― α ―

–Tienes que estar bromeando –gruño al ver a Raine y a Vince sentados juntos el uno al lado del otro justo unos asientos delante de mí

Son las ocho en punto, ha llegado la hora de la ceremonia, por lo que todos hemos sido trasladados a la pequeña capilla que está justo en el centro del pueblo de Ignis.

Como si fuera un capricho de la diosa, Alan, Brenna, Vince, Ryder, Raine y yo, viajamos en el mismo auto que nos trajo hasta este lugar.

Mientras que todos charlaban amenamente, incluyendo a Vince y a Ryder, yo opté por guardar silencio todo el viaje, lo que me costó varias miradas curiosas por parte de Brenna y de Alan.

Y no los culpo, pues no abrí la boca para nada en ningún momento, ni si quiera para responder a sus preguntas, lo que, de hecho, parecía divertir bastante a Raine.

No hizo falta que le preguntara qué era lo que le parecía tan gracioso, lo sé perfectamente.

Cuando me dijo que no abriera la boca, sé que se refería a que no le hablara, sin embargo, no quise arri