Le ordenaron a Kurt no alejarse mucho de la granja de los O’Hara por si necesitaban interrogarlo de nuevo.El lobo se marchó de allí casi a las carreras apenas se lo permitieron. Los alfas regresaron a la cabaña algo inquietos. Lo conversado parecía mostrarles lo difícil que sería la ansiada libertad de ambos.—Freddy me avisó que uno de los humanos heridos en el último ataque murió en el hospital —confesó Aaron sin encarar a Maddox.Él tampoco dirigió su atención hacia el otro. Los dos caminaban con la vista fija en la cabaña atentos a la seguridad de Alana.—Eso complicará las cosas.—Ya lo hace. La policía quiere intervenir las tierras para hacer una investigación profunda. Al no tener culpables, sospechan de la manada. Hay gente que hizo correr la voz de que Freddy mandó a asesinarlos para no pagarles y como tu padre nos envió apoyo, creen que esos son sus matones que ahora lo protegen.—Maldición. Ahora habrá una horda de humanos en contra de las manadas —se quejó Maddox.—Armand
Gury sacó a Ryan de la celda con mala actitud. El hombre se sacudió de su agarre apenas llegó al salón principal de la comandancia. Alana enseguida se le acercó para saber si estaba bien.—No me hicieron nada —reveló, a pesar de que se le notaban un par de golpes adicionales en el rostro.Mientras caminaba junto a su hermana hacia el lugar donde se encontraban Maddox y Aaron, le dirigió a Gury una mirada retadora que el policía no se limitó en responderle.—Como ve, doctor Prescott, el señor O’Hara está en buenas condiciones —expuso el alcalde.—Conversaré con él en privado sobre lo sucedido —notificó Maddox—. Si me llego a enterar que hubo alguna agresión, le aseguro que pondré una denuncia en la comisaría central.—No hay necesidad de eso —expuso el alcalde con una sonrisa petulante—. Los problemas que se presentan en esta isla se resuelven aquí frente a una taza de café o un vaso de whiskey.—Me parece que no son tan amigables, porque me enteré que tienen varias denuncias por abuso
Fueron al hotel y Ryan decidió llevarse la camioneta de Alana para regresar a las granjas y buscar a Owen y a Logan.—Si Gury y el alcalde te atrapan de nuevo sin que nadie te vea, te desaparecerán sin dejar rastros, como lo han hecho con otras personas —se quejó Alana buscando impedir que su hermano se marchara solo.—Sabes que sé cuidarme, conozco esta región mejor que cualquiera de ellos. No me atraparán. Debo evitar que agarren a Owen y a Logan, espero aún no lo hayan hecho.—Ryan, por favor, te necesito ahora.Él se acercó a Alana para tomarla por los hombros y exigir toda su atención. Maddox los miraba desde una distancia prudencial, cruzado de brazos y con la parte baja de la espalda recostada de la camioneta de la loba.—Escucha, no me voy a ir de esta isla dejando a mis amigos. Al menos, debo avisarles lo que sucederá para que estén preparados si quieren quedarse aquí. Luego iré a la casa a hablar con papá y explicarle todo para prepararnos.Él la dejó para subir al auto y en
Gunter invitó a los alfas a sentarse en una mesa de madera algo desgastada y ubicada en un costado.—¿Tienes un hijo humano? —preguntó Aaron mientras tomaba asiento sobre una débil banqueta.—Conocí a su madre al llegar a la isla. Un turista la embarazó y se marchó sin volver nunca —reveló Gunter, sentándose frente a él—. La tomé a ella como mi pareja y he criado a ese niño como mío.—¿Todos tienen parejas humanas? —quiso saber Maddox repasando con atención a los otros lobos, quienes se quedaron de pie tras Gunter.Uno de ellos tenía una enorme cicatriz que le cruzaba el rostro. Aquel debió ser el lobo que se metió con Ryan y Alana lo lastimó, pero… ¿por qué no logró regenerar su herida?—Solo yo y Tanner —respondió Gunter, señalando con la cabeza al de la cara marcada—, pero él no tiene hijos.—¿Y desde cuándo están en esta isla?—Yo tengo siete años, al igual que Igor. Llegamos juntos —volvió a hablar Gunter y señaló ahora al lobo más joven—. Tanner llegó un año después y Mortimer t
