Capítulo XLIV

Klaus Santana

Abrí los ojos y me costó acomodarme a la luz, escuche como sonaba un teclado a mi lado y cuando me di vuelta encontré a mi bonita, con una sonrisa burlona en su rostro, no pude hacer nada más que volver a esconderme entre los edredones, escuche como ella se carcajeaba y luego dejaba su computador en el piso y me buscaba para abrazarme, suspire y me deje hacer, esto era lo mejor que podía pasarme.

 En silencio traté de calmarme en su cuerpo, en silencio aspirar su dulce aroma, puede que todo esto me esté pasando por última vez y debo gozar a concho, en mi cabeza repasaba una y otra vez lo que Eloísa había dicho, sé que esa mujer no me haría nada, pero no sé cómo sería como madre, que represalias pudiese toman en contra de nuestro hijo.

Aún ni siquiera estaba completamente seguro de que el embarazo existiera, fuera mío o siquier

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