18 de julio de 1350.
La peste negra llego a Debenfort dejando a su paso miles de muertes y entre ellas se llevo al matrimonio Fazer los padres de la pequeña Margaret y a la hermosa Alice Dupoint marqueza de Debenfort, la peste trajo consigo la muerte y el dolor, un dolor hondo que se instalo en las tierras del marqués.
Con el pasar del tiempo todos los trabajadores volvieron a sus obligaciones, la economía del marqués fue restaurada, pero su corazón yacía roto y vacío sin su amada esposa, su hijo el lord Frederick Dupoint no podía seguir viviendo en esa casa que le traía tantos recuerdos de su madre, así que sin pensarlo empaco y emprendió un viaje en busca de recorrer el mundo, dejando a su padre aun más solo, él marqués que siempre había sido un hombre duro y soberbio se volvió aun peor, todos le temían y nadie se atrevía a contradecirlo, todos murmuraban que su corazón se había secado por el dolor y que solo la muerte le daría alivió, pero todo cambió aquel día.
Eran al rededor de las 4 de la tarde y Margaret se paseaba a caballo por los terrenos de la mansión Debenfort, los sirvientes que la mantenían oculta del marqués le pidieron que no cabalgara cerca ya que podrían descubrirla al morir sus padres ella quedo desamparada y con apenas 10 años no tenía la edad para ser parte del servicio de la casa, si el marqués la descubría seguramente la echaría y a donde iría la pobre niña.
A pesar de las advertencias de sus amigos Margaret cabalgo en los alrededores de la mansión y como un presagio del destino el marqués la encontró.
— ¿Quién eres tú y que haces en mis tierras montando mi caballo? — le pregunto enfurecido, Margaret que nunca lo había visto tan de cerca se quedo de piedra, la mirada de ese hombre era fria y calculadora, ella sintió miedo de solo pensar en lo que le haría, así que sin responder sale a todo galope hacía la casa, él marqués la sigue muy de cerca mientras va gritándole una sarta de insultos que ella solo ignoro por su descuido o la adrenalina del momento no se percato de un árbol caído en el camino, su caballo en un acto reflejo paro de golpe y se paro en sus dos patas traseras haciéndola caer de golpe contra el pasto húmedo por la lluvia que se aproximaba, Margaret perdió el conocimiento de inmediato, él marqués bajo de su caballo a toda prisa y tomo a la niña en brazos de su cabeza brotaba la sangre. — Dios mio ¿pero que he hecho? — se lamentó y con ella en brazos se subió a su caballo y galopo deprisa hasta la mansión.
Al llegar dos de sus capataces lo esperaban para tomar a su caballo y llevarlo a los establos, al verlo llegar con una niña en brazos cubierto de sangre se alarmaron.
— Mi lord ¿pero que ha sucedido? — pregunta uno de ellos.
— La chica se ha caído mientras cabalgaba, llamen al medico deprisa — ordena y todos obedecen, él entro a la casa con la chica en brazos y la llevo hasta su habitación, el ama llaves lo sigue de cerca y al ver que se trata de Margaret casi se desmaya, todos en aquella casa la adoraban y por eso decidieron tenerla a escondidas bajo el techo del marqués. — Quiero que averigües quién es esta niña y porque diantres estaba cabalgando con uno de mis caballos señora Mirabel — Espeta el marqués — Quiero que traigas a sus padres ahora mismo junto a mi, este descuido es una negligencia de su parte.
— No puedo hacerlo mi lord los padres de la chica murieron durante la peste negra, su madre me ayudaba en la cocina y su padre era uno de los jardineros, cuando murieron la chica quedo totalmente desprotegida no supimos que hacer y no queríamos importunarlo con ese tema...
— Así que mejor decidieron ocultarme todo esto y mantenerla oculta— la interrumpe el marqués — ¿hasta cuando pensaban hacerlo?
