Destino.

Lucas se detuvo en la farmacia y Sarah entró para buscar los medicamentos. Ella estaba atribulada, con la noticia que acababa de recibir sus planes parecían haberse detenido, ya que estaba casi segura que Philips no la dejaría marchar y la seguiría reteniendo. En el momento en el que entró no miro a ningún lado y fue entonces cuando se chocó con un hombre que venía saliendo.

—Disculpa. —le dice aun viéndose angustiada.

—¿Está usted bien señorita? —le preguntó el apuesto caballero.

—Sí. Solo soy una estúpida ciega.

Él no podía solo marcharse, así que la sostuvo y la acompañó a tomar asiento en la cafetería que estaba cerca de la farmacia.

—No puedes estar caminando por las calles si te sientes de esta manera. ¿Está usted enferma?

Ella reaccionó ante la pregunta y se volvió a disculpar con el caballero sintiendo vergüenza. —Solo es un mal momento. Yo estoy bien y le agradezco por la preocupación.

—Aunque dices estar bien no es lo que mis ojos pueden apreciar. Soy Alejandro Richardson, s
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