—Alisha…— le respondió Aarón llevando la mano hasta la altura de su rostro, se encontraba enfadado, tratando de controlar el impulso de tomarla por los hombros y zarandearla, por ser tan testaruda. Por lo que se alejó de la joven pasando esa misma mano que había levantado a su cabeza, deslizándola por su cabello.Alisha negó al verlo alejarse, lo que hizo que esbozara una sonrisa un tanto cínica e imperceptible en su rostro, al retirar su cabello y descubrir su cicatriz.— ¿Así que nunca podrás enamorarte de alguien tan fea como yo? ¿Verdad? No tienes que hacerlo Aaron Sheppard, por qué te libero de lo pactado con mi abuelo Kiran, porque soy yo quien me niego a casarme contigo.—Tú…— la mirada de Aaron Sheppard se enrojeció, enfrentándola con la mirada.Las palabras de Alisha hacían eco en su mente una y otra vez enloqueciéndolo.Jaidev en ese momento sonrió y se acercó a la joven tomándola del brazo para alejarla de Aaron.Ahora no había nada que él pudiera hacer, ella se estaba nega
Alisha era de esas personas que pensaba que estar enojada demasiado tiempo no servía para nada, solo para perder un tiempo, que sin duda, era valioso y la mantenía alejada de las personas que le importaban.Así que tras beber un poco de café y comprobar que, efectivamente, había salido perfecto, su humor mejoró, no solo eso, se sentía orgullosa de sí misma, feliz de haber logrado lo que tanto necesitaba Aaron y su madre para que su negocio no se hundiera, aquello por lo que había trabajado su abuelo y la misión que los ancestros le habían dado, hacer lo posible para que la bebida sagrada estuviera al alcance de todo el mundo, para que viajara a través de mares, montañas, océanos y continentes y llegara a cualquier lugar del mundo.Pero lo que más le emocionaba de todas esas cosas, era poder correr hasta Aaron y ver una sonrisa de aprobación en sus labios, al fin y al cabo era su mate, su luna, su jodida alma gemela. La había herido, pero eso no hacía que pudiera dejar de necesitar sen
Tras su encuentro con Cinthia, Aaron no pudo estar tranquilo, su corazón se oprimía cada vez más; sobre todo, cada que el nombre de Alisha aparecía en su mente, de pronto tenía muchos deseos de verla, de ver que se encontrara bien, por eso empezó a buscar por toda la oficina, algo le decía que la joven se encontraba ahí. Era una especie de conexión o sexto sentido que tenía solo con ella.«Alisha, ¿Dónde estás?»Se preguntó cerrando los ojos por un momento antes de caminar hacia una de las oficinas vacías, encontrándola bajo el escritorio, acurrucada y doblada sobre su misma tal y como haría una mascota,. En ese momento le parecía tan vulnerable.Ella estaba dormida, pero fue agacharse y acariciarle el rostro para sentir que su corazón volvía a estar en paz, esa pesadez que tenía en el pecho desaparecía, al menos se encontraba bien, solo estaba dormida.No podía dejar de pensar en sus palabras, en el dolor que vio en sus hermosos ojos azules al decirlas. ¿Por qué le molestaba tanto qu
Aaron, no podía dejar de pensar en ella, en su futura esposa, la forma en que la había besado, todas esas emociones y sentimientos que un simple beso de sus labios, le provocaba, hacía que él se cuestionara muchas cosas, que solo servían para inquietar su corazón.Dejó que sus preocupaciones fueran sustituidas por la adrenalina y el vértigo de la velocidad que incrementaba en cada kilómetro que ganaba en esa rústica pista que había construido. Estaba tan absorto que ni siquiera el estruendo o la luz que emitían los truenos de la tormenta que empezaba a soltarse lo hicieron detenerse. Alisha despertó en mitad de la noche sintiendo un extraño peso en su corazón, por un momento no supo dónde estaba hasta que sus recuerdos volvieron rápidamente a su mente y estiró el brazo para buscar el hombre que debería permanecer dormido a su lado.—¿Dónde está? — dijo Alisha y el fuerte sonido de un trueno la hizo acurrucarse sobre sí misma.Le gustaba la lluvia, le gustaba el olor que dejaba en el
