~POV IRENE~Sentía el pecho pesado, el fin de semana había superado lo que yo denominaba “Locura”. En este momento me sentía sin ningún tipo de piso estable, en el cual permanecer, y, si bien mi madre había hablado conmigo de sus deseos; no pude evitar sentir que era una puñalada que me hubiera técnicamente echado de casa de esa manera. Desde ese momento mi mente estaba en un limbo del cual, solo salía, para trabajar, que al parecer era lo único que no había cambiado. Y, a pesar, de que queria con todo mi corazón, pensar que no había mal, que por bien no viniera; realmente de solo hacerlo me sentía aún más abrumada. Logrando así que mi lunes, fuera aún más pesado de lo habitual, pero, finalmente, estaba en mi hogar de paso, es decir, casa de Marie. Si bien sabia que mi mejor amiga no tenía problema con que me quedara con ella el tiempo que necesitaba, toda esa situación, solo me causaba más estrés del que debería. Una parte de mi queria acudir a Enzo en busca de su ayuda, cosa que
~POV NARRADOR~Lunes en la noche y Candela se encontraba tumbada en su cama, sin estar muy segura de que hacer consigo misma en aquellos momentos; una parte de ella se encontraba feliz de haber comenzado la terapia que tanto deseaba realizar de hace bastante tiempo, sin embargo, nunca había encontrado un médico que le gustara. Más, otra parte de ella solo queria rendirse, por miedo a lo que vendría con todo eso.Además, que se sentía en completo en conflicto interno. Se sentía dividida, por el deseo de querer complacer a sus padres en todo lo que ellos le exigían y, por otra parte, estaba le deseo ser realmente feliz. No obstante, lo único que tenía en claro era que queria aclarar la situación que había causado con Enzo, pero su naturaleza no le permitía ser distinta con él.Aparte no sabía cómo explicarle lo que la había llevado a tratarlo de la manera en que lo hizo. Era una persona complicada realmenteLevantando su teléfono que reposaba a su lado, leyó nuevamente el mensaje que te
~POV NARRADOR~ No supo en qué momento se había dormido, cuando Marie se despertó, se encontró con que Irene nuevamente despierta y estaba sentada viendo una película, con todas las cortinas cerradas; dando un ambiente de penumbra el apartamento. Suspirando suavemente, la abogada se estiró arqueando la espalda lentamente. Antes de sentarse buscando su teléfono para confirmar la hora que era actualmente. Seis y cincuenta minutos de la mañana, dejándose caer nuevamente en el sofá, Marie cerro los ojos. Preguntándose en qué momento se había pasado para el sofá, pues sus últimos recuerdos la ubicaban apoyada contra el sofá, acariciando la cabeza de su amiga. Realmente tenía que amar a Irene para no estarse quejando de aquello; acomodando para quedar de lado, se limitó a observar todo lo que la rodeaba. Pese al episodio depresivo que estaba viviendo la menuda chica de ojos miel; porque a comparación con ella, Irene era menuda; todo estaba perfectamente organizado. Podría incluso asevera
~ POV IRENE~ Sola en la sala de Marie, me preguntaba a donde había ido mi vida monótona; en la cual mi madre había superado el cáncer y mi única actividad era salir al karaoke con Marie los viernes. La respuesta, era obvia y patética como mi propio estado, había quedado atrás. Las lágrimas seguían corriendo por mis mejillas de manera silenciosa mientras que intentaba prestarle atención a la película que se reproducía en la televisión; no obstante, había tantas cosas en mi mente que eso era imposible. De pronto, a mi mente llego la imagen de Enzo, y perezosamente levante el teléfono dispuesta a escribirle, a decirle que ese día no lo podría ver. Me quedé a mitad del camino, cuando, mis ojos se posaron en la hora, desde el momento que Marie había dejado la casa habían pasado casi una hora, siendo entonces las casi ocho de la mañana. Obligando a mi cerebro a salir del caos, me levanté apagando el televisor, forzándome a dejar de llorar. Recogí las mantas y caminé al cuarto, durant
