Isabel entró al hospital y preguntó por Samantha, la recepcionista buscó en la lista de personas internadas y visitantes, pero no consiguió el nombre de Samantha Keane por ningún lado, Isabel salió frustrada del lugar.«¿Dónde rayos estás, amiga?» — Pensó Isabel angustiada.Isabel imaginó todos los lugares posibles de donde se pudiera encontrar Samantha, pero ninguno era demasiado cerca para encontrarla de inmediato. Sabía que a Samantha le gustaba la playa, así que condujo en dirección a la costa y mientras manejaba llamó a Samantha para ver si podía contactarse con ella.Isabel condujo por un par de minutos, estaba de noche y la carretera oscura, en el camino había un mirador donde podían estacionar los vehículos y comprar comidas en los camiones de comida. Por no ser temporada de vacaciones, no estaban los camiones de comida y, por ende, no había nadie en el lugar excepto el vehículo de Samantha.— ¡Samantha! — Exclamó sorprendida Isabel.Rápidamente giró y entró al mirador, bajó a
Isabel y Samantha llegaron al hospital y enseguida fueron atendidas por los enfermeros, revisaron la lesión de Samantha y la llevaron de emergencia para que le hicieran una pequeña cirugía.— Debo aplicarte puntos para que sanes bien y no te quede una cicatriz — Comentó el doctor a Samantha.— De acuerdo doctor, hagámoslo — Respondió Samantha.— Gracias a Dios no te quedará alguna marca, amiga. Aguanta solo un poquito para que estés bien — Exclamó Isabel.Isabel se sintió aliviada de que a Samantha no le quedaría ninguna marca, con la mini cirugía que le harían a Samantha y el tratamiento que le recetarían sanaría rápido y estaría bien.En el hospital, había un doctor que curiosamente era amigo de Gerald, él había asistido a ciertas reuniones que habían organizado los White, siempre conversaba con el CEO y a veces le recetaba complejos vitamínicos entre otras cosas. El doctor al ver que Samantha se encontraba sola y estaba siendo operada de una herida, llamó a Gerald por teléfono pens
Isabel por otro lado estaba hasta el tope, cogió su teléfono con el fin de amenazar a Gerald con llamar a la policía. Gerald al ver que Samantha no tenía intenciones de interactuar con él, se levantó rendido y caminó hasta su vehículo para marcharse. Les abrió paso con su camioneta para que ellas pudieran pasar, Isabel se montó en su coche nuevamente y se marchó con su amiga Samantha.En el camino, Samantha estaba muy pensativa, no mencionó ninguna palabra al respecto, estaba imaginando como sería lo próximo de su relación, se le salían las lágrimas de imaginar tantas desgracias en su vida y lo único bueno que pensó que le había pasado resultó ser un completo desastre.Gerald llegó a su casa sin Samantha, Connie estaba dormida, era bastante tarde, por lo que decidió irse a descansar y tratar de resolver las cosas al día siguiente, aunque fuera difícil él lo seguiría intentando.Muy temprano por la mañana, se despertó el CEO para darse una ducha y pedirle al ama de llaves que mandara a
Era una obra maestra, por supuesto Gerald no se llevó todos los créditos, también mencionó a Samantha diciendo que ella había sido parte fundamental de la obra maestra que acababa de presentar, pero que no había podido asistir porque se encontraba muy ocupada.Gerald decidió ir a la casa de Isabel para tratar de conversar con Samantha, condujo su vehículo de la fábrica hasta la casa de Isabel. Condujo con cautela y por el camino pensó en que, por lo menos, Samantha le dirija la palabra.«Por favor Samantha, sé que me equivoque, pero necesito que me respondas y me digas qué hacer, no quiero perderte, maldición»Gerald llegó a la casa de Isabel donde ella lo recibió, pero no le permitió hablar con Samantha.— Isabel por favor, no te interpongas más entre Samantha y yo, se que me equivoqué, pero necesito conversar con ella, necesito saber qué es lo que va a pasar — Comentó Gerald.— No es que yo sea la que se esté interponiendo, admito que al principio si lo hice, pero fue para defenderl