Maddox se quedó muy quieto, miraba a la humana con claras advertencias. Ella estaba inmóvil, aunque temblaba. Lloraba en silencio manteniendo un rostro de angustia.—Ella sabe de nosotros. No dirá nada —expuso Tanner en susurros, con la cabeza gacha. También temblando de miedo.—¿Cómo sabes que no dirá nada? —exigió Maddox, sin perder de vista a ninguna de sus dos presas.—No solo es mi mujer. Es mi predestinada. No tengo secretos con ella.—¿Tu predestinada? —preguntó confuso.Había escuchado de casos muy raros de lobos que encontraban en una humana a su predestinada, pero no eran comunes. Él pensó que serían mitos.—No me mates frente a ella, por favor. Deja que Gunter se la lleve —pidió con lágrimas en los ojos.Maddox sentía a su sangre arder por la rabia. Gruñía hacia el lobo insolente con los colmillos preparados para clavárselos en la cabeza, aunque sintió un toque suave en su espalda que lo estremeció por completo y serenó un poco sus emociones.—No lo mates. No te compliques
Al regresar a la cabaña, descubrieron que Ryan aún no había llegado. Alana, más que angustiarse, lo que hizo fue enfadarse, pero intentó controlar sus emociones para hablar con su padre. Necesitaba ponerlo al día de lo que sucedía y prepararlo.Aaron y Maddox se quedaron afuera. Ambos comprendían que era hora de conversar.—Debemos advertir a las manadas lo que está sucediendo en esta isla —propuso Aaron, fijando su atención en las montañas.—Ellos tienen sus propios problemas. Si les avisamos se verán obligados a enviar una avanzada de lobos dejando desprotegidos los refugios —comentó Maddox, recostando la espalda en la carrocería del auto.—¿Eso lo dices porque te preocupa tu manada o porque temes que descubran a Alana?Maddox lo observó con odio.—¿Te sientes incapaz de resolver este problema tú solo? ¿Necesitas el apoyo de tu alfa para hallar una solución? —lo provocó, sabiendo que de esa forma lo dominaba.No había nada que Aaron no deseara más que librarse del control de su alfa
Maddox realizó algunas llamadas rápidas para organizar los próximos movimientos. Necesitaba estar precavido en caso de que las cosas dieran de pronto un gran giro.Cuando entró en la cabaña descubrió a George, el padre de Alana, en la cocina con Keenan, y a Aaron en el patio trasero hablando por móvil, quizás, con Freddy Browner.Buscó a la loba, que se encontraba en la habitación del chico empacando.Ella lo sintió entrar y enseguida se giró fijando sus ojos ansiosos en él.Maddox se embriagó con su mirada y se aproximó a ella casi de forma involuntaria, como si un poderoso imán lo atrajera. Se detuvo muy cerca y apartó de su rostro un mechón de cabello.—¿Qué dijo tu padre? —preguntó casi en susurros mientras ponía el mechón tras su oreja.El contacto estremeció a Alana.—Está enfadado, aunque sabía que esto sucedería en algún momento. Esa gente está decidida a sacarnos a todos los granjeros de la isla.—No es justo que deban marcharse por ellos, pero ahora es lo mejor. Cuando estem
Cuando ya estaban listos para ir al refugio, vieron aparecer a Ryan en la vieja camioneta de Alana. Venía del bosque.—¿Por qué tardaste tanto? —preguntó ella con reproche al salir, para abordarlo al bajar del auto.—Tuve que esconder a Owen y al resto porque Evan mandó a unos policías a buscarlos —reveló, refiriéndose al alcalde.—¿Y crees que a ti no te buscan también? —reprochó Aaron mientras terminaba de sacar sus pertenencias del vehículo de alquiler—. Si te hubiesen ubicado en medio del bosque, estando solo. Te habrían desaparecido en segundos.—Conozco bien estos caminos. Sé por dónde rondar sin que me encuentren —porfió el hombre.—¿Sí? Entonces, llévanos a pie al refugio donde te escondías con tu hermana de niños —ordenó pasándole una mochila pesada—. Tenemos que evitar que nos vean.—¿A pie? —preguntó confuso hacia su hermana.—Hay que dejar los autos para que crean que seguimos aquí. Esta noche es posible que nos ataquen.—Maldición —mascó Ryan y corrió a la casa para empac