Habían buscado al asesino de Valyor por todo el castillo, la noche se llenó de ruido, gritos y personas que corrían por todas partes con desespero, y Kaeira se había quedado en la habitación después de que el cuerpo del hombre ya no estaba, y estaba, ahí mirando el charco de sangre que ella misma había causado cuando Vikro, el comandante de los ejércitos de Zorba, entró por la puerta y contempló el suelo alfombrado y las cosas llenas de sangre.— ¿Cómo era? — le preguntó él, Kaeira apenas si levantó la mirada.— No lo sé, tenía el uniforme de nuestro ejército — dijo, siempre se le había dado fácil mentir — un infiltrado, pero no lo encontrarán, siempre tienen un plan de escape infalible, y todo el castillo está lleno de escondite y pasadizos secretos, ¿sabes quién conoce todos esos pasadizos? — le preguntó y el hombre no la miró — Rahyra, ella los conoce todos y cada uno, pasó meses estudiando los viejos pergaminos del castillo, ella le conto a Maxwell y así enviaron al asesino, y tam
Rahyra apretó la mandíbula con fuerza cuando una nueva contracción la acometió, se sentó en el borde de la cama y trato de respirar, su madre había llegado y estaba a su lado.— Respira — le dijo la mujer y le acarició el cabello, luego comenzó a quitarle los botones del vestido — Saiorse ya viene, sr Maiken salió con un caballo a buscarla y llegará pronto, de igual forma hay que esperar a que los dolores se hagan más frecuentes — Mayia tenía los ojos hinchado como los de Rahyra, y ella quiso preguntarle como estaba llevando la muerte del hijo de Kaeira, era su nieto, pero no se atrevió, no en ese momento.Maxwell estaba de pie en la ventana y Lucía pálido y asustado.— Estoy segura que una pelea de espadas te pondría menos nervioso — le dijo ella cuando la contracción se fue y él meneó la cabeza en el aire, parecía que ni siquiera tenía palabras. Rahyra estiró la mano y él recortó la distancia que los separaba para agarrarla y arrodillarse a su lado — ¿estrás conmigo? — le preguntó y
El frio comenzó a disminuir poco a poco mientras se acercaban a la frontera de las tierras altas con las tierras de las praderas y Kaeira notó como el ejército de Zorba comenzó a recuperar el buen genio por las temperaturas más altas.Marchar con un ejército era tortuosamente lento, el camino que a un grupo normal le tomaría un mes más una semana por lo regular, les había tomado a ellos dos meses, y tras de sí dejaban un desolado desierto de pasto pisoteado y aldeas vacías. Marchaban de noche y de día evitaban las aldeas lo que más podían, ya que las personas que observaban venir el ejercito a lo lejos preferían abandonar sus hogares que ver pasar por sus pueblos una horda de traidores como Kaeira había escuchado que los llamaban, pero aquello no le importaba, ella solo tenía una misión en la cabeza.Ya lo había perdido todo, cuando Raeyron se había convertido en el lord de las tierras altas su primera orden fue quitarle el apellido Leroy, y el maldito de Maxwell la había firmado como
Eliver salió de la oficina de Maxwell y ellos dos se quedaron ahí con la mujer que tenía la cabeza gacha y los hombros caídos, y Rahyra la miró con lástima, parecía ser una prostituta de las que el concejero del rey frecuentaba y que accedió a hacer tal cosa con la intención de mejorar su situación y Rahyra sintió lastima por eso.Caminó hacia el escritorio de Maxwell donde sabía que tenía unas cuantas monedas de oro, había más de lo que una prostituta ganaría en un año. No era suficiente para huir del primer mundo como le prometió Haraldt, pero debía agradecer no perder la cabeza, literalmente. Le tendió la bolsita de dinero a la mujer que la miró sorprendida.— Con esto será suficiente para que dejes la ciudad e inicies una nueva vida en otra parte, si te vuelvo a ver… — la mujer tomó el dinero y salió corriendo del lugar y Rahyra se quedó mirando el lugar por donde había desaparecido su cabellera rubia.— ¿Estas enojada? — le preguntó Maxwell, no se atrevió a dar un paso hacia ella
