Amanda King
Me había metido a duchar, llevaba días agotadores y hoy por fin me había dado unas horas para, dormir a gusto, ver una película mientras esperaba a mi bello novio, él había tenido una mediación con la loca modelo, suspire y corte el agua caliente, ya llevaba varios minutos debajo, como para que mis dedos parecieran pasas, me envolví en una toalla y saque una crema de cuerpo de mi mesa de noche, me pasee por mi habitación casi desnuda.
Respira libertad y mientras escuchaba algo de música, tome unos jeans negros y me los puse, pero antes de maquillarme me encontré con la bolsa llena de pruebas de embarazos casera, suspire y me senté frente a mi tocador preguntándome ¿realmente es imposible? Klaus tiene razón, tenemos una vida sexual bastante activa, mi cuerpo puede haber cambiado al estar con él, o al venir para acá.
Sin medir consecuencias y sin pensarlo mucho, tomé tres de las que había en la bolsa y me metí al baño, no me hice ilusiones, aunque s
Klaus SantanaAbrí los ojos y me costó acomodarme a la luz, escuche como sonaba un teclado a mi lado y cuando me di vuelta encontré a mi bonita, con una sonrisa burlona en su rostro, no pude hacer nada más que volver a esconderme entre los edredones, escuche como ella se carcajeaba y luego dejaba su computador en el piso y me buscaba para abrazarme, suspire y me deje hacer, esto era lo mejor que podía pasarme.En silencio traté de calmarme en su cuerpo, en silencio aspirar su dulce aroma, puede que todo esto me esté pasando por última vez y debo gozar a concho, en mi cabeza repasaba una y otra vez lo que Eloísa había dicho, sé que esa mujer no me haría nada, pero no sé cómo sería como madre, que represalias pudiese toman en contra de nuestro hijo.Aún ni siquiera estaba completamente seguro de que el embarazo existiera, fuera mío o siquier
Amanda King – Hola, mi nombre es Amanda – interrumpí, para evitar peleas o alguna cosa – sé que todo esto es difícil, pero tratemos de hacerlo ameno, en tu estado, y con tu carrera un escándalo no se vería bien – ella levantó la vista y me sonrió con sorna. – Querida – su chillona voz molestaba – si tú no estuvieras, junto a Klaus seriamos una hermosa pareja, esperando a nuestro bebe, entiendo que aquí, tú, estorbas – su veneno salió, de la forma más natural – pero bueno, conozco a ese hombre como la palma de mi mano, esperemos que su ruptura no sea tan dolorosa para mí – me quedé viéndola y puse una mano sobre su brazo. – Querida – dije batiendo las pestañas – ese hombre, cómo le dices tú, ha tenido los mismos años que dices que lo conoces para refugiarse en tus brazos y no lo ha hecho ¿Por qué? – su ceño fruncido me dijo que había logrado mi cometido – en el mejor de los casos, la relación de nosotros tres mejorará, en el peor de los casos seguirás igual de
Klaus Santana Tome lo que quedaba de mi vaso de golpe. Mi padre estaba sentado en mi escritorio y el silencio en mi oficina era fúnebre, ninguno podía creer que lo que estaba pasando, solté el aire y me di vuelta, todos estaban sumidos en sus pensamientos, el único que trabajaba era Liam, él estaba seguro de que ese bebe no era mío y de alguna forma lo probaría, de hecho, llevaba todo el día viendo grabaciones. Mi padre por otro lado revisaba los documentos de la clínica, había mandado a investigar al doctor que nos había atendido y la clase de relación que Eloísa guardaba con el establecimiento en el que se hizo todos los estudios de su embarazo, Alex, como abogado, me había aconsejado hacer un tipo de acuerdo de confidencialidad con ella, tampoco quería que mi hijo o hija fuera expuesto desde recién nacido a la prensa. Yo solo podía pensar en mi bonita, ella tan fuerte, tan decidida, había estado a mi lado todo este tiempo, sin decir nada más que me ama, y
Amanda King Empatía, fue lo primero que sentí al ver a eso hombre que algunas horas atrás odie tanto, al ver cómo se enteraba de la verdad sobre su hija, me afirme en el pecho de mi novio y él besó mi frente, en ese momento le pedí que fuera por café, yo lo necesitaba y él de seguro, solo un segundo se demoró en partir, mientras que mi suegro y Apolo iban a la cafetería, ellos se traían algo, pero luego me ocuparía de eso. Me acerqué al hombre que sostenía unos documentos en sus manos, los leía y mientras lo hacía se sujetaba de uno de sus hombres, puse mi mano en su hombre y cuando se dio vuelta le di un abrazo, supuse que eso era lo que necesitaba y para mi sorpresa fui correspondida, luego de unos minutos les indique un asiento a unos metros de la habitación. – No nos conocemos, lo sé – dije mientras sostenía su mano y el hombre limpiaba sus mejillas – pero ¿Cómo llegó Eloísa a esto? No creo que siempre haya sido de esta forma, se ve que usted es un hombre
