¡Hola! El día de mañana, no va a ver capítulo, pero sin falta, el día jueves nuevamente estaré publicando capítulos diarios, ya que estoy un poco retrasada con la redacción y corrección. Disculpen las molestias, estoy trabajando duro para darles una historia de calidad. ¿Les gusta el avance de la historia? Déjenmelo saber en comentarios.
~Pov Narrador~ En el momento que la noticia de que Enzo se había ido de casa y que había roto comunicación con su madre, le fue contado por la misma Clarisa a Elena, durante un desayuno en el cual Candela también estaba presente, el día martes, el ambiente comenzó a ponerse cada vez más tenso; sobre todo cuando al preguntarle a Candela, como le había ido intentando pactar una cita con Enzo. Respondió de manera concisa que la había rechazado no más al llamarlo y había bloqueado su número; cosa que desato la ira de Elena. La cual espero a que Clarisa se fuera, para así enfrentarse a su hija que solamente la miraba desde la mesa del desayuno. ─ Eres una completa inútil, se te pide una sola cosa y ni eso puedes hacer. ─ Espeto de manera tajante Elena caminando hasta su hija. ─ ¿Qué excusa tienes? ¿Te quedaste tan solo con la llamada? Candela, permanencia en silencio viendo a su madre, indecisa si realmente responder. Recordando las recomendaciones que le había dado Irene en su última
~POV NARRADOR~ Volviendo con nuestros protagonistas, en un restaurante familiar de comida Italiana, Enzo se encontraba sentado frente a Irene que comía como una niña pequeña su tiramisú. El tiempo que tenía conociendo a la psicóloga, no era mucho, razón por la cual, en cada oportunidad que tenía de conocer una nueva faceta de ella, se sentía complacido.Más, después de que se había aceptado a sí mismo que realmente le gustaba Irene. Aunque siendo sincero eso no era lo que debía estar pensando en el momento actual, la realidad que lo apremiaba, es que tenía que conversar de manera sincera con la mujer frente a él con respecto a su acuerdo y todo lo que había sucedido. Y, como si le estuviera leyendo la mente, Irene dejo de comer su postre para suspirar y aclararse la garganta, llamando su atención. Por un momento, Enzo supuso que la mujer frente a él le volvería a reclamar por los besos dados, de los cuales no se arrepentía ni un poco. ─ Enzo. ─ Llamo con voz ligera, aunque el empr
~POV NARRADOR~ Martes en la noche, y la tensión predominaba en la residencia de la familia Páez, la cual estaba prácticamente vacía, siendo los únicos presentes Roberto y Esperanza, que estaban uno frente al otro. Ya que, Samantha; la hija menor del matrimonio, y la hermana de Esperanza, se encontraban en el supermercado haciendo la compra. Lo cual había sido una medida de escape, al notar lo tenso que estaba el ambiente dentro de la casa, debido, a que cuando Roberto llego de trabajar, noto que las pertenencias de Irene y Nicolás habían desaparecido. En señal de que su esposa en ningún momento cedió ante la locura de no dar una verdadera razón para sacar a sus hijos de casa. A lo largo de todos sus años de matrimonio, Roberto y Esperanza, habían demostrado se una pareja unida y con buena comunicación; con una fe y confianza ciega en el otro; al menos así fue hasta que Esperanza fue diagnosticada con cáncer en el cuello uterino. Aquel fue el punto de quiebre.Si bien, Roberto amaba
~POV IRENE~ Después de ver el apartamento, que para mi sorpresa era más pequeño de lo que hubiera imaginado. Enzo me dejo en el apartamento de Marie, despidiéndose de mí con un beso en la frente; aquel cambio tan sutil y al mismo tiempo tan abismal de nuestra relación, era hermosamente abrumador. Haciendo que por momentos se me olvide que todo esto es una farsa que se limita a un contrato. En el fondo, mi mente me decía que debía tener cuidado, para no terminar herida, pues si me llegaba a enamorar de Enzo lo más seguro es que terminara con mi corazón roto en miles de pedazos. Y en definitiva eso era algo que deseaba evitar, pues sabia donde me estaba metiendo. Aun así, no podía dejar de disfrutar de aquellos detalles. Al entrar en el departamento, me di cuenta de que Marie aún no había llegado; cosa que en parte agradecía eso, ya que no deseaba tener que hablar de más. Me sentía completamente agotada, aunque un poco más ligera y caminando directamente hacia el cuarto que ocupaba,
