Alana los sumergió por los caminos que atravesaban las granjas y plantaciones. Vías de tierras que en ocasiones se volvían agrestes.Por culpa de las lluvias, la tierra tenía surcos profundos donde el auto amenazaba con quedarse varado, pero Aaron lo maniobró lo mejor que pudo para no detenerse.El segundo puente ubicado en medio de esa zona también estaba bloqueado por la policía, así que ella tuvo que dirigirlos al interior del bosque, donde se hallaba un puente de hierro que tenía como cien años de construido y poco utilizaban por su lejanía, y por lo endeble que resultaba su estructura.Por culpa del tiempo y del clima las vigas estaban oxidadas, se agitaban cuando alguien lo cruzaba haciendo un ruido espantoso. Atravesarlo a pie o en bicicleta ya resultaba un gran riesgo, pero ella aseguraba que varias veces lo había pasado con su camioneta Kiki.Si la loba se había atrevido, los lobos también lo harían. El orgullo del macho siempre se imponía a la cordura.No atravesaban el río
Dejaron el auto semiescondido tras unos arbustos y caminaron los tres agazapados en dirección a los galpones. Los lobos podían sentir la presencia de humanos en el primer y segundo galpón y vieron a uno dentro de la avioneta preparando el vuelo de salida.Maddox le tomó fotos a la avioneta con su teléfono móvil para así tener registrado sus datos.—Ryan está en el segundo galpón —masculló Alana, al captar el aroma de su hermano, y quiso pasar entre ellos para ir a ese lugar, pero Maddox la detuvo.—Calma, primero tenemos que evaluar cuántos hay y si tienen armas.—¡Mi hermano puede estar herido! —susurró ella con desesperación.—Si no actuamos con precaución, él seguirá herido y tú muerta —acusó Aaron—. Si son muchos y tienen armas peligrosas nos transformamos en lobos para neutralizarlos. De esa forma, si nos disparan no podrán asesinarnos.Aaron se agazapó más entre los matorrales para acercarse al segundo galpón. Maddox quiso seguirlo, pero Alana lo detuvo.—¿Qué pasa? —quiso saber
—Ese tipo es en extremo peligroso —indicó Ryan al ver que los lobos habían amarrado y amordazado al tal Grayson, quien aún seguía desmayado.—No dudará mucho tiempo vivo —reveló Aarón y lo cargó sobre su hombro sin que le costara ningún esfuerzo para meterlo dentro del galpón donde ellos habían estado.Los humanos lo observaron con asombro.—¿Dónde está Neris? —preguntó uno de los compañeros de Ryan, un tipo delgado con cara de rata.—Lo dejé en mi casa cuidando de mi padre y de Keenan —reveló Alana.Se referían al sujeto que había escapado y la alertó de que los iban a encerrar en ese lugar.—¿Por qué los trajeron aquí? —exigió Maddox hacia los hombres.—Los abordamos cerca de la aldea de los pescadores —reveló Ryan—. Quisimos reclamarles por lo que hicieron en la cabaña de Owen, pero se pusieron violentos —explicó señalando al sujeto con cara de rata que antes había hablado—. Como Rob estaba algo pasado de tragos, quiso golpearlos. Lo empujaron y se golpeó la cabeza contra una roca.
