Gunter invitó a los alfas a sentarse en una mesa de madera algo desgastada y ubicada en un costado.—¿Tienes un hijo humano? —preguntó Aaron mientras tomaba asiento sobre una débil banqueta.—Conocí a su madre al llegar a la isla. Un turista la embarazó y se marchó sin volver nunca —reveló Gunter, sentándose frente a él—. La tomé a ella como mi pareja y he criado a ese niño como mío.—¿Todos tienen parejas humanas? —quiso saber Maddox repasando con atención a los otros lobos, quienes se quedaron de pie tras Gunter.Uno de ellos tenía una enorme cicatriz que le cruzaba el rostro. Aquel debió ser el lobo que se metió con Ryan y Alana lo lastimó, pero… ¿por qué no logró regenerar su herida?—Solo yo y Tanner —respondió Gunter, señalando con la cabeza al de la cara marcada—, pero él no tiene hijos.—¿Y desde cuándo están en esta isla?—Yo tengo siete años, al igual que Igor. Llegamos juntos —volvió a hablar Gunter y señaló ahora al lobo más joven—. Tanner llegó un año después y Mortimer t
Maddox se quedó muy quieto, miraba a la humana con claras advertencias. Ella estaba inmóvil, aunque temblaba. Lloraba en silencio manteniendo un rostro de angustia.—Ella sabe de nosotros. No dirá nada —expuso Tanner en susurros, con la cabeza gacha. También temblando de miedo.—¿Cómo sabes que no dirá nada? —exigió Maddox, sin perder de vista a ninguna de sus dos presas.—No solo es mi mujer. Es mi predestinada. No tengo secretos con ella.—¿Tu predestinada? —preguntó confuso.Había escuchado de casos muy raros de lobos que encontraban en una humana a su predestinada, pero no eran comunes. Él pensó que serían mitos.—No me mates frente a ella, por favor. Deja que Gunter se la lleve —pidió con lágrimas en los ojos.Maddox sentía a su sangre arder por la rabia. Gruñía hacia el lobo insolente con los colmillos preparados para clavárselos en la cabeza, aunque sintió un toque suave en su espalda que lo estremeció por completo y serenó un poco sus emociones.—No lo mates. No te compliques
Al regresar a la cabaña, descubrieron que Ryan aún no había llegado. Alana, más que angustiarse, lo que hizo fue enfadarse, pero intentó controlar sus emociones para hablar con su padre. Necesitaba ponerlo al día de lo que sucedía y prepararlo.Aaron y Maddox se quedaron afuera. Ambos comprendían que era hora de conversar.—Debemos advertir a las manadas lo que está sucediendo en esta isla —propuso Aaron, fijando su atención en las montañas.—Ellos tienen sus propios problemas. Si les avisamos se verán obligados a enviar una avanzada de lobos dejando desprotegidos los refugios —comentó Maddox, recostando la espalda en la carrocería del auto.—¿Eso lo dices porque te preocupa tu manada o porque temes que descubran a Alana?Maddox lo observó con odio.—¿Te sientes incapaz de resolver este problema tú solo? ¿Necesitas el apoyo de tu alfa para hallar una solución? —lo provocó, sabiendo que de esa forma lo dominaba.No había nada que Aaron no deseara más que librarse del control de su alfa
Maddox realizó algunas llamadas rápidas para organizar los próximos movimientos. Necesitaba estar precavido en caso de que las cosas dieran de pronto un gran giro.Cuando entró en la cabaña descubrió a George, el padre de Alana, en la cocina con Keenan, y a Aaron en el patio trasero hablando por móvil, quizás, con Freddy Browner.Buscó a la loba, que se encontraba en la habitación del chico empacando.Ella lo sintió entrar y enseguida se giró fijando sus ojos ansiosos en él.Maddox se embriagó con su mirada y se aproximó a ella casi de forma involuntaria, como si un poderoso imán lo atrajera. Se detuvo muy cerca y apartó de su rostro un mechón de cabello.—¿Qué dijo tu padre? —preguntó casi en susurros mientras ponía el mechón tras su oreja.El contacto estremeció a Alana.—Está enfadado, aunque sabía que esto sucedería en algún momento. Esa gente está decidida a sacarnos a todos los granjeros de la isla.—No es justo que deban marcharse por ellos, pero ahora es lo mejor. Cuando estem
