— ¡Eres un desgraciado! – la mano femenina impacta el rostro del farsante — Después de todo lo que he hecho por ti, sacarte del hoyo en el que te encontrabas y de paso ayudarte a salir de un pueblucho para que me hagas esto – grita Lea luego de haberlo abofeteado por segunda vez como si su rostro fuera una pera de boxeo — ¡lárgate de mi casa! y llévatela a ella también antes de que los lance a ambos por el maldito balcón ¡par degenerados! – tira de la colcha para que salga de la cama y el infeliz cae al piso despatarrado.
— ¡Cariño cálmate por favor! – suplica el engañador.
Los ojos de Lea se desorbitan cuando la llama de ese modo y sale de la pequeña habitación hacia la cocina en busca de un recipiente con agua fría para darle su merecido, al regresar los baña a ambos y los gritos son casi de terror.
— ¡Largo! – les lanza la cubeta vacía y golpea a la chica.
— ¡Pero cálmate, eres una loca!! – protesta su supuesta amiga con rostro enrojecido.
— ¡¿Loca?! – levanta la mirada llena de ira en contra de ella — te aconsejo mantener la boca cerrada para evitar que esta loca te arranque la lengua – señala la pendeja engañada envuelta en un halo de furia.
Quien se encuentra lista para saltarle a la yugular y arrancársela de un mordisco, los cuerpos temblorosos se levantan rápidamente como Dios los trajo al mundo corriendo hacia la sala “la Loca”, va detrás de ellos con el cinturón de su ahora ex novio hasta que abren la puerta en una carrera contra reloj buscando salvar sus vidas y casi la pierden bajando las escaleras del edificio.
Lea baja el primer tramo satisfecha por cobrarse la humillación de la que ha sido objeto sin necesidad alguna, no ha derramado una lágrima, su cuerpo aún se siente aletargado, pero esto no durará mucho ya que el dolor se hace presente en forma de náuseas y debe regresar de inmediato al apartamento para no esparcir su miseria por los pasillos aunque ya algunas puertas se encuentran entreabiertas disfrutando del espectáculo.
— ¡¿Qué coño me ven?! – espeta con tanto enojo que las puertas hacen un ruido estruendoso al cerrarse de súbito.
Corre al baño para devolver el contenido de su pobre estómago que se resiente ya que entre el montón de trabajo, el odioso jefe que le ha tocado, y este disgusto ya no desea tener contacto con lo que tiene dentro. Lea Ferrero es una chica inocente a pesar de haber vivido todo un año con quien era su amigo de la infancia y con el cual decidió probar suerte en un noviazgo que ya sabemos como terminó.
— Todo en este mundo es efímero, nada es real completamente y el amor señoras y señores apesta terriblemente – expresa luego de salir del baño y dejar en el váter parte de su dignidad — incluso mi odioso jefe que se dedica a enviar mensajes de trabajo luego de haber salido ¡qué se joda! – y ni siquiera respondió el llamado de trabajo por el estado de letargo en el que se hallaba en ese preciso momento.
Se considera una chica fuerte, recia y salvaje cuando se siente amenazada por algo o peor aun es casi letal en el momento de defender lo suyo. Sin embargo el acero que la recubre baja en forma de lágrimas presa de la tristeza y el rencor hacia el engaño de la cual ha sido objeto y cae sobre sus rodillas totalmente derrotada.
Piensa en sus más grandes tesoros: su madre y su abuela que se encuentran lejos en este momento una luchando por controlar su enfermedad y la otra desgastándose, cuidando a su propia hija mientras nuestra heroína parte su lomo en otro país para poder llevar el pan y los medicamentos correspondientes para mantener a raya el espectro que azota a su amada madre…
Del otro lado de un bar cualquiera, un hombre que ostenta unos treinta años, ingiere alcohol como si su vida dependiera de ello considerando que su propio abuelo lo ha sacado del testamento y echado casi a patadas de su casa tratándolo como un indigente ante la irresponsabilidad de no tener una pareja fija y mucho menos una familia. Es lo que se podría llamar el Adonis de Auguste Rodin, Damián Del Toro de descendencia española, nacido en Madrid y traído a los Estados Unidos a la edad de tres años cree que le pertenece todo aquello que ve...