— Hasta que tuviera al menos quince años mi lord y pudiera ser parte del servicio, tan solo tiene 10 años — Le explica la señora Mirabel — lamento haberlo ocultado mi lord, se que estuvo mal pero teníamos miedo de decírselo.
— ¿Miedo de qué? — pregunta.
— De que no la dejara quedarse por no poder trabajar, que sería de ella tan pequeña y sin familia.
— ¡¿Como pudieron pensar que yo la echaría a la calle mujer?! — grita el marqués molesto, en respuesta la señora Mirabel da un paso atrás y agacha su cabeza con evidente miedo.
Él marqués se sorprendió de su reacción y reflexiono sobre quién ha sido estos últimos meses y se dio cuenta que su resentimiento con la vida por perder a su esposa lo estaban transformando en una persona que no sería ser más, estaba envejeciendo y no quería que su legado se convirtiera en puras memorias de un hombre cruel y despiadado.
— Lo lamento señora Mirabel, sé que no he sido yo mismo últimamente, pero eso no me da el derecho de desquitarme con los demás, ella puede quedarse como mi invitada, verifique que no le falte nada por favor — y con esas palabras salió de la habitación dejando a la vieja ama de llaves con una sonrisa en el rostro, ese era su patrón el lord Debenfort que todos admiraban un hombre compasivo e intachable.
— Todo va a mejorar para ti mi niña linda, se que Dios tiene cosas buenas para ti — le susurro al oído a una Margaret aun inconsciente.
El doctor llego y por suerte no fue un golpe de gravedad ella estaría bien, quizás un poco de mareos y dolor de cabeza pero al pasar los días volvería a la normalidad como si nada sucedió. Cuando el doctor le dio estas noticias al marqués fue como si su alma volviera a su cuerpo, se sentía muy culpable de lo que había sucedido aquella tarde, luego de las buenas noticias el marqués bajo a cenar, solo como siempre lo hacía, la casa se sentía tan vacía que aveces pensaba en seguir a su hijo y viajar juntos para olvidar, pero no podía hacerlo él era el marqués y tenia asuntos que atender.
Mientras cenaba pensó en aquella niña que yacía dormida sobre su cama.
—¿Qué harías tú mi amada Alice? — pensó en voz alta, pero él lo sabía su esposa era una fiel ayudante de las personas y siempre deseo tener una hija, pero lamentablemente no pudieron concebir después de su hijo. — Voy ayudarla amor mío como lo hubieras hecho tú — prometió mirando al techo adosado de la mansión.
Margaret despertó desorientada, la cabeza le dolía al abrir los ojos se encontró en una habitación muy lujosa, no sabía donde estaba poco a poco los recuerdos del día de ayer comenzaban a llegar a su memoria se había caído del caballo, ¡el marqués la había descubierto! ¿qué iba hacer ahora, a donde iría?, el personal se había cansado de decirle que si la descubría él la echaría a la calle y después del incidente del día de ayer, a ella no le cabía la menor duda de ello, mientras ella pensaba la puerta de a habitación fue abierta y detrás de ella se asomo la señora Mirabel, Margaret no dudo y se levanto corriendo abrazarla, pero un dolor punzante le atravesó la cabeza y la hizo caer al suelo.
— Mi niña debes tener cuidado, el golpe que te has dado ha sido tremendo, no puedes agitarte por los próximos días solo reposo a dicho el doctor — la reprende.
— ¿Un doctor a venido a verme? — pregunta asombrada — Nunca he visto a un doctor antes — le comenta.
— Pues si, vino el doctor de la familia, nos tenias muy preocupados a todos — lo que hizo recordar a Margaret.
— Mirabel él me ha visto, él lord me encontró cabalgando ayer, huía de él cuando me caí.
— Ya lo sé, él me lo ha contado, estate tranquila que no esta molesto, ya le conté toda la verdad y ha dicho que puedes quedarte como una invitada, me ha pedido que te lleve a tu nueva habitación porque esta es la de él — le informa.