Samantha decidió ocupar su mente en los asuntos del trabajo, creía que mientras la mantuviera enfocada en otras cosas, no le jugaría una mala pasada. También seguía con sus obligaciones como madre, a fin de cuentas, Connie no tenía la culpa de las malas decisiones y actitudes de su padre.En momentos así, recordaba el día de la firma de contrato, al principio lo había hecho por necesidad, y sin notarlo, ya estaba hasta la cabeza de involucrada con esa familia. Los acontecimientos no fueron del todo negativos, había experimentado otro tipo de felicidad. Nunca se había imaginado asumiendo el papel de madre por contrato, aunque se le daba fácil lidiar con los caprichos y malcriadez de la pequeña. Tenía muchos rasgos parecidos a Gerald, pero también, al verla, le recordaba un poco a ella misma.Se ocupaba de atender a Connie cuando lo necesitaba, la llevaba a la escuela y la recogía, jugaba con ella y pasaban tiempo juntas. Para la niña, era como una amiga y una mamá, todo en una misma pe
Se sintió temeroso, nunca antes había sentido y demostrado tanto amor por una mujer. Samantha llegó a lo más profundo de su corazón e iluminó todos los rincones que habían permanecido en la oscuridad por largo tiempo. Sabía que nadie más podría hacer lo que ella hizo, y aunque le costaba dar su brazo a torcer, se propuso arreglar las cosas con ella.Los padres de Gerald se despidieron, no tan alegres como de costumbre, pues también les preocupaba el futuro de su hijo. “¿Algún día formará una familia? ¿Cuándo mejorará su carácter? ¿Conseguirá otra buena mujer?” eran las preguntas que rondaban sus cabezas, querían lo mejor para él, por ser su hijo, sin embargo, comprendían la posición de Samantha, y no podían obligarla a nada.Después de la velada, Samantha se quedó un rato más recogiendo y limpiando el espacio, no se había ensuciado mucho, pero no tenía demasiado sueño como para irse a la cama, lavó los platos y vasos utilizados, Gerald había subido a la habitación y ella asumió que ya
Gerald miró a Samantha después de lo que hizo, lo hirió al lanzar la sortija sin detenerse a pensar cómo le afectaría emocionalmente el hecho de deshacerse de un símbolo que representaba el compromiso que ambos tenían después de haber demostrado el amor que se tenían.Samantha se fue a dormir y dejó al CEO allí solo. Él al ver que a ella no le importaba cómo pudiera sentirse, se lanzó a la alberca a buscar el anillo. Estaba desesperado y ansioso por encontrarlo, le costaba fijarse bien dónde había caído, y a esa hora de la noche la luz impedía aún más lograr su objetivo.Después de varias horas, al fin lo encontró. En ese momento, se dio cuenta de lo mucho que le había costado encontrarlo, tal como se le estaba haciendo cuesta arriba volver a verse feliz junto con Samantha, pero debido al rechazo que estaba recibiendo de su parte, no sabía si insistir era la mejor opción para que volviera a su lado.Salió de la piscina y subió rápidamente a cambiarse de ropa, hacía frío afuera y no qu
Gerald se entusiasmó, tal vez esa salida lograría que cambiara un poco sus pensamientos negativos. ¿Desde cuándo dejó de divertirse? ¿Cuándo dejó a sus amistades de lado? Eran preguntas que pasaban por su cabeza. Le hubiese gustado ir en compañía de Samantha, sin embargo, debía asumir que ya no habría nada entre los dos.Se dio una ducha, se vistió y salió al encuentro con su amigo. El perfume que usaba Gerald tenía un aroma muy agradable y exquisito, cualquier mujer caería rendida a sus pies de solo olfatear un poco el cuello de su camisa. Al llegar al bar, observó que su amigo ya se encontraba sentado en una mesa, iba acompañado de dos chicas muy agradables a la vista, ya sabía por dónde venían las intenciones.—¡Por aquí Gerald! — gritó el sujeto haciendo un gesto con su mano.Caminó hasta la mesa y lo saludó con un apretón de manos y un abrazo.—¡Amigo! Tiempo sin compartir contigo. — mencionó.—Te presento a mis dos amigas, quisieron acompañarnos un rato. Ya sabes, mejor acompaña