Apenas había pasado poco más de media hora, cuando Alisha despertó sintiendo un gran peso sobre su cuerpo mientras la oscuridad lo llenaba todo, la sensación de ahogo y de incertidumbre producido por la claustrofóbica empezaba a amenazar con paralizarla.— Aaron…— lo llamó, intentando moverse y percatándose de que el cuerpo que tenía sobre ella era precisamente el de su prometido.Se movió como pudo de debajo de él, tosiendo mientras observaba el lugar, estaban en una cueva, a penas se filtraba algo de la luz de la luna por un enorme agujero en el techo.Se abrochó la chaqueta que cubría su cuerpo y se asustó al darse cuenta de que el chico la había protegido con su cuerpo.— Serás idiota, eres solo un humano — murmuró para sí misma mientras lo sacaba de debajo de las piedras, comprobando que sus constantes vitales eran buenas, solo estaba inconsciente.Él apenas y fue consciente del movimiento del cuerpo de ella debajo del suyo. Ni siquiera había pensado que podría morir, lo único qu
Ella fue incapaz de contenerse, demasiadas emociones juntas y mezcladas con placer, demasiado amor, demasiados latidos retumbando de forma apresurada en su pecho, la electricidad placentera de la culminación recorriendo cada centímetro de su cuerpo.Los colmillos de Alisha salieron para clavarse justo en el lugar donde los lobos solían marcar a sus parejas, creando un enlace irrompible, era suyo, por siempre suyo.—Alisha… Mi Alisha…— el dolor que le provocó que ella lo mordiera justo donde su hombro y cuello se unían, solo hizo que su deseo se incrementara, aumentado el empuje de sus caderas contra su cuerpo.Sintiendo como un nuevo calor recorría su cuerpo, empezando justamente ahí el lugar donde ella seguía mordiendo.El ruido de sus gemidos y los sonidos que sus cuerpos hacían al reclamarse, al entregarse eran lo único que se escuchaba en aquella cueva, la lluvia había parado y solo estaban ellos dos bajo la luz de la luna que entraba por aquel agujero en el techo.No importaba na
Tres días habían pasado desde que su hijo y la campesina desaparecieron sin dejar rastro, Meredith se temía lo peor, pero no podía ni siquiera pensar en perder a su hijo. Aaron lo era todo para ella, sin él nada tenía sentido, nada importaba, si algo le había ocurrido a su hijo ella ya no querría vivir.— Los encontrarán — Aseguró Boris, el guarda de sus tierras, él no solo cuidaba del jardín y el bosque, también se encargaba de la seguridad, de que nadie se adentrara en lo que les pertenecía a los Sheppard.— verás como aparecerán pronto, Meredith.— Señora Sheppard — lo corrigió ella, a pesar de que ese hombre y Kiran eran buenos amigos, ella mantenía las distancias, tal vez cuando fueron jóvenes no lo hiciera y lo tratara como un amigo, hasta que creció y entendió la diferencia.Entendiendo que él era solo un empleado y ella una Sheppard.— Lo siento — se disculpó el hombre, fueron los nervios y la preocupación.Meredith asintió, sabía que Boris había sido un gran apoyo para su hijo
Ella se dejaba arrastrar por ese sentimiento, esa necesidad de pertenecerle y sentirse solo suya que tenía a cada roce, a cada caricia de sus dedos, saboreando su boca y recibiéndolo sobre su cuerpo. Ansiando ser nuevamente tocada por él.Alisha ya estaba abriendo las piernas cuando la mano de Aaron levantaba la camiseta que cubría su cuerpo y acariciaba una de sus nalgas, estaban a punto de unirse de nuevo y parecía que nada podría impedirlo, cuando unas voces sonaron muy cerca y segundos después el hocico de un animal tocaba su pierna.Ella se movió rápidamente sacándose a Aarón de encima, justo en el momento que uno de los perros que habían llegado hasta ellos ladrara para avisar a los humanos que los habían empleado para encontrarlos, el otro can no ladro simplemente se acercó a dónde ella se encontraba colocando su morro en su mano extendida, dejando que ella lo acariciara.Aaron por su parte, jamás había pensado que llegaría a maldecir por primera vez al ver a un grupo de rescat