El grito de Rahyra fue suficiente para que todos los sentidos de Maxwell se pusieran en alerta, el rey saltó de la cama como una gacela, lo único que lo cubría era un corto pantalón de ceda fina y el Zorbano lo miró con fiereza. Ondeó la espada curvada.Cada uno estaba casi a la misma distancia de los bebés que dormitaban con la inocencia de no saber que su vida estaba en riesgo, pero el desconocido estaba un paso más cerca y Rahyra tomó una daga que estaba colgada en la pared, de adorno, e hizo ademán de correr hacia sus bebés, pero el hombre apretó los hombros y Maxwell no la dejó pasar, y cuando ella lo miró, vio en sus ojos un sentimiento que logró entender de inmediato. No lograría llegar hasta los bebés antes que el hombre.Los ojos de Rahyra se llenaron de lágrimas, si Maxwell no alcanzaba a llegar cuando ambos hombres se lanzaran hacia el frente, el de ojos azules y piel oscura lograría lanzar un tajo hacia los bebés antes de que Maxwell lo alcanzara. Estaban atrapados.El des
La batalla había durado muy poco, menos de lo que Kaeira hubiera previsto y eso la alegró. Desde el instante en que cruzaron la frontera entre las tierras de las praderas y las tierras altas, se habían encontrado con el rumor de que el lord de las tierras de las praderas, Máximo Lévesque, estaba esperando en Rio Nuevo a su ejecito con una hueste enorme, pero cuando Kaeira dobló la última esquina, donde la torre de los Lévesque se veía desde miles de metros debido a su altura, no encontró más que unos mil hombres bien apostados alrededor, y aunque ofrecieron buena resistencia, no pudieron hacer nada contra el ejército Zorbano que se cernió sobre ellos.Kaeira nunca había estado en una batalla real, pero le pareció algo sádico y enfermo, y mientras caminaba por los despojos que había dejado el enfrentamiento vio extremidades amputadas, más gente muerta que en toda su vida y personas que aún se arrastraban por el suelo fangoso y sangriento y que estaban siendo rematadas por sus soldados
Rahyra solo pensaba en Maxwell, a pesar de estar rodeada de las personas más importantes del reino, su mente divagaba una y otra vez en su esposo, se preguntaba: «¿Y si despierta y no estoy ahí? » los hombres hablaban sobre estrategias para defender la capital y ella penas si les prestaba atención. Raeyron tambien estaba ahí, como Lord de las tierras altas tenía un puesto en ese importante concejo y Maiken lo acompañaba.El lord consorte ya no era un guardia real, pero por algún novito ese día tenía puesta la armadura brillante con el emblema de la rosa con espinas en el pecho, Raeyron tambien tenía su armadura y eso la puso nerviosa. Todos tenían armaduras.— ¿Los muros tienen suficiente tamaño para soportar la acometida? — preguntó Orlás Karristel, el lord de las tierras de hierro y el comandante de la guardia real asintió con la cabeza.— Claro que sí, pero por lo menos los dos primero anillos de la ciudad caerán — le dijo el comandante — tenemos defensas y catapultas, podríamos ha
Cleo respiró el aire frio e incómodo dentro de la oficina de la directora de las viudas silenciosas, había estado ahí cientos de veces, era una chica rebelde que siempre se metía en problemas. — Toda una vida de sacrificios para convertirte en lo que eres y ahora vienes de nuevo a casa para amenazar a tus hermanas — le comentó la mujer mientras caminaba con paso lento hacia el escritorio y Cleo apretó los dientes. — ¿Sacrificios? — dijo con rabia — ustedes prácticamente me secuestraron para entrenarme, recuerdo que me dijeron que si huía matarían a Maiken — la mujer negó. — Como sabíamos que él era importate para ti lo protegimos durante todos los años en que estuviste entrenando — le comentó la mujer — lo que te dijimos era que si te ibas ya no garantizaríamos su seguridad. — Era una amenaza — le dijo Cleo — eso es lo que haces ustedes, traicionan, sobornan y amenazan. — Somos espías, es lo que hacemos, es lo que haces — la mujer la miró con suficiencia — ¿o acaso no espiabas a l