Arrogante, presumido, sinvergüenza, mujeriego y vago a pesar de haberse graduado con honores de Harvard en leyes, haber sido el mejor de la clase y más querido por las féminas se ha dedicado a disfrutar – más bien se ha aprovechado – de la fortuna de su abuelo el cual hoy día lo zarandea con la condición de que se busque una mujer para que le dé nietos ya que necesita herederos que valgan la pena, tratando a Damián de holgazán y desfachatado siendo el menor de sus hijos ya que el padre del mismo lo dejó abandonado y su hija pagó el precio.Observa la chica que bebe como un vikingo en la barra vistiendo un atuendo bastante barato y horroroso a su parecer, pero decide acercarse y probar suerte ya que se siente aburrido de las mujeres que frecuenta normalmente. Su elegancia al caminar se confunde con un felino salvaje de movimientos controlados, un autocontrol que parece de mentira cuando desata su furia ante cualquiera que ofenda sus intereses.— ¡Largo! – dice la chica y aun no llega
Damián mira la chica que duerme plácidamente la mona en la cama que reserva como picadero en el pequeño hotel que le pertenece a su familia paterna. Consciente de que es una mala idea pretende seguir con el juego de roles de la noche anterior, suspira resignado a que si no da el paso se quedará en la calle ya que el hombre que lo crió le aseguró la última vez – muy decidido por cierto – que no tocará un céntimo más de la herencia si no le daba un nieto., repite en su mente con amargura.La noche anterior estuvo plena de delicias y placeres que lo llevan a pensar en que es la candidata perfecta, solo tiene que trabajar un poco – más bien mucho – en su estilo personal y cambiar algunas cosas o mejor cambiarlas todas porque hasta su manera de hablar es horrenda aunque tiene un encanto natural que sin duda conquistaría su corazón, de tener alguno por supuesto.— ¿Pasarás el día mirándome desde la puerta del baño Sr. Desconocido? – expresa la chic
— ¡Srta. Ferrero a mi oficina! – traga el grueso nudo que se le hace en la garganta.A pesar de haber hecho todo casi a la velocidad de la luz, su esfuerzo no trajo frutos ya que llegó a la oficina diez minutos tarde, de no haber sido por el retraso del “millón de dólares” habría llegado a tiempo, ahora con la mala cara que ostenta su desagradable y nauseabundo jefe no se augura un buen presagio. Solo espera que el regaño no sea tan fuerte como para que sus compañeros – o malos compañeros – se burlen de ella como acostumbran.— Enseguida jefe – sonríe encantadora ante la cara de piedra que él le devuelve.— Es ahora ¿o solo quiere tomar diez minutos más? – aprieta la mandíbula mordiéndose la lengua para no cometer ninguna imprudencia.Ya se gastó el dinero del alquiler en el bar y necesita un préstamo para evitar un desalojo formal ya que se ha atrasado en los últimos tres meses de pago.— ¡Sí señor! – lo sigue obediente a la oficina.— Esta es la tercera vez que llega tarde en e
La mañana de Damián Del Toro se ha pasado lento entre libros de contabilidad, se siente desesperado ante la posibilidad de que el hombre que lo crió lo deje de patitas en la calle, ese que lo obliga a estar día tras día detrás de un escritorio leyendo libros que a su parecer se encuentran escritos en letras chinas ya que luego de su graduación dijo que se tomaría un año sabático y en realidad fueron casi ocho.— ¡Jesús, apenas dan las nueve de la mañana! – mece su cabello despeinándose por completo —. Esta situación esta acabando con mis nervios el abuelo presionando, la empresa de la cual no se una mierda y mi billetera vacía me someten a un estrés casi post traumático. Necesito hallar la solución a esto ¡y rápido antes que colapse!, señala una vocecita en su cabeza.Se burla de su yo interno tratando de darle ánimo y resulta que no solo se encuentra desanimado sino austero y con los bolsillos vacíos en este momento.— Sr. Del Toro tiene una
