Narrador. Pehuén, en ese instante, Neuquén, Argentina.Nereida se movió entre la espesura bosque Andino, recargando su cuerpo de toda la energía que podía, el acabar de robar los poderes a otra de sus hermanas le hacía sentirse bien. Pronto recibió una la vibraciones que llevaba esperando desde hacía ya veintiún años, cuando aquella maldita pareja de lobos escapó de sus garras arrojándose por el acantilado. No entendía el amor que existía entre los padres y sus hijos, quizás era porque como sus padres la abandonaron a su suerte en aquel oscuro reino del fondo del mar, se sentía totalmente inalterables ante el amor que profesa una madre o un padre por sus hijos, que llegan hasta el punto de esconderlos de los suyos, y hasta suicidarse ellos.Eso también había pasado cuando un año antes, se había enfrentado en Irlanda a la primera diosa Flaithius, esta antes de morir transfirió sus poderes a una bebe, que fue el única superviviente del primer ataque, que la diosa oscura le hizo a su
Narrador.Mientras nuestra guerrera y la diosa disfrutaban su primer día como mate del Beta y el Alfa, dentro de la mansión de la manada, y en los territorios que la manada delimitaba como suyos, todos sus miembros, incluido las hechiceras, estaban más que felices, al fin su futuro estaba asegurado, los descendientes, tanto del beta, pero sobre todo del Alfa, contribuirían a hacer que esta fuera mas fuerte, y la supervivencia de la misma, estaba segura.Pero no todos se sentían así de felices, dos de las hechiceras y una de las licántropas estaban ensimismadas en sus pensamientos, que no eran para nada felices. Mientras Aisha, se preocupada por lo que estaba por llegar, y todo el trabajo que tenían por delante con la diosa y la guerrera blanca, gracias a las visiones que tenía casi cada noche, Lianet se encontraba contrariada luchando con esos sentimientos que iban desde la ira a los celos, pasando por estados de sensates, ante la idea de que ella nunca había tenido ninguna oportunid
Arcel.-“Decididamente esta mujer me quiere volver loco… ¿cómo se le ocurre?”- pensé tras la décima queja de mi delta, y de otros trabajadores, miembros de la manada. Hasta la jefa de Faith había amenazado con dimitir, si tenía que darle una orden a la diosa.Esto era algo que no habíamos contemplado cuando le dimos los puestos en la sede central a nuestras mates, sólo atendimos a sus conocimientos, sin darnos cuenta de que cuando ambas fueran marcadas, su jefes debían darle ordenes, algo que va en contra de la naturaleza de un hombre lobo, era como si un ser humanos le dijeras que no respire, a la larga terminara cediendo a su instinto de superveniencia, inconscientemente.-“Esa diosa pelirroja me va a matar, Hilda se ha desmayado tras darle una orden.”- me dijo Isaak entrando en mi despacho hecho un mar de nervios.Ambos habíamos notado la orden que habían dado a la manada, mi luna, y como esta había hecho que al principio, la manada se relajase, pero cuando intentaron cumplir la or
Faith.Mientras salía del despacho de maldito beta, mi furia podía igualar a la de un volcán a punto de explotar, sólo necesitaba un temblor más para que desataran los infiernos.-“¿Dónde estás Fénix?, necesito romper algo.”- oí la voz de Eli en mi cabeza.-“Estoy intentando que la tierra no se trague este edificio con todos dentro, no me desconcentres.”- le dije, aunque mi voz, hasta para mí, sonaba que no lo estaba logrando.-“Ósea que ¿así de mal fue la conversación con el beta?, yo por mi parte si puedo romperle un poco la cara al Alfa, creo que estaría más tranquila, además no sería algo definitivo, siendo un lobo, en poco tiempo volvería tener de nuevo esa cara tan deseable.”- oí como me decía la Guerrera en un gruñido, casi se me escapa una carcajada ante sus palabras.Pero el destino no quiso ser misericordioso conmigo, porque la primera persona que me tropecé mientras avanzaba por el pasillo, hacia el ascensor, fue la única que no huye de mí, al verme, a la única, que por raz