~Pov Narrador~ En el momento que la noticia de que Enzo se había ido de casa y que había roto comunicación con su madre, le fue contado por la misma Clarisa a Elena, durante un desayuno en el cual Candela también estaba presente, el día martes, el ambiente comenzó a ponerse cada vez más tenso; sobre todo cuando al preguntarle a Candela, como le había ido intentando pactar una cita con Enzo. Respondió de manera concisa que la había rechazado no más al llamarlo y había bloqueado su número; cosa que desato la ira de Elena. La cual espero a que Clarisa se fuera, para así enfrentarse a su hija que solamente la miraba desde la mesa del desayuno. ─ Eres una completa inútil, se te pide una sola cosa y ni eso puedes hacer. ─ Espeto de manera tajante Elena caminando hasta su hija. ─ ¿Qué excusa tienes? ¿Te quedaste tan solo con la llamada? Candela, permanencia en silencio viendo a su madre, indecisa si realmente responder. Recordando las recomendaciones que le había dado Irene en su última
~POV NARRADOR~ Volviendo con nuestros protagonistas, en un restaurante familiar de comida Italiana, Enzo se encontraba sentado frente a Irene que comía como una niña pequeña su tiramisú. El tiempo que tenía conociendo a la psicóloga, no era mucho, razón por la cual, en cada oportunidad que tenía de conocer una nueva faceta de ella, se sentía complacido.Más, después de que se había aceptado a sí mismo que realmente le gustaba Irene. Aunque siendo sincero eso no era lo que debía estar pensando en el momento actual, la realidad que lo apremiaba, es que tenía que conversar de manera sincera con la mujer frente a él con respecto a su acuerdo y todo lo que había sucedido. Y, como si le estuviera leyendo la mente, Irene dejo de comer su postre para suspirar y aclararse la garganta, llamando su atención. Por un momento, Enzo supuso que la mujer frente a él le volvería a reclamar por los besos dados, de los cuales no se arrepentía ni un poco. ─ Enzo. ─ Llamo con voz ligera, aunque el empr
~POV NARRADOR~ Martes en la noche, y la tensión predominaba en la residencia de la familia Páez, la cual estaba prácticamente vacía, siendo los únicos presentes Roberto y Esperanza, que estaban uno frente al otro. Ya que, Samantha; la hija menor del matrimonio, y la hermana de Esperanza, se encontraban en el supermercado haciendo la compra. Lo cual había sido una medida de escape, al notar lo tenso que estaba el ambiente dentro de la casa, debido, a que cuando Roberto llego de trabajar, noto que las pertenencias de Irene y Nicolás habían desaparecido. En señal de que su esposa en ningún momento cedió ante la locura de no dar una verdadera razón para sacar a sus hijos de casa. A lo largo de todos sus años de matrimonio, Roberto y Esperanza, habían demostrado se una pareja unida y con buena comunicación; con una fe y confianza ciega en el otro; al menos así fue hasta que Esperanza fue diagnosticada con cáncer en el cuello uterino. Aquel fue el punto de quiebre.Si bien, Roberto amaba
~POV IRENE~ Después de ver el apartamento, que para mi sorpresa era más pequeño de lo que hubiera imaginado. Enzo me dejo en el apartamento de Marie, despidiéndose de mí con un beso en la frente; aquel cambio tan sutil y al mismo tiempo tan abismal de nuestra relación, era hermosamente abrumador. Haciendo que por momentos se me olvide que todo esto es una farsa que se limita a un contrato. En el fondo, mi mente me decía que debía tener cuidado, para no terminar herida, pues si me llegaba a enamorar de Enzo lo más seguro es que terminara con mi corazón roto en miles de pedazos. Y en definitiva eso era algo que deseaba evitar, pues sabia donde me estaba metiendo. Aun así, no podía dejar de disfrutar de aquellos detalles. Al entrar en el departamento, me di cuenta de que Marie aún no había llegado; cosa que en parte agradecía eso, ya que no deseaba tener que hablar de más. Me sentía completamente agotada, aunque un poco más ligera y caminando directamente hacia el cuarto que ocupaba,