Easen quiso correr detrás de su esposa, sin embargo sus piernas no le hacían caso para nada, volteó a ver a la mujer que estaba soplando sus uñas, sin importarle en lo más mínimo su media desnudez.—¡Qué putas hiciste!—gruñó aún cuando su cabeza la sentía por explotar o levitar a otro continente.—¿Yo?—se acercó a él, sin embargo Easen la empujó con fuerza a la cama en dónde rebotó y lo miró con los ojos más irritados de la vida—. Uy, no sabía que todavía querías hacerlo, cariño—Amanda fingió una sonrisa, ya que le había molestado que la haya tirado de esa manera y rechazado sin pudor alguno—. En primer lugar yo no hice nada, en segundo lugar—vió cómo Easen estaba por salir así mismo del dormitorio—. ¿Vas a ir con el pene duro como una roca al aire? ¿Acaso quieres sacarle el ojo a alguien con esa cosa?Easen maldiciendo a todos los dioses y especialmente a una humana, que la estaba mirando astuta como una zorra desde la cama, se puso como pudo su ropa, y corrió, buscando desesperadame
Easen despertó con un fuerte dolor de cabeza, parpadeó varias veces intentando enfocarse a su alrededor.—Despierta, Easen.Se incorporó como pudo y se fijó a su alrededor. Todo blanco, aroma a desinfectante, el aire frío. Gimió en voz alta, tapándose la cara con irritación.—¿Qué hago en un jodido hospital?En ese momento ingresó Argo, con dos cafés en la mano.—Eso mismo estábamos esperando a que nos expliques. ¿Por qué tuvimos que arrastrar tu trasero peludo hasta acá? Como si fueras…—Cuidado con lo que dices, mocoso; voy a arrancarte los dientes para mostrarte respeto a tus mayores—gruñó el hermano mayor.Argo tensó su cuello, sin embargo ofreció un café a Almer que lo aceptó con gusto y luego utilizó la silla en el opuesto más alejado de Easen, cerrando la boca.Obviamente que el hermano mayor se dio cuenta de eso, pero no diría nada, por ahora. Hay cosas más importantes que tratar. —¿Dónde está mi esposa?—El CEO se rascó la mano y recién en ese momento se enteró de que tenía u
—No quiero hablar contigo, madre.Easen ordena con paciencia las hojas frente a su escritorio, tratando de que no se le junte nada.—Hijo, solo escucha…Cerró con fuerza el puño.—¿Por qué debería? —¡Por que soy tu madre! ¡Por eso!—Por que eres mi madre, no te estoy echando de mi oficina. Estoy trabajando, hay un montón de cosas que debo corregir y ordenar pero tú estás aquí interfiriendo.—¡No te atrevas a hablarme en ese tono, Easen Merph!—lo señaló con un dedo—. Aún puedo ponerte en mis rodillas y enseñarte el respeto, mocoso.El CEO suspiró y dejó a un lado los papeles importantes. Todavía falta firmarlos pero lo haría luego de que madre se fuera de la oficina. Cerró los ojos un momento, masajeando la zona ocular, le dolían y le picaban, probablemente sea por que todavía no ha podido tener un descanso correcto. ¿O probablemente se esté quedando ciego con el tiempo que pasa frente a una laptop? Quién sabe.—No has dormido en dos semanas desde que esa…—el hombre miró a su madre c
Cuatro meses más tarde."—Que buen bebé—la madre de la televisión tiene unos brazos largos y delicados, justo como ella—. Estás comiendo bastante bien"Easen miró la televisión, con pesar. Se tomó todos esos meses viendo programas de maternidad y paternidad para primerizos, imaginando la barriga de su esposa, quizás caminando como pato por aquí y por allá. Yendo al baño cada cinco minutos como decían en esos programas y colocando una mano en su cintura baja, tratando de aguantar el peso extra.¡Qué imagen más adorable!"—¿Ya estás lleno?—el bebé agitó las manos mientras la madre quitaba de su boca el biberón ya vacío. Lo colocó sobre su hombro y se puso de pie, para darle pequeñas palmaditas en su espalda. Es una técnica para sacar sus gases—. ¿Quién es un buen niño?—le habla con una dulzura envidiable—. Así es, tú eres un buen niño"Bajó al pequeño bebé en su cuna y le ofreció un chupete que el niño aceptó gustoso. Sus ojos parecían brillar de felicidad y los sonidos que hacía al suc
