Elizabeth intentó recomponer su aspecto, pero ya era tarde.—¿Dónde se supone que está el señor cerbero? —masculló en voz baja y Roger la observó en silencio.—¡Mamiiiiii! —gritó su hijo y comenzó a dar pequeños botecitos en los brazos de su padre.Elizabeth se apresuró a levantarse y tomarlo en brazos.—Hola, hijito, te extrañé —dijo y le dio un beso en la mejilla—. ¿Querías ver el trabajo de papá por eso estás aquí?Ella quería rellenar el silencio porque Roger no decía nada y no le quitaba la vista de encima.Se asomó a la puerta y vio a Bastian con la boca abierta y dando fuertes ronquidos.—¿También te falló la niñera y tuviste que traer a tu amiguito al trabajo? —comentó Roger con burla.—No, en mi caso cometí el error de creer que podría ser un buen asistente, pero falló protegiendo la puerta, ¿cuál es tu excusa? ¿Decidiste enseñarle a Andrew a trabajar desde la infancia? No te tenía por un explotador infantil.Si él iba a hacer leña del árbol caído, no se quedaría a la espera
Su esposo no esperó a que fueran las ocho de la tarde, eran apenas las siete y media cuando se presentó con Andrew en brazos y una terrible expresión de cansancio.—¿Estás lista? Me quiero marchar antes, tuve un día complicado —dijo y miró a su hijo que estaba irreconocible.—Roger… ¿Podrías decirme qué ocurrió? —Elizabeth, al principio, se preocupó porque su hijo tenía el cabello húmedo y solo estaba envuelto con la chaqueta del traje de su padre—. ¿Y su ropa?Su esposo fingió que ella no estaba allí porque no la miraba al rostro cuando le hablaba.—No preguntes —dijo y observó a su hijo con los ojos entrecerrados—. Mejor vámonos que es tarde. Porque has aceptado mi propuesta, ¿no?Su última pregunta se escuchó con un tono de desesperación.Ella había estado pensando todo el día en cómo negarse a esa imposición.Cuando Elizabeth se ofreció a acompañarlo, él se negó y le dio a entender que estaba con otra mujer. Y ahora se lo exigía de malas formas y casi como un chantaje.Estar en la
A pesar de llegar a una casa llena de desconocidos, Elizabeth se sintió cómoda enseguida.Durante la cena, Roger y Alexander se habían sentado juntos y no dejaban de murmurar entre ellos, pero Diana había sido muy amable con ella y también con Bastian.Algo que su marido y su amigo no habían hecho, porque todo el tiempo le andaban lanzando miradas asesinas.Había cometido un error muy grande al presentarlo como su novio, pero en ese momento fue lo primero que se le ocurrió.Bastian no podría pasar por heterosexual nunca, cuando él veía a un hombre guapo se le alteraban las hormonas y no podía ocultarlo.Su amigo no parecía molestarse por las miradas que le echaban, él estaba muy entretenido escuchando las anécdotas que Diana les contaba de cuando Alexander y Roger trabajaban juntos.Le habría gustado conocer a ese Roger que describía, al parecer su marido había cambiado con el tiempo.Lo cierto era que Diana le agradaba mucho, le habló a lo largo de toda la cena y no permitió que se s
Roger escuchó la puerta del baño abrirse y vio a su esposa asomarse y mirar la habitación.Se quedó muy quieto y tapado casi por completo.Para su suerte la oscuridad lo ocultaba bien y no es que no quisiera que lo descubriera, solo era que no estaba dispuesto a que le pidiera que se marchara.Ella al final acabaría por darse cuenta de que él estaba en la cama, pero no estaba dispuesto a dormir en el sofá y más cuando añoraba tanto dormir con su esposa.Dormir, porque era lo único que tenía planeado hacer.Si se había desnudado es porque así le gustaba descansar, no porque estuviera buscando otra cosa.Lo único que Roger quería era volver a dormir con Elizabeth a su lado porque llevaba tres años sin hacerlo.Elizabeth se acercó a la cama con la luz apagada, él, que estaba acostumbrado a la oscuridad, pudo ver su movimiento y se dio cuenta que estaba yendo hacia el lado izquierdo.Él siempre dormía en esa parte y ella lo sabía.De forma inconsciente su esposa lo buscaba, aunque se emoc
