122. En un pradoA falta de su buen juicio, Clara lo fue a buscar porque no se concentraba a la hora de dormir, era tonto, pero ya se había acostumbrado a la mano del alfa rodeando su cintura y posándose en uno de sus senos desde la parte de atrás o que ella se acurrucara en su cuerpo enterrando su rostro en el cuello y sus cuerpos entrelazados, le gustaba el calor que irradiaba el alfa, eso la tranquilizaba y la dejaba noqueada en poco tiempo, a veces le costaba escuchar a los gemelos cuando se despertaban en la madrugada, pero Tyler siempre estuvo pendiente y era quien la despertaba para pasarle uno de los gemelos, las últimas dos noches Tyler no la despertó porque él directamente les daba el biberón para que ella siguiera durmiendo, lo cual era muy considerado de su parte.—Lamento interrumpir tu trabajo —dijo Clara cuando llegaron a su habitación.Se mordía el labio nerviosa, no sabía si era correcto o no buscarlo, pero ya estaba hecho y no había vuelta atrás—Ya estaba terminando
123 ¿Estás bien?Era difícil concentrarse en lo que de verdad le importaba teniendo a Clara tan cerca. Sabía que la cuestión era bastante delicada; estábamos hablando de su loba. Pero Tyler no podía dejar de pensar en sus deliciosas curvas y en ese vientre como porcelana que vio hoy en el hospital.—No lo sé —respondió Tyler, igual de confundido que ella.El alfa trató de concentrarse en lo que de verdad importaba, y era la loba de Clara. ¿Será que tendría que decirle lo que contenía su carta? Tal vez la carta de ella era aún más importante para encajar las piezas del rompecabezas que no tenía.Había pensado en la posibilidad de que existiera magia, pero era una de sus últimas opciones.—¿Ahora qué hago? No conozco a ninguna bruja que me pueda ayudar —dijo Clara.—Déjame hacer algunas averiguaciones —le pidió Tyler con paciencia—. Todo se puede —le recordó él.—Sí, está bien, supongo que es lo mejor —concuerda ella—. Yo sinceramente no conozco a nadie que me pueda ayudar con ese tema.
124. Se hará lo que tú digas—Es mejor que nos vayamos para salir de esto —habla el alfa Tyler, queriendo salir lo más pronto posible de esta situación. Sabía cuánto le afectaba a Clara y quería hacerla lo menos dolorosa posible.—Estaremos bien —dijo ella en voz alta, como si solo quisiera infundirse valor.—Por supuesto que estaremos bien. Estarás conmigo siempre; no pienso dejarte sola —le explica el alfa.—No sé si te dejarán pasar —comentó ella, pensando un poco en cómo era Anabella.—Tendrán que matarme si me quieren lejos de ti —le asegura con mirada filosa y mortal.—Eso es un poquito exagerado, alfa Neumann —comenta ella con tono jocoso.—No pienso dejarte fuera de mi vista. Punto final —le reafirma el alfa Tyler acercándose más a ella.—Sí, alfa Neumann —respondió ella con un poco de burla y ojos alegres, haciendo la posición de firme como un militar.Aunque Clara no lo sabía, Tyler solo estaba distrayéndola para que no se sintiera tan densa como en ese momento. Lucien se qu
125. Nuevas experiencias—Buenos días. Me presento de nuevo de manera adecuada: soy el abogado Frederick Giben —dijo un hombre de mediana edad, entrando en la sala—. Soy el encargado de manejar el testamento del difunto Charles Montgomery, como les dije en el cementerio.Clara sintió un nudo en el estómago al escuchar el nombre de Charles. Tyler, a su lado, le dio un apretón de manos, recordándole que estaba allí para apoyarla.Ignoraron a Anabella y Bella cuando entraron a la sala de reuniones y se sentaron con una silla de por medio, no queriendo causar más dramas.—Gracias por recibirnos —dijo Tyler con voz firme, hablando por Clara, quien de repente se quedó muda—. Estamos aquí para cumplir con los deseos del difunto Charles.El abogado asintió y se sentó, abriendo una carpeta llena de documentos. Clara apenas podía concentrarse en las palabras del hombre; su mente estaba llena de recuerdos y emociones encontradas. Sin embargo, se obligó a prestar atención cuando el abogado comenz