El CEO se tambaleó. Hace meses que no dormía correctamente. Ya veía todo borroso a veces y su cuerpo no respondía como antes.Dyson quiso sujetarlo pero Easen le gruñó. Subió ambas manos en señal de paz.—¿Podrías quedarte una hora para cuidar la casa? Se supone que me tienen que enviar un paquete pero no quiero que se quede en la puerta. No puedo más, necesito cerrar los ojos y tomar la siesta por un minuto.A paso lento fue hasta el sofá de la sala, se acostó y colocó el antebrazo cubriendo sus ojos.—Trata de dormir un poco, hermano. No te ves bien. Si ella no aparece…—No—cierra los ojos, sintiendo que no se ha acostado en una eternidad—. Tú, tienes que encontrarla…Dyson se mordió el labio inferior, dejando que esas últimas palabras floten en el aire. Cubrió con una manta a su mejor amigo, que se acomodó mejor en el pequeño sofá y se sentó en una silla a unos metros más allá. ¿Por qué todo tiene que ser así? ¿Está haciendo lo correcto?(...)Las amigas abrazadas, aún sollozando
Cuatro meses antes…Kathy se mordió el labio con fuerza hasta sentir el sabor cobrizo de la sangre.Escuchar y ver en la televisión todas las barbaridades que ella supuestamente hizo y que por fin se descubre a la "prometida" de su esposo saliendo del hospital con él, le rompió el corazón. ¡¿Prometida?! ¿Qué prometida? ¡Ella es su bendita esposa! ¿Cómo se atreven a difamarla de esa manera? E incluso a siquiera insinuar que él no le pertenece. Aunque…¿Técnicamente no era mentira? Ella misma los vio de todas formas e incluso ella misma pudo ver las pruebas, pruebas que por cierto cierto Don Perfecto, jamás negó.No tan perfecto ni príncipe de hielo como dicen por ahí ¿Correcto?Ese primer día que cayó inconsciente fue a verlo a la noche, escabulléndose entre los doctores se vistió de enfermera. Lo vio acostado, inconsciente, profundamente dormido, más hermoso que nunca.Había sonreído con tristeza, hermoso, hermoso y tan fuera de su alcance.—Al carajo, la prensa puede maldecirme todo
Easen parpadeó varias veces, despertándose con el sonido de la televisión encendida. Estaba en el canal especial de las madres, que pagaba especialmente para verlos todos los malditos días, cada segundo que podía, no se despegaba para poder conocer todo sobre la maternidad/paternidad y poder ser un buen esposo, claro que sí, porque Kathy volvería, volvería y le explicaría todo, ella no lo dejaría así, ella se lo prometió y no es mentirosa ¿Verdad? No se atrevería a mentirle ¿No es así?El sonido del llanto del bebé le sacó de su propia ensoñación, observó como la madre, igual de ojerosa que él, se acercaba a la pequeña cuna para hablar con el bebé.—Pequeño..—la madre bostezo al mismo tiempo que él—. ¿Estás despierto otra vez?El bebé como presintiendo que la madre estaba realmente cansada, comenzó a llorar más fuerte. El rostro de la madre se contrajo en una mueca, parecía muy afectada por el llanto.—¿Qué pasa? No te puedo cargar, te volverás malcriado…El estruendo del llanto subió
—¡AAAAAAAGHH!Lo que salió de su boca no fue un grito nada más, más bien es un alarido en todas sus letras. Hacía ya varios minutos habían ingresado en la sala de partos, solo el personal designado, el doctor, el abogado y la parturienta.A pesar de todo, cuando habían llegado, todos abrieron paso a la mujer en trabajo de parto y el personal sin siquiera hacerle preguntas de si el demonio es o no su esposo, la llevaron directamente a la sala. La verdad que aplaudía ese hecho. No todos los hospitales atenderían a un paciente sin antes saber si tiene el dinero suficiente para costear los gastos de internación y de atención a la salud.Volvió a aullar, arqueando la espalda contra la mullida camilla de hospital, moviendo los pies con desespero.Dyson no pudo evitar estremecerse ante los recuerdos. El ambiente, los gritos y gemidos lastimeros le recuerdan tan íntimamente a su hogar que ni siquiera lo considera gracioso.—¡Mierda!—volvió a gritar la pelirroja, el abogado quien está muy cerc