— Oh mi Dios, he dormido en su habitación, que vergüenza — se lamenta la pobre la niña.
— Él mismo te ha traído en brazos cuando te desmayaste mi niña, deja de preocuparte, sé que de ahora en adelante tu vida va a mejorar, ahora ven conmigo vayamos a tu habitación para que las chicas puedan hacer el aseo de esta — le dice y tomando su mano la guía por el largo pasillo hasta llegar a una puerta al final de color rosa pastel — esta es la habitación Lesington la señora siempre soñó con tener una niña y una vez cuando creyó estar embarazada de nuevo decoró esta habitación — le dice antes de dejarla pasar, al entrar Margaret se queda sorprendida, su boca se abre formando una gran o de asombro.
— Nunca imagine que una habitación pudiera ser tan hermosa como esta, es como la de una princesa— dice maravillada.
— Que bueno que haya sido de tu agrado Margaret, es un gusto conocerte yo soy Alessandro Dupoint marqués de Debenfort, cuando estés lista te espero abajo para desayunar hay varias cosas de las que debemos hablar — le dice y con un asentimiento de cabeza se despide de ambas damas y sale de la habitación.
Margaret y Mirabel se miran unos instantes y luego se colocan manos a la obra, Mirabel la ayuda a darse un baño y luego a vestirse.
— Mirabel como voy a ir a desayunar con el lord con este vestido tan viejo y harapiento — le dice la niña al borde de las lagrimas — que vergüenza sentarme a la mesa de esta manera, no iré, no pedo hacerlo.
—Claro que iras mi niña, esta ropa es la única que tienes por ahora además tu eres preciosa, no necesitas un gran vestido para demostrarlo, solo sé tu misma y te aseguro que le agradaras — la consuela su querida amiga y ella parece tranquilizarse, juntas salen de la habitación y Mirabel la acompaña hasta llegar al comedor, en donde la i***a a entrar mientras ella se dirige a la cocina.
Margaret respira profundo y entra en el comedor, el lord esta sentado a la punta de la mesa leyendo el periódico.
— Buen día mi Lord, muchas gracias por invitarme a desayunar y toda su amabilidad, no soy digna de ella — dice entrando, él marqués levanta su vista del periódico y la mira sereno.
— Eres bienvenida a mi casa Margaret, siéntate por favor — le indica la silla junto a él — Mirabel grita, esta aparece a los pocos minutos con un delantal de cocina puesto.
— Si señor.
— Quiero que llames a la modista del pueblo, que venga a tomar las medidas de Margaret para que le haga varios vestidos — ordena.
— Si señor enseguida — Responde el ama de llaves y sale del salón, seguida de ella entran unas sirvientes a servir el desayuno, al ver a Margaret sentada en la mesa le sonríen y guiñan sus ojos antes de abandonar el lugar.
— Veo que eres muy querida — le comenta el marqués — todos se preocuparon por ti cuando caíste del caballo.
— Oh si mi lord lo siento, me asuste mucho cuando me encontró y no pensé lo que hacía todos siempre me pidieron que me ocultara y yo desobedecí.
— Pero ya no debes ocultarte más, tu y yo somos muy parecidos mi niña, ambos perdimos a personas que amábamos quizás por eso debíamos encontrarnos, precisamente de eso quería hablar contigo, tú no tienes a nadie en el mundo que te proteja, y yo tengo demasiado dinero para gastar solo así que ¿porque no hacemos un trato?, a partir de ahora tu seras mi hija, aprenderás todo lo que una señorita debe hacer, y te daré una doten así podremos encontrarte cuando sea el momento un buen esposo, un hombre que te ame y te proteja, quiero que cambias tu vida y lo que tenias destinado.