No iban a pasar toda la noche así, con ella de pie en mitad de la habitación y con la mirada clavada en el piso como si se estuviera regañando a sí misma.Estaba tan metida en su mundo que se sorprendió cuando se colocó frente a ella y le alzó el mentón para que lo mirara.—¿Estás así porque te avergüenzas de que tu amiguito nos haya visto de esa forma? —De pronto, una idea descabellada se le pasó por la mente—. ¿Estás enamorada de él?Elizabeth abrió muchos los ojos y negó con la cabeza.—Sé que fue una tontería decirte que él era mi amante cuando a la vista está que eso no sería posible.—No estoy hablando de él, estoy hablando de ti. Lo proteges, lo cuidas, incluso me lo impusiste como condición. Dime la verdad, ¿has llegado a sentir algo…Por él? —le costó preguntar, porque si le decía que sí le iba a doler mucho.Elizabeth sonrió como si se le hubiera venido a la mente algún recuerdo agradable y eso provocó que a Roger el mundo se le viniera encima, pero después volvió a ponerse se
Elizabeth despertó, pero no abrió los ojos al momento.Aquel sofá en el que había dormido era una maravilla, esperaba despertar con dolor de cuerpo, pero se sentía demasiado cómoda.Un suspiro en su espalda provocó que abriera los ojos con rapidez y mirara a su alrededor.Se sorprendió al ver que no era la sala y que lo que tenía alrededor eran los muebles de la habitación de su esposo.Un par de manos masculinas aferraban sus pechos, Roger no había perdido la costumbre de dormirse así.¿En qué momento ella regresó a la habitación?Lo último que recordaba era haberse marchado huyendo a la sala porque no se veía capaz de resistirse a su esposo.No quería moverse porque si lo hacía él despertaría y tendría que explicarle que al parecer se había vuelto sonámbula y acababa en su cama.Lo que le faltaba, ya actuaba de forma inconsciente para ir a enredarse entre sus brazos.Al menos continuaba vestida con la misma ropa que se había puesto la noche anterior y no había intentado abusar de él
Roger se arregló con rapidez y se fue a buscar a Alexander a su habitación.Quería contarle lo ocurrido la noche anterior y hablarlo con él.Llamó a la puerta con suavidad, según su amigo su esposa tenía un sueño muy pesado y ni una bomba podía hacerla despertar.Lo intentó varias veces hasta que un despeinado Alexander le abrió la puerta.Llevaba arañazos por todo el pecho.—¿Te acostaste con un gato? —le preguntó sarcástico y su amigo puso esa expresión de prepotencia que tan bien se le daba.—Por tu cara de amargado a ti la gata se te escapó.—Deja de burlarte y sal, que quiero hablar contigo… O mejor espero a que Diana se despierte y lo hablo con ella. —Alexander alzó el puño y apretó los labios.—Ahora salgo, deja que me vista que no me fio ni un pelo de la pulga del infierno. Me mira con deseo. —Hizo como si le diera un escalofrío y se adentró en la habitación.Cuando Alexander estuvo listo, Roger lo guio por la casa hasta llegar a su despacho.Después de que Elizabeth se marcha
Natalie había perdido el contacto con Paulina desde que ambas consiguieran que la esposa de Roger desapareciera.Al principio, su excuñada se sintió muy feliz porque habían conseguido liberar a Roger de una mujer a la que no amaba, pero conforme vio el sufrimiento de su hermano, el arrepentimiento por lo que había hecho no tardó en llegar.No sabía cómo, pero debía conseguir que esa mujer volviera a ayudarla.Roger nunca le contó a su familia lo sucedido con Joseph y eso debía significar algo.Ella no era una mujer fácil de olvidar y por más que él estuviera dolido por lo ocurrido no perdía la esperanza de que continuara sintiendo algo.Si no fuera así habría hablado para dejarla en muy mal lugar con su familia y no lo hizo.—¿Qué quieres, Natalie? —el saludo de Paulina fue seco y bastante antipático.Nada que ver con la forma que actuaba antes con ella.Paulina era muy manipulable y cuando la buscó para contarle lo infeliz que era su hermano, Natalie no dudó en convencerla de que El