Llevaron el cuerpo de Grayson a la costa. Le ataron pesadas piedras, lo quemaron y luego de unos minutos, lo lanzaron por un despeñadero.Ambos regresaron al galpón, pero antes de entrar, Aaron tomó a Maddox por el cuello de la camisa y lo estampó contra la pared.Acercó su rostro amenazante, que comenzaba a tomar la forma de su lobo interior con sus ojos tintados de dorado, hacia el del otro lobo.—¿Qué otra maldita mierda me ocultas?Mientras desechaban el cuerpo de Grayson, Maddox le había confesado sobre la existencia de la cueva de vampiros donde había hallado a Alana, suponiendo que el cargamento de huesos que los sujetos de la avioneta llevaron a Bar Harbor los habían sacado de allí. Para eso los lanzallamas.—No hay manada de lobos en esta isla —dijo soberbio. Sabía que esa información no podría ocultarla por más tiempo.Aaron lo observo confuso un instante, pero pronto su rostro se amplió mostrando interés.—La loba está sola —dijo como reflexión.Sin una manada, Alana estaba
Antes de que Aaron y Maddox llegaran al puente de hierro, Alana ya regresaba en el auto de alquiler.Aaron rugió al verla sola.—Maldición, ¿por qué viaja sola?—No tiene conciencia del peligro que corre ni de la importancia que representa para nuestra raza —respondió Maddox—. Ha vivido en esta isla toda su vida sin saber mucho de nuestra especie, por eso nunca aprendió a transformarse.—Es mucho lo que tendré que enseñarle —murmuró el lobo como para él mismo, pero Maddox logró escucharlo y lo calcinó con la mirada.—No te preocupes por las clasesitas informativas. De mi hembra me encargaré yo.Aaron los fulminó con una postura desafiante mientras se detenían y bajaban del auto. Los dos estaban dispuestos a conquistarla sin importarle las consecuencias.—¿Qué les pasó? —preguntó Alana al verlos a ambos sin camisa y con los pantalones manchados de sangre, aunque sus rostros y sus cuerpos ya se encontraban recuperados de sus heridas—. ¿Les resultó tan difícil controlar a ese humano?Aar
El camino de regreso no fue tan angustiante porque Alana sabía lo que hacía. Los lobos la miraban con admiración mientras ella llegaba en pocos minutos a su cabaña.Al entrar en la casa, ya Owen, Neris y Logan se habían marchado, solo estaba Ryan atendiendo a su padre en la habitación acompañado por su hermano Keenan.Alana enseguida se reunió con ellos para revisar la temperatura de su padre. Aaron veía lo que hacían desde la puerta mientras Maddox se cambiaba de ropa en el dormitorio de la loba.Cuando Alana pasó a la cocina y tomó algunas verduras para preparar la cena, Aaron se aproximó a ella.—¿Desde cuándo estás en esta isla con esa gente?—Desde antes de que tuviera noción de la vida.—¿Y qué pasó con tu manada?Ella alzó los hombros con indiferencia.—Ese hombre que está convaleciendo en esa cama y su esposa, que murió hace dos años, me encontraron en los brazos de mi madre moribunda en esta isla. Ella les pidió que me pusieran a salvo antes de morir. Desde ese momento estoy
Aaron se acercó a Ryan con actitud amenazante, odiaba que le hablaran con altanería. Alana iba a atravesarse en su camino, pero Maddox se adelantó.—Recuerda que ese tipo, por ahora, es nuestra mejor pista —dijo con una voz llena de desafío.Ambos lobos compartieron una mirada dura antes de que Aaron decidiera calmarse y retroceder.Cuando Maddox se aseguró que no haría nada, se giró para encarar al humano.—Estamos aquí para averiguar sobre Corbet Construcciones. Hace unos días vino un representante de nuestras empresas y habló con Rob Favre en el bar del restaurante. Él le aseguró que esa empresa presenta conflictos en la zona y nos prometió más información. A eso vinimos.—¿También los han estafado a ustedes? —quiso saber Ryan.—No. Ellos han atacado las empresas de nuestra manada en Portland, quemándolas hasta los cimientos. Y destruyeron los sembradíos de las empresas de su manada en Ashland —explicó señalando a Aaron—, pero además, están implicados en el asesinato de un lobo sol
Aaron se quedó un buen rato en el exterior de la cabaña comunicándose con Freddy, para notificarle sobre las empresas de Machiasport que denunciaban a Corbet Construcción por estafa.Ryan le había entregado los nombres y teléfonos de algunas que lograron contactarlos.Maddox también le pasó esa información a su hermano, luego buscó a Alana. Sabía que la loba había quedado muy afectada por la conversación que habían tenido minutos antes.La encontró en su habitación sentada en el borde de la cama, con la bufanda que había pertenecido a su madre sostenida entre sus manos, a la que veía con melancolía.Él se ubicó a su lado.—¿Estás bien?Ella respiró hondo antes de hablarle.—Siempre quise entender qué le había sucedido a mi madre, ahora tengo miedo —reveló entristecida.—Lo averiguaremos. Estoy seguro que el grupo de exterminadores tiene que ver en el asunto.Alana lo miró con pesar.—¿Ellos mataron a tu madre?Ahora fue Maddox quien respiró hondo antes de hablar.—Sí. Recuerdo con exa