Con ayuda de Vidar se puso en pie y respiró aliviada por no caer, ese sentimiento de miedo le hizo saber que debía ir con el doctor cuanto antes, debía deshacerse de ese bebé antes de que se encariñara. ―Debes dejarme ir. ―Susurró apartándose de él. ―Necesito un par de días libres lejos de todo esto. ―Vidar frunció el ceño. ―¿Por qué? ―Quiso saber. ―Necesito ir al hospital. ―El corazón de Vidar dio un vuelco, su olor es de miedo, y tristeza, él sabe exactamente lo que ella hará y no se lo puede permitir. Acercándose a ella, la agarró con firmeza del brazo. ―No tienes permiso de moverte de este despacho. ―La miró a los ojos. ―Me golpeaste, no mereces salir de aquí. ―La obligó a sentarse en su sofá. ―Me verás trabajar hasta que te disculpes conmigo por ser tan vulgar y tocar mi perfecto rostro. ―Eir lo miró con incredulidad. ―¡Aquí quién debería disculparse eres tú! ―Estaba indignada por su comportamiento déspota y narcisista. ―Fuiste tú quien me trató mal sin saber cómo son las co
―Cállate esa boquita y camina. ―La miró con amenaza. ―Y espero por tu bien que no salgas con una imprudencia frente a mis trabajadores. ―De la mano ambos salieron del despacho dejándolos a todos con la boca abierta. ―Quiero que apaguen el equipo de mi oficina, no volveré hoy. ―La secretaria de piso asintió con los ojos casi fuera de su lugar. ―Eir… ―Lukas paró en seco al bajar del ascensor. ―Apártate. ―Riñó Vidar. ―Estorbas. ―Lukas se apartó sin dejar de mirarlos, Vidar deseó sacarle los ojos, pero decidió mejor abrazar a Eir por las caderas. ―Quiero que prepares el piso, iré para allá. ―Ordenó una vez abrieron la llamada. Eir lo miró con el corazón enloquecido en su pecho, ¿Por qué de pronto él decide secuestrarla? ¿Por qué no la deja en paz si tan enojado está? ¿Cómo hará para asistir a su cita y sacarse a ese bebé? Las preguntas la estaban volviendo loca. ―¡Oye! ―Lo miró atónita cuando le arrebató el móvil. ―Eso es mío. ―Vidar poco caso le hizo, se guardó el móvil en el bolsillo
Encierro, soledad y más encierro. Vidar la tiene cautiva y abandonada, todavía no comprende por qué ha hecho aquello, Eir no sabe exactamente lo que está pasando y eso la mantiene alterada. Nadie sabe donde está, ya que en ese piso donde está no hay teléfono ni como comunicarse con el exterior. Lo tiene todo, comida, atención por una mujer que le da compañía a todas horas y por supuesto Apolo que la visita de vez en cuando. Para Eir tanto Apolo como Vidar son tan culpables, él es mejor amigo de quien la encerró y se niega a ayudarla, así que no le importa cuanta compañía y cuantas risas se esfuerce en sacarle, ella no quiere saber de él. ―¿Cómo está? ―Vidar miró a la mujer que se ocupa por mimar a Eir. ―¿Está comiendo bien? ―Sí, señor. ―La mujer no lo miró. ―Ella se alimenta, no deja de comer y lo que más le gusta son las uvas, no puede estar sin comerlas. ―Vidar inconscientemente ladeó la sonrisa. ―Pero debo decirle que cada vez se molesta más por el encierro y lo maldice a usted
Vidar se detuvo al sentir el tirón en su brazo, él muy bien pudo seguir su camino e ignorarlo, pero ese olor de furia y temor llamó fuertemente su atención. Al girar, la mujer que lo miró desde su nada privilegiada estatura le demuestra lo mucho que le desagrada. ―¿Dónde está mi esposa? ―Vidar alzó las cejas. ―Mi amiga, ¿Dónde está Eir? ―¿Por qué debería yo saber de esa mujer? ―Su sola voz estremecieron a Jessi, pero a ella no le importó. ―Es un miserable hijo de perr4. ―Vociferó molesta. ―Usted ha hecho con mi amiga todo lo que ha querido y sé que usted es culpable de su desaparición, ¿Dónde está ella? Por favor. ―Esta vez cambió su gesto. ―Dígame donde está, ella no puede estar sola en estos momentos… ―¿Por qué no