Cuando ya estaban listos para ir al refugio, vieron aparecer a Ryan en la vieja camioneta de Alana. Venía del bosque.—¿Por qué tardaste tanto? —preguntó ella con reproche al salir, para abordarlo al bajar del auto.—Tuve que esconder a Owen y al resto porque Evan mandó a unos policías a buscarlos —reveló, refiriéndose al alcalde.—¿Y crees que a ti no te buscan también? —reprochó Aaron mientras terminaba de sacar sus pertenencias del vehículo de alquiler—. Si te hubiesen ubicado en medio del bosque, estando solo. Te habrían desaparecido en segundos.—Conozco bien estos caminos. Sé por dónde rondar sin que me encuentren —porfió el hombre.—¿Sí? Entonces, llévanos a pie al refugio donde te escondías con tu hermana de niños —ordenó pasándole una mochila pesada—. Tenemos que evitar que nos vean.—¿A pie? —preguntó confuso hacia su hermana.—Hay que dejar los autos para que crean que seguimos aquí. Esta noche es posible que nos ataquen.—Maldición —mascó Ryan y corrió a la casa para empac
La cabaña estaba ubicada entre enormes árboles, que la cubrían en parte con sus ramajes. Se encontraba bastante deteriorada, pero aún sus bases se notaban firmes y el techo parecía seguro.A pocos pasos brotaba de la montaña un pequeño manantial y una fauna nutrida, así como árboles frutales, se hallaban en los alrededores.—Este es un punto excelente para estar escondido por años —dedujo Aaron mientras avanzaba hacia el hogar y evaluaba el lugar—. ¿Nunca la han invadido?—En una ocasión —reveló Ryan—, pero logramos sacar al delincuente a base de sustos en la noche. Pensó que la cabaña estaba maldita y se marchó —reveló con una sonrisa de triunfo.—¿Y nunca regresó?—Es difícil ubicarla. Hay que conocer bien los caminos para dar con ella. Además, ese tipo murió semanas después en un enfrentamiento con la policía mientras robaba una casa en el pueblo.—Hay humanos dentro —dijo con severidad Maddox y detuvo el avance de Alana y de Keenan.—Son Owen, Neris y Logan —reveló Ryan sin dejar
No se trataba de una, sino de dos avionetas. Los alfas se agazaparon entre la maleza esperando que aterrizaran y salieran los tripulantes.En cada nave se hallaban seis personas, el piloto más cinco sujetos fuertemente armados y con porte de ser luchadores entrenados. Todos vestidos con trajes militares, aunque sin ningún tipo de insignia que los identificara con alguna institución o empresa.No había rostros conocidos. Estos pertenecían a un grupo nuevo. Ni el tal Dalbir de facciones hindúes, o el robusto Warren se encontraban entre ellos.Se agruparon en la pista, cerca de los galpones, para hacer inventario de armamento y distribuir las municiones. Parecía prepararse para una guerra.—Tienen escopetas con sedantes —comentó Aaron mientras veía con alarma las armas largas que los sujetos se repartían—. Los restos del cuerpo de Terry Jordan tenían varias punciones. Freddy supuso que le habían inyectado algún sedante para drogarlo. Esa era la única manera de que un grupo de humanos dom
—¿Para quién trabajas? —consultó Aaron molesto, sin recibir respuestas, y metió una de sus garras en una de las heridas del costado del hombre para abrirla aún más y producirle dolor.—¡Para el G24! —respondió entre gritos marcados por el sufrimiento.—El G24 es una compañía canadiense de seguridad formada por antiguos militares de las fuerzas especiales británicas y estadounidenses —explicó Maddox mientras revisaba la información en su móvil—. Un grupo de mercenarios que ha participado en varias guerras y han prestado sus servicios a empresas petroleras y mineras a nivel internacional.Aaron apretó la mandíbula con enfado. Ya habían desnudado a aquel sujeto, así como al piloto y a los otros tipos asesinados, y ninguno tenía el tatuaje de la silueta del lobo cruzada por las dos espadas.—¿Para qué los contrataron?Como el hombre no respondía a sus preguntas, Aaron tuvo que hacer presión al abrirle un poco más la herida que tenía en el muslo derecho.El sujeto chilló por el dolor.—Par