Margaret no podía creer las palabras del marqués, seria como un sueño, sería una señorita de sociedad, podría hacer realidad el sueño de su madre y casarse con un hombre que le diera una buena vida, no tendría que ser una sirviente, podría ser su propia jefa, esa idea la maravillo y sin pensarlo se levanto de la silla y lo abrazó con todo su agradecimiento.
— Gracias mi lord, prometo no fallarle, seré la mejor señorita que hayan visto — prometió.
— Lo se mi niña, lo se, ahora come tu desayuno — le dijo él marqués que sintió como su corazón luchaba por latir de nuevo con ese pequeño gesto de amor de esa pequeña, sabía que había tomado la decisión correcta.
Esa misma semana empezaron las lecciones de etiqueta de Margaret, el marqués se dispuso personalmente a enseñarle a escribir y a darle clases de historia y arte, un profesor de música se encargaba de enseñarle a tocar el piano y sorpresiva mente la chica tenia talento para ello, para todo en realidad aprendía rápido y todo los nuevo le entusiasmaba, ella quería comerse al mundo y vaya que lo lograría. Con el pasar de los meses ella y el lord afianzaron su relación realmente se apreciaban y se agradecían el uno al otro, la mansión Debenfort se lleno de alegría y luz de nuevo, los trabajadores vivían felices al ver el cambió en su patrón y les daba emoción ver como la pequeña Margaret paso de ser huérfana a tener un futuro brillante por delante.
Los años pasaron y ya Margaret tenía dieciocho años, había llegado el momento de presentarla en sociedad, ella, él marqués y la señora Mirabel preparaban un baile en su honor su presentación en sociedad, justo antes de que comenzara la temporada de las jóvenes casaderas, él marqués se entristecía con solo pensar que ella se casaría pronto y lo dejaría.
— Papá sabes que siempre vendré a verte, nunca más estarás solo — le dijo esta con ternura mientras lo abrazaba, habían aprendido a conocerse tan bien que a veces podían saber lo que sentía el otro sin siquiera decirlo.
— Eso espero mi niña, mira que este viejo cascarrabias ya no sabría vivir sin ti — le dice con afecto — A demás mi hijo no tiene planes de volver, creo que realmente se ha olvidado de mi — dice apesadumbrado.
Frederick y el lord siempre se escribían cartas, pero en ninguna de ellas el joven planeaba volver a casa pronto, y aunque él marqués había encontrado consuelo en la compañía de Margaret siempre recordaba a su amado hijo, el debía estarlo enseñando para que tomara el mando de sus tierras y su titulo cuando él muriera.
Pero no era momento de tristezas o lamentaciones tenían un baile que preparar, era el momento de Margaret así que todos se pusieron manos a la obra con la organización y los preparativos.
Se rumoraba que sería el baile de la temporada, todos se morían por conocer a la protegida del marqués de Debenfort, hasta ahora solo unos pocos nobles habían tenido el placer de conocerla y todos decían maravillas de ella aunque se preguntaban de donde habría salido, el marqués nunca daba detalles de si era una sobrina, una ahijada o quizás la protegía en modo de favor a su familia. Todos querían conocerla y saber de donde venía, los pocos que la habían visto decían que quizás ella seria la joven de esta temporada, muchos nobles querrían casarse con ella, ya veremos quién es el afortunado que lograra desposarla.
