensando un poco en cómo era Anabella.—Tendrán que matarme si me quieren lejos de ti —le asegura con mirada filosa y mortal.—Eso es un poquito exagerado, alfa Neumann —comenta ella con tono jocoso.—No pienso dejarte fuera de mi vista. Punto final —le reafirma el alfa Tyler acercándose más a ella.—Sí, alfa Neumann —respondió ella con un poco de burla y ojos alegres, haciendo la posición de firme como un militar.Aunque Clara no lo sabía, Tyler solo estaba distrayéndola para que no se sintiera tan densa como en ese momento. Lucien se qu
125. Nuevas experiencias—Buenos días. Me presento de nuevo de manera adecuada: soy el abogado Frederick Giben —dijo un hombre de mediana edad, entrando en la sala—. Soy el encargado de manejar el testamento del difunto Charles Montgomery, como les dije en el cementerio.Clara sintió un nudo en el estómago al escuchar el nombre de Charles. Tyler, a su lado, le dio un apretón de manos, recordándole que estaba allí para apoyarla.Ignoraron a Anabella y Bella cuando entraron a la sala de reuniones y se sentaron con una silla de por medio, no queriendo causar más dramas.—Gracias por recibirnos —dijo Tyler con voz firme, hablando por Clara, quien de repente se quedó muda—. Estamos aquí para cumplir con los deseos del difunto Charles.El abogado asintió y se sentó, abriendo una carpeta llena de documentos. Clara apenas podía concentrarse en las palabras del hombre; su mente estaba llena de recuerdos y emociones encontradas. Sin embargo, se obligó a prestar atención cuando el abogado comenz
126 Una opciónEstaban terminando de comer la delicia que era el sushi para Clara. Normalmente, a los hombres lobo les gustaba más la carne, pero el pescado crudo era toda una novedad para ella.—Muchas gracias por la comida —le dijo Clara a Tyler.—Para mí es un placer complacerte —dijo el alfa muy serio.“El Alfa Tyler siempre fue una persona bastante formal, bastante reservada, siempre andaba taciturno y callado, pero últimamente era bueno verlo sonreír y un tanto más relajado”, pensó Clara.—¿Qué es lo que piensas hacer ahora que ha salido a la luz el testamento del Alfa Charles? —le pregunta Clara a Tyler muy seria cuando ya estaban pagando la cuenta—. ¿De verdad no vamos a hacer nada?—No es que no vamos a hacer nada, es que debemos esperar por órdenes del Alfa Charles —le cuenta Tyler—. Debo decirte que ayer leí la carta que me dejó y seguí simplemente sus instrucciones.—¿La leíste? —pregunta Clara con un cúmulo de emociones en su garganta. Aún le dolía la partida del Alfa.Lo