~POV IRENE~ Después de ver el apartamento, que para mi sorpresa era más pequeño de lo que hubiera imaginado. Enzo me dejo en el apartamento de Marie, despidiéndose de mí con un beso en la frente; aquel cambio tan sutil y al mismo tiempo tan abismal de nuestra relación, era hermosamente abrumador. Haciendo que por momentos se me olvide que todo esto es una farsa que se limita a un contrato. En el fondo, mi mente me decía que debía tener cuidado, para no terminar herida, pues si me llegaba a enamorar de Enzo lo más seguro es que terminara con mi corazón roto en miles de pedazos. Y en definitiva eso era algo que deseaba evitar, pues sabia donde me estaba metiendo. Aun así, no podía dejar de disfrutar de aquellos detalles. Al entrar en el departamento, me di cuenta de que Marie aún no había llegado; cosa que en parte agradecía eso, ya que no deseaba tener que hablar de más. Me sentía completamente agotada, aunque un poco más ligera y caminando directamente hacia el cuarto que ocupaba,
~POV NARRADOR~ El jueves llego y con mucha expectativa, la hora de la reunión familiar Páez, arribo de manera inminente. La única que parecía estar tranquila dentro del caos, era Esperanza, que terminaba de adecentar la sala, mientras que Samantha, junto a Andrea, la observaban. Presas de un sentimiento ansioso por lo que podría suceder en las siguientes horas. Se tenía que ser ciego para ignorar el hecho de que todo lo que sucedía era más grave de lo que sinceramente aparentaba Esperanza Páez. El reloj marcaba las cuatro con cuarenta minutos de la tarde, a tan solo veinte minutos comenzarían a llegar los miembros faltantes, la hija adoptiva de la familia y la más reciente adición de la familia, el misterioso novio de Irene. El cual estaba a punto de entrar en una crisis nerviosa, en su oficina al otro lado de la ciudad, mientras esperaba a que su novia apareciera. Cuando finalmente dieron las cinco de la tarde, el primero en llegar fue Roberto, seguido a los minutos por Nicolás
~POV NARRADOR~ Era viernes por la tarde, Marie Silva, salir de una junta con unos clientes, cuando recibió un mensaje por parte de Irene, en el cual le avisaba que no podría verla en el Karaoke. Cosa que a Marie, no le sorprendió, lo cierto es que desde el día anterior, con la noticia que había soltado su tía; modo en el que llamaba a la madre de su querida amiga; estaba seriamente considerando suspender sus sesiones de Karaoke hasta nuevo aviso. Sentada en su camioneta en el estacionamiento del edificio del bufete de abogados, respondió el mensaje, preguntando si necesitaba su compañía; a lo que Irene, respondió que no, que solo debía cenar con su abuela que acababa de llegar a la ciudad, que si ella aparecía no podrían escapar y se sentía muy cansada. Al saber que nada malo había pasado, Marie sonrió más tranquila y sin pensarlo mucho se dirigió a su apartamento, y una vez que dejara el auto en el estacionamiento se iría caminando al bar que estaba cerca para tener un momento de
~POV IRENE ~ Como todo lo que estaba sucediendo en mi vida últimamente, con una rapidez vertiginosa llego el sábado, mi madre fue internada en el hospital para comenzar su tratamiento, mientras mi padre y mi abuela se dividían las labores de la casa; ya que mi tía quien normalmente apoyaba se encargaría de acompañar a mi madre. Lo único que se me fue permitido hacer, fue el registro de ingreso en donde me entere de que la primera parte del tratamiento de mi madre estaba paga; y no tuve que preguntar quien había pagado. Y, a pesar del sentimiento que estaba abusando de su buena voluntad; aunque realmente aquellas acciones, yo no las había orquestado, pues fue decisión únicamente fue tomada por él; era mucho mayor mi alivio de no tener que preocuparme por eso o preocupar a mi padre. Después de la reunión había solo hablado por teléfono con Enzo, había decidido que no mencionaría nada del pago del hospital hasta verlo en persona. Cosa que sucedería el lunes en la noche, pues a partir