Narrador.Mientras las diosa y la Guerrera, se enfrentaban contra la loba de Hedwinag, Acanta, y contra la hechicera Lianet, en las oficinas de W.W.L. Ecologists, se montaba una revuelo, el Alfa y el Beta exigían a sus hombres que las buscarán, ya que ellos no podían dar con ellas, ni siquiera las sentían, y eso los incomodaba, y los ponía nerviosos.-“Están en el bosque entrenando con Lianet y la loba de Hedwinag”- le dijo Aisha entrando en el despacho de Alfa, mientras este y el beta organizaban sus fuerzas para buscar a sus parejas.-“¿Como han…? ¡Si no han podido salir …!”- comenzó a preguntar Isaak.-“Elizabeth.”- sentencio el Alfa interrumpiendo a su beta.-“Exacto la guerrera esta agudizando el uso de sus poderes, y por lo visto ha aprendido a usarlo para teletransportar a otras personas, en este caso a la diosa.”- aclaró Aisha.-“¡Vamos a buscarlas!”- sentenció el Alfa.-“Yo no haría eso, si no queréis meter más la pata de los que lo habéis metido ya.”- les dijo la jefa de las
Faith.-“¡Están fuera!”- esa fue la sentencia que dijo Eli.Acabábamos de ducharnos y terminar de auto-curarnos, cuando mientras tomábamos una copa de vino, la guerrera blanca se puso de pie, y dijo eso, sonriéndome.La verdad era que desde que nos habíamos ejercitado un poco con nuestras “inestimables colaboradoras”, la ira hacía nuestros mates había disminuido, la sensación de vacío, y ansiedad por volverlos a ver, había vuelto con más fuerza. Era una sensación que compartíamos la guerrera y yo, estábamos tan conectadas que ambas sabíamos lo que sentía la otra.Así que sentí, en mis propias carnes la felicidad de saber por Eli, que ella había detectado a nuestros mates fuera de la cabaña. Mi corazón dio un vuelco, me encantaba saber, que cierto atractivo beta, no había podido reprimir sus ganas de buscarme, se encontraba escondido entre la espesura del bosque, cerca de la cabaña donde habíamos pasado nuestra primera noche.Estar en esta cabaña me traía muchos recuerdos, que lo único
Narrador.Durante ese tiempo, la antigua diosa de los océanos, la actual diosa oscura, se dedicó a fortalecerse para enfrentarse a quien había mandado su madre y su padre, para detenerlas, casi había acabado con las diosas quintillizas del amazonas, sólo le quedaba dos de ellas, La diosa Añanga de Brasil y la diosa Borara de Ecuador. Las grandes protectoras del reducto natural más grande de la Tierra, el Amazona.Nereida pensaba que con ellas muertas, y absorbidos sus poderes, ni su padre, ni su madre podrían hacer nada, esas niñitas que enviaron para detenerla estaban más que sentenciadas.Lo que no sabía la diosa oscura, que no solo las dos quintillizas que quedaban estaban prevenidas de lo que había sucedido a sus hermanas, así como de la intenciones de su hermana mayor, la diosa oscura, sino que mucho antes que esta absorbiera el poder de las tres anteriores, para proteger su reino, antes de morir, cada una de ellas había repartido su mayor poder entre el resto de sus hermanas, in
Arcel.-“¡Maldita sea! ¿por qué nunca hacen lo que se les dice?, siempre toman sus propias decisiones.”- la rabia en mi interior iba creciendo, no entendía que veía de maravilloso esas malditas mujeres en exponerse al peligro, en especial la suya.Se que soy ilógico con la diosa y ella, se tendrán que enfrentar al mayor de los peligros existentes, pero allí estaré yo, a su lado, para protegerla, con mi vida si fuera necesario, pero no, a esa mujer… a esa maldita loba blanca, le encantaba la adrenalina, siempre corría al peligro, como si fuera adicta a él, y normalmente, cuando yo no estaba a su lado.La ira recorría por mis venas, a medida que corría en forma de lobo, con mis guerreros, hacia el bosque cercano a la cabaña. Iba tan veloz que incluso, había dejado atrás a algunos de mis lobos, sólo, por razones obvias, Isaak, y su lobo, mi delta y cuatro de mis lobos guerreros seguían mi ritmo.Isaak, desde que Aisha nos comunicó la locura que habían hecho nuestras dos malditas mates, d