Después de casi ser desheredado – definitivamente – por su abuelo, Damián del Toro llega rápidamente a la comisaría en uno de los autos tipo limusina de la empresa, todos en el recinto Giran a verlo ya que lo reconocen porque su abuelo es un gran empresario además de colaborador con la policía de Nueva York.— ¡Sr. Del Toro! - una mujer muy atractiva en uniforme azul lo intercepta — qué placer tenerlo por acá ¿Sí me dice en que lo ayudo? estoy a sus órdenes - la chica sonríe y él no puede dejar de mirar su busto por encima del uniforme que le queda cañón.Sin embargo reconoce que es mala idea mirarla ya que viene por La chica que conoció del bar de anoche y que ya no recuerda su nombre.— Srta., Es un placer para mí conocerla sin embargo en esta ocasión necesito que me ayude a encontrar a una persona muy importante y que se encuentra acá recluida - la mujer levanta la ceja y él sonríe chulo.— Usted dirá - es todo lo que dice la mujer.— Su nombre es Lea Ferrero, es alguien muy
La chica abre tanto los ojos que Damián teme le caigan al piso, siente su cuerpo temblar y aprieta los brazos femeninos con el fin de tranquilizarla, Lea niega con la cabeza hacia el hombre guapo y socarrón que tiene en frente, y quien pretende que ella lleve un mentira siendo que no sabe como hacerlo.— Tranquilízate cielo, no es como si nos fuésemos a casar hoy mismo – el abuelo sonríe encantado ante la interacción de la pareja.— ¡No, no, no lo entiendes! – susurra con voz timorata y ojos vidriosos — no puedo… es decir no se mentir – Damián arruga el entrecejo y le sonríe de nuevo.Ella lo mira desesperada y él le resta hierro a su preocupación. Le da un sonoro beso que ella no corresponde por lo nerviosa que se encuentra, un carraspeo interrumpe el momento y ella salta en su lugar asustada de lo que se pueda avecinar, Damián piensa que es una excelente actriz y solo debe ataviarla con ropa de marca y zapatos a juego.Nunca ha tenido que preocuparse por nada concerniente a cosas
Lea ingresa a la terraza de la mansión Del Toro de la mano de Damián y muerta de nervios debido a que no tiene idea de lo que va a decirle al atractivo y cariñoso abuelito, aun cuando algo le dice que no es una mansa paloma.La sudoración en las manos y el cuello le avistan una crisis de pánico. Tambalea. Damián la sostiene y al mirarla se percata de que sus ojos se encuentran húmedos, brillantes, mojados.— ¡¿Pero qué te pasa mujer?! – susurra descolocado — ¿por qué coño lloras, joder? – inquiere acercándola a su cuerpo.Tiembla un poco por su cercanía sin embargo se recompone como el macho que es, ese que le va a dejar las cosas claras. No es de los que tiene mucha paciencia.— ¡Que me van a descubrir! – sorbe un poco por la nariz nada elegante y Damián pone mala cara — tu abuelo puede que sea agradable, pero no creo que se haya tragado el cuento de que somos novios y tengo miedo, estoy sola en este país, sin trabajo y… sin dinero – solloza en silencio a causa del estrés que le p
— ¿Es en serio papá? – Mauricio Del Toro asiente sonriendo — ¿no entiendo que te causa tanta risa? – reprocha Mariah a su padre.— Es que Lea es tan “Mona” – expone con ojos soñadores el viejito lindo —, estaba toda nerviosa, pero mi Damián la va a cuidar – dice y la Doña junto a las dos mujeres que la acompañan jadea.— ¡Es una Mona de verdad padre! – grita exasperada — ¿Qué no viste lo corriente que es? – el hombre se encoge de hombros.Mauricio no es un pobre viejito, el caballero es un arma de doble filo, pero en vista de que su nieto-hijo se ha dedicado solo a gastar el dinero que por cierto ni siquiera le pertenece y su madre igual, debe por lo menos casarse y darle no uno sino ¡dos nietos! Como castigo a la sinvergüensura que ha mantenido.— ¿Ah sí? – responde el hombre — pues yo ni siquiera lo vi incomodo – sonríe malicioso hacia la joven que tiene los brazos cruzados y los labios fruncidos — muy por el contrario…— ¡Pues yo no lo acepto! – se pronuncia la madre de la