~POV NARRADOR~ En el salón de la mansión Navarro se encontraba Clarisa, frente a su suegra, Gloria Navarro, era una mujer que pese a su edad avanzada era encontrada por todos aún muy imponente. Los ojos de la anciana permanecen fijos en su nuera mientras sus labios estaban torcidos en un claro gesto de inconformidad.─ Puedes repetir lo que dijiste Clarisa. Es que no termino de entender, ¿acaso eres tan inmadura para no superar algo que sucedió hace más de treinta años? ─ Espeto Gloria, su tono era ronco y pesado. Clarisa se tuvo que morder el labio inferior mientras que mantenía sus ojos fijos en su madre política. Gloria era una mujer de cabello blanco debido a las canas, piel clara, pero arrugada y expresión dura, su cuerpo golpeado por el tiempo, aunque tenía aún el velo de lo que fue en sus años mozos. ─ Mi nieto finalmente acepta a una mujer, después de años de rogarle… Sinceramente, pensaba que mi pobre pollito lanzaba para el otro lado ─ Comento de manera tranquila antes de
~POV NARRADOR~ El tiempo pasaba de manera silenciosa, y una semana había transcurrido desde el momento en el que Esperanza había sido internada en el hospital. Y, pese a que, casi inmediatamente había comenzado a tratarse. Lo cierto es que el panorama, no pintaba nada bien, pues el estado de la mujer era aún más delicado de lo que habían pensado inicialmente; además, que su cuerpo, ya desgastado, no parecía querer reaccionar a los medicamentos. Consiguiendo que el ánimo de la familia Páez fuera sombrío, aunque no totalmente, pues en el fondo tenían esperanzas que sucediera un milagro. Andrea, quien permanencia en el hospital, casi todo el día, solo volviendo a casa para buscar más ropa o alguna cosa que Esperanza le pidiera; aparte de ser él porta voz de las noticias por petición de su misma hermana. Que lo único, que realmente deseaba en los momentos actuales, es de liberar a su esposo e hijos mayores de ciertas presiones. Los ojos oscuros de Andrea paseaban por la silueta en
~POV NARRADOR~ El tiempo nunca detiene su paso a pesar de que eso lo podemos llegar a sentir, es inclemente en su avance recordándonos que nosotros no tenemos control sobre él. Habían transcurrido casi dos meses y medido desde el comienzo de toda la locura que rodeaba a Irene Páez y Enzo Navarro, salpicando a todos sus seres queridos sin excepción alguna. Y ese era el caso de Lucas Montiel, pese a que, su intención inicial era no mezclarse de ninguna manera, haciendo hincapié en algún tipo de relación afectiva con Marie Silva, aparte de aquel encuentro casual y físico; aquella primera noche, que debía ser la única, posterior a enterarse de que es efectivamente la mejor amiga de Irene. La vida, como siempre, lo había puesto a prueba, principalmente a su voluntad; la cual consideraba férrea; probando que esta no es tan fuerte como él esperaba; pues entre más evitaba ver a la rubia abogada, más se la conseguía. Cuando Sámara le puso fin a su relación, fue la última señal que necesi
~POV NARRADOR~En un momento normal, Marie hubiera pensado que lo más divertido de la vida es que nada permanencia, todo estaba en un constante cambio que era como un bálsamo para su alma aventurera. Razón por la cual había decidido volver abogada, pero en los momentos actuales aquello era lo menos importante de todos sus análisis. Ya que, en los momentos presentes, lo único que deseaba era que a su vida no se hubiera algún cambio más. Pero, allí estaba a las siete y media de la mañana, aun en pijama y sintiéndose tan mal, que lo único que anhelaba era estar en su casa, metida bajo sus mantas. Sin embargo, tampoco es algo a lo que debería aspirar, la realidad es que para esa hora, lo correcto fuera que se encontrara llegando a su oficina para solucionar los pendientes del día. Más, no estaba en su oficina y mucho menos en su casa. Limitándose a mirar a un lado de ella, se encontró con Irene metida en su teléfono; muy posiblemente peleando con Enzo, aunque realmente no era una pele