126 Una opciónEstaban terminando de comer la delicia que era el sushi para Clara. Normalmente, a los hombres lobo les gustaba más la carne, pero el pescado crudo era toda una novedad para ella.—Muchas gracias por la comida —le dijo Clara a Tyler.—Para mí es un placer complacerte —dijo el alfa muy serio.“El Alfa Tyler siempre fue una persona bastante formal, bastante reservada, siempre andaba taciturno y callado, pero últimamente era bueno verlo sonreír y un tanto más relajado”, pensó Clara.—¿Qué es lo que piensas hacer ahora que ha salido a la luz el testamento del Alfa Charles? —le pregunta Clara a Tyler muy seria cuando ya estaban pagando la cuenta—. ¿De verdad no vamos a hacer nada?—No es que no vamos a hacer nada, es que debemos esperar por órdenes del Alfa Charles —le cuenta Tyler—. Debo decirte que ayer leí la carta que me dejó y seguí simplemente sus instrucciones.—¿La leíste? —pregunta Clara con un cúmulo de emociones en su garganta. Aún le dolía la partida del Alfa.Lo
127 ¿Te estás escuchando?Ya estaba cansada de tener que lidiar con Bella así que lo más idóneo sería buscarle un marido Así que el plan era deshacerse de su hija, y qué mejor manera que buscarle un esposo. Es perfecto, alguien que la cuide y la mime y le compre cosas todo el día. Así ella puede tener millones para ella sola y tal vez buscarse a un sexy lobo que pueda darle mucho amor.Ya era hora de hacer lo que ella quería y quería mucho sexo en su vida, ya que escaseaba. No se iba a limitar porque su hija quería ser una vaga todo el día.—No puedes hacerme esto. Podemos esperar un poco más. El abuelo acaba de morir —intenta agarrarse de algo que la saque de esto.—Ay, ese vejete no era tu abuelo. No seas ridícula, chica. Además, nunca te quiso. Siempre prefirió más a Clara que a ti —le recuerda su madre cruelmente.Las palabras de Anabella eran como dardos venenosos en el corazón de Bella. No se había dado cuenta de que su madre era tan perra hasta que lo empezó a ser con ell
128. La brujaHabían pasado dos días desde que visitaron al abogado Giben. Clara estaba nerviosa; hoy el alfa la iba a llevar a ver a la supuesta bruja.—¿Me veo bien así? —le pregunta a Tyler.—Te ves bien hasta con un saco de papas. De todas maneras, vamos a ver a una bruja, no vas a un desfile de moda. ¿Por qué estás nerviosa? —le preguntó él, confundido.—Eso me tranquiliza mucho, ¿sabes? —dice ella con sarcasmo goteando de su voz.—Estás bien así como estás. Vámonos —le pide el alfa, no por primera vez.—Es que estamos hablando de una bruja —dice ella, como si fuera perfectamente razonable.—Ajá, ¿y? —pregunta el alfa, confundido a más no poder—. Necesito más contexto para poder entenderte, Clara Winter.—Bueno, sencillo: es alguien que me puede hechizar simplemente porque no le gusta mi ropa —habla como si fuera lo más obvio del mundo—. No, bueno, la verdad es que, hablando en serio, me siento nerviosa porque no sé qué va a descubrir, ¿sabes?—Lo sé, también he estado pe
129. La primera bruja milenaria El paisaje cambió abruptamente cuando entraron en un espeso bosque. Los árboles altos y las sombras profundas hacían que el ambiente se sintiera aún más místico y ominoso. Después de unos minutos más de conducción, llegaron a una pequeña cabaña que parecía salida de un cuento de hadas, pero uno de esos cuentos que no siempre tienen finales felices.—Estamos aquí —dijo Tyler, apagando el motor.Clara bajó del coche con el corazón latiendo con fuerza. Siguió a Tyler hasta la puerta de la cabaña. Él golpeó la puerta unas tres veces, y tras unos instantes, una mujer de mediana edad, con cabello largo y gris y ojos penetrantes, abrió la puerta.—Tyler, has venido. Y has traído compañía —dijo la mujer, mirando a Clara con una sonrisa enigmática.—Sí, Serafina. Esta es Clara Winter mi prometida —respondió Tyler.—Bien, pasen. Tenemos mucho de qué hablar —dijo Serafina, haciendo un gesto para que entraran.El interior de la cabaña era acogedor, aunque ll