~POV NARRADOR~ El jueves llego y con mucha expectativa, la hora de la reunión familiar Páez, arribo de manera inminente. La única que parecía estar tranquila dentro del caos, era Esperanza, que terminaba de adecentar la sala, mientras que Samantha, junto a Andrea, la observaban. Presas de un sentimiento ansioso por lo que podría suceder en las siguientes horas. Se tenía que ser ciego para ignorar el hecho de que todo lo que sucedía era más grave de lo que sinceramente aparentaba Esperanza Páez. El reloj marcaba las cuatro con cuarenta minutos de la tarde, a tan solo veinte minutos comenzarían a llegar los miembros faltantes, la hija adoptiva de la familia y la más reciente adición de la familia, el misterioso novio de Irene. El cual estaba a punto de entrar en una crisis nerviosa, en su oficina al otro lado de la ciudad, mientras esperaba a que su novia apareciera. Cuando finalmente dieron las cinco de la tarde, el primero en llegar fue Roberto, seguido a los minutos por Nicolás
~POV NARRADOR~ Era viernes por la tarde, Marie Silva, salir de una junta con unos clientes, cuando recibió un mensaje por parte de Irene, en el cual le avisaba que no podría verla en el Karaoke. Cosa que a Marie, no le sorprendió, lo cierto es que desde el día anterior, con la noticia que había soltado su tía; modo en el que llamaba a la madre de su querida amiga; estaba seriamente considerando suspender sus sesiones de Karaoke hasta nuevo aviso. Sentada en su camioneta en el estacionamiento del edificio del bufete de abogados, respondió el mensaje, preguntando si necesitaba su compañía; a lo que Irene, respondió que no, que solo debía cenar con su abuela que acababa de llegar a la ciudad, que si ella aparecía no podrían escapar y se sentía muy cansada. Al saber que nada malo había pasado, Marie sonrió más tranquila y sin pensarlo mucho se dirigió a su apartamento, y una vez que dejara el auto en el estacionamiento se iría caminando al bar que estaba cerca para tener un momento de
~POV IRENE ~ Como todo lo que estaba sucediendo en mi vida últimamente, con una rapidez vertiginosa llego el sábado, mi madre fue internada en el hospital para comenzar su tratamiento, mientras mi padre y mi abuela se dividían las labores de la casa; ya que mi tía quien normalmente apoyaba se encargaría de acompañar a mi madre. Lo único que se me fue permitido hacer, fue el registro de ingreso en donde me entere de que la primera parte del tratamiento de mi madre estaba paga; y no tuve que preguntar quien había pagado. Y, a pesar del sentimiento que estaba abusando de su buena voluntad; aunque realmente aquellas acciones, yo no las había orquestado, pues fue decisión únicamente fue tomada por él; era mucho mayor mi alivio de no tener que preocuparme por eso o preocupar a mi padre. Después de la reunión había solo hablado por teléfono con Enzo, había decidido que no mencionaría nada del pago del hospital hasta verlo en persona. Cosa que sucedería el lunes en la noche, pues a partir
~POV NARRADOR~ En el salón de la mansión Navarro se encontraba Clarisa, frente a su suegra, Gloria Navarro, era una mujer que pese a su edad avanzada era encontrada por todos aún muy imponente. Los ojos de la anciana permanecen fijos en su nuera mientras sus labios estaban torcidos en un claro gesto de inconformidad.─ Puedes repetir lo que dijiste Clarisa. Es que no termino de entender, ¿acaso eres tan inmadura para no superar algo que sucedió hace más de treinta años? ─ Espeto Gloria, su tono era ronco y pesado. Clarisa se tuvo que morder el labio inferior mientras que mantenía sus ojos fijos en su madre política. Gloria era una mujer de cabello blanco debido a las canas, piel clara, pero arrugada y expresión dura, su cuerpo golpeado por el tiempo, aunque tenía aún el velo de lo que fue en sus años mozos. ─ Mi nieto finalmente acepta a una mujer, después de años de rogarle… Sinceramente, pensaba que mi pobre pollito lanzaba para el otro lado ─ Comento de manera tranquila antes de