El día había llegado y Margaret no podía estar más nerviosa, durante las ultimas semanas se sentía emocionada con todos los preparativos del baile pero hoy por fin sería la noche y ella es el centro de atención, nunca antes lo fue y de pronto pensar en esos cientos de nobles mirándola detalladamente la hizo plantearse la idea de cancelarlo todo, ¿y si no estaba lista, si le fallaba al marqués y lo dejaba en ridículo? Un puñado de pensamientos negativos inundaron su cabeza.━ No seré capas Mirabel, cancelemos el baile por favor siento que voy arruinarlo, yo jamás he sido el centro de atención a penas y aprendí a comportarme en sociedad, todas esas personas nacieron siendo nobles, van a saber que soy una simple plebeya hija de un par de sirvientes ━ termina la frase llorando mientras Mirabel la consuela entre sus brazos.━ Tú no necesitas convencerlos de nada jovencita, tú eres maravillosa tal y como eres y cualquiera de esos hombres sera afortunado de tenerte como esposa, es normal qu
Un día nuevo a comenzado, en la mansión Debenfort se escucha el movimiento del personal trabajando a toda maquina, en la cocina alistan el desayuno, las damas de compañía de Margaret suben a su habitación a prepararla, aun sigue dormida cuando estas entran la noche llena de baile y festejo la han dejado exhausta, Mirabel abre las gruesas cortinas dejando entrar el sol mañanero por los inmensos ventanales de la habitación, la luz cae de lleno sobre el rostro de la lady.━ ¿¡Dios que es esa luz!?━ se queja Margaret.━ Buenos días mi lady ya es hora de levantarse y prepararse, hoy tiene un gran día por delante ━ le informa Mirabel ━ más de 10 Caballeros vienen a visitarla el día de hoy, esa nueva información hace que Margaret abra los ojos como platos.━ 10 caballeros, eso es demasiado ━ responde sorprendida.━ Más de 10 señorita, más de 10 ━ le aclara Mirabel mientras la ayudan a ponerse de pie para entrar al baño de agua caliente que ya le habían preparado.En otra habitación de la man
Al entrar al despacho Malek se sintió ajeno a ese lugar, nada parecía ser lo que recordaba, desde el día en que su madre murió su padre cerro las cortinas y se instalo un sentimiento desagradable sobre el lugar, cada vez que él entraba sentía frio y el lugar se miraba lúgubre y desolado lleno de montañas de papeles, olor a pipa y a leña quemada por encender el fuego de la chimenea, siempre habían botellas de alcohol sobre su escritorio, unas vacías otras medio llenas.A veces Malek olvidaba la verdadera razón por la cual había huido, pero allí en medio del despacho de su padre lo recordó, no solo huyo del dolor y los recuerdos de su madre se marchó porque la actitud de su padre lo desconcertaba, se refugio en el alcohol y eso solo lo hacía más agresivo e intratable, se peleaban todos los días, su madre hubiera odiado verlo de esa forma y él también lo hacía, él y su padre no fueron muy unidos, pero lo respetaba y lo amaba, estaba orgulloso de ser su hijo, pero empezaba a desconocerlo.
La tarde cayó y Margaret ya estaba casi lista para su almuerzo con el duque, Mirabel la ayudaba a acomodar los últimos mechones de su cabello en un delicado semi recogido.━ ¿Que hablaron hoy en el jardín tú y lord Malek? ━ pregunta curiosa.━ No es adecuado en una lady ser chismosa ━ le reprende Mirabel.━ Sabes muy bien que no nací siendo una lady, soy una campesina Mirabel, el chisme me da vida ━ se sincera y ambas estallas en risas.━ Somos dos entonces ━ la secunda el ama de llaves ━ no hablamos nada importante, el joven Malek a decidido quedarse y ayudar a su padre en las labores como marqués, esta arrepentido de haberse ido tanto tiempo, me pidió hablar contigo pero ya sabes tenias demasiados pretendientes por atender ━ le comenta, Margaret frunce el ceño ante esta nueva noticia, ¿porque el quería hablar con ella?, la última vez que hablaron la ofendió, humillo y dejo muy en claro que la creía una oportunista de las oportunidades de su padre.━ No creo que tengamos nada de q
Margaret llego más que feliz a su casa, corrió al despacho hablar con él marqués pero al entrar lo vio reunido con su hijo.━ ¿No te enseñaron a tocar a la puerta? ━ la reprende el joven Lord.━ Malek ━ le advierte su padre, Margaret tuerce los ojos y respira profundo.━ Mi padre me permite entrar sin tocar lord ━ le responde desafiante.Ambos se miran fijamente por algunos minutos hasta que el marqués carraspea llamando su atención.━ ¿Como te fue mi niña? ━ le pregunta el lord mayor.━ Venia a contarte sobre eso, pero veo que estas ocupado, hablamos luego ━ dice y sin dar oportunidad de respuesta sale disparada de aquella habitación.Cada vez que tiene a ese hombre enfrente siente que su sangre hierve y no puede controlarse, es como si su lado racional se apagara y solo sus sentimientos la gobernaran, es primitivo y emocionante a la vez, se obliga a respirar profundo y camina hacia las escaleras, debe darse un baño y cambiarse antes de cenar.━ Señorita Margaret ¿podemos hablar
Ese día el joven lord y la lady caminaron por todo el lugar, Margaret le explicó todo lo que allí se hacía y los proyectos que tenia en mente, ella realmente era una mujer altruista todo lo contrario a lo que Malek pensó, cada vez que la lady hablaba o le contaba algo de su pensamientos y anhelos Malek quería morir de la vergüenza, no tenía cara para mirarla a los ojos se sentía como un vil canalla y un hombre realmente machista y arcaico, él pensaba que había cambiado que realmente era un mejor hombre, pero estando junto a Margaret se sentía diminuto y sin gracia, nunca en toda su vida había conocido a una mujer tan inteligente, vivaz y dispuesta a dar al otro sin pensar, o bueno si conoció a una muer así, su madre, ahora entendía bien porque su padre adoraba tanto a la chica, era una pequeña versión de la que un día fue la Marqueza de Debenfort.Margaret caminaba unos pasos adelante del joven lord, la lady conversaba con uno de los profesores de la institución, lo cual le dio un mom
Los días pasaron y entre los jovenes se instalo una especie de amistad, Malek decidió involucrarse más en el proyecto de Margaret así que el mismo seria el profesor de esgrima de los chicos, una vez por semana iban juntos a la escuela a hacer su labor, hoy era uno de esos días, Malek dio una clase de esgrima espectacular los chicos estaban maravillados con él, y Margaret también aunque tratara de disimularlo, Malek descansaba sobre el pasto verde luego de la clase cuando Margaret camino hacía el con un vaso lleno de limonada fresca.━ Te he traído algo de beber, debes estar sediento ━ comentó Margaret ofreciendole el vaso.━ Muchas gracias, realmente lo necesitaba ━ contesto el joven lord cortes.Margaret tomo asiento junto a él.━ ¿Porque decidiste volver después de tanto tiempo? ━ pregunto.Malek no esperaba esa pregunta, pero decidió ser completamente honesto con ella.━ Por ti ━ dijo mirándola a los ojos ━ Mi padre comenzó hablarme de ti en sus cartas y empece a preocuparme y si t
Ambos volvieron en silencio a la mansión, se despidieron al llegar al pie de las escaleras en las cuales Malek vio subir a Margaret hasta que se perdió de su vista, al caer la noche todos bajan a cenar y mientras sirven la comida el viejo marqués habla. ━ Mañana empieza la época de caza así que he invitado a varios nobles para hacer un grupo y salir mañana a primera hora, vendrán varios amigos tuyos hijo mio con sus padres y por supuesto he invitado al duque de Wellington ━ dijo mirando a Margaret ━ esta sera una excelente oportunidad para conocerle y saber que planes tiene con tu cortejo mi niña. Por el rostro de Malek la noticia no le caía en gracia, pero quizás era una buena oportunidad tener al duque dentro de sus tierras en su territorio. Por el contrario la lady parecía feliz con dicha noticia. ━ Gracias papá, eso es grandioso se que se llevaran muy bien. ━ Eso espero, quiero descubrir si es el hombre para ti. Los tres terminaron de degustar su comida entre una que otra pla