Klaus Santana Sus ojos brillaban, casi no había hablado, estaba nerviosa y algo acalorada, por lo que habíamos hecho recién, pero lucía preciosa, era la mujer más bella que había visto en mi puta vida y era nada más ni nada menos que mi novia, suspiré y me puse de pie para poder tomarla de la mano y ayudarla a bajar de la tarima. – Te ves realmente hermosa – le dije y ella me sonrió. – Muévanse tortolos – dijo Alhelí – nosotras también queremos bajar – el pequeño grupo que allí había se carcajeó. Juntos bajamos al segundo nivel, allí había bastante público, mujeres de la moda, hombres de revistas, modelos, personajes influyentes, mientras que las chicas se sumaban a los demás, yo y mis amigos nos colocamos en una mesa a compartir algunas copas, esa noche era importante para ellas, harían contactos, estarían ocupadas y nosotros tendríamos nuestro momento más tarde. Mi padre llegó unos minutos más tarde, él estaba algo agitado, solo nos saludó y
Amanda King Me moví en la cama y sentí el cuerpo de mi futuro esposo apegado al mío, respire profundo, quería levantarme, pero no quería despertarlo, estaba totalmente de día, no sabía qué hora era, pero necesitaba levantarme, estaba a punto de orinarme encima, opte por deslizarme hasta el suelo y luego ponerme de pie y correr al cuarto de baño, allí orina y fue como si me sacara un peso de encima. Aproveche de darme un rápido baño y apenas salí de allí buscar unos jeans y una blusa para poder bajar, la escalera se me hizo corta y apenas entre en la cocina encontré a tres chicos de seguridad, ellos estaban desayunando, saludo y me senté junto a ellos, en silencio quedaron, supuse que los incomodaba, por lo que solo pregunte donde estaba Apolo y el periódico. – Una chica se llevó los periódicos y las revistas, jefa – dijo uno de los hombres – y Apolo aún no se levanta – algo incómodo se pasó la mano por el cabello – la chica salió de la habitación de él - carr
Klaus Santana Algunas semanas habían pasado desde la apertura de tienda, los planes de llevarme a Amanda a un viaje antes de entrar a clases, cada vez se iban perdiendo más, ella estaba concentrada en dejar la tienda completamente llena, se habían puesto en todas las situaciones posibles, por lo que en las últimas dos semanas hayan trabajado sin para incluso en la semana de la moda de NY, estuvieron recibiendo pedidos, agendando citas, recibiendo diseñadores de talla mundial, e inventariando lo que las tiendas exclusivas les enviaban para que comercializaran en la tienda, ya que están había sido prácticamente un éxito. Eran las 9 de la noche y aún estaba en la oficina, había dos presupuestos que enviar y mi cabeza amenazaba con estallar, me recargué sobre mi silla y cerré los ojos por unos segundos, lo único bueno de todo esto es que las chicas habían recibido sin rechistar la seguridad para la universidad y por otro lado, Peter, no había dado señales de estar al pen
Amanda King Era lunes y mi primera clase comenzaba en un par de horas, me levanté y fui al pequeño Gimnasio que habíamos montado en casa, después de asistir a la inducción de la carrera, puede que me haya dado cuenta de que prefiero quedarme con mis conocimientos, que prefiero ir conociendo la profesión mediante vaya avanzando como creadora, como diseñadora. Suspire y descargue todo en un saco de arena, minutos después llegó mi amigo, él me dio algunas indicaciones, la idea era ejercitarme, no lastimar mis manos o mis brazos, Apolo se quedó haciéndome compañía, aunque su atención no estaba en mí, ni siquiera estaba aquí, pero su presencia era muy fuerte. Finalmente suspiré y me le quedé viendo, él negó con la cabeza. – ¿pasó algo? – pregunté, sabiendo la respuesta – estás algo distraído – me senté en el suelo, haciéndole un gesto para que tomara mis piernas para hacer abdominales. Lo escuché soltar un suspiro algo largo, pero no dijo nada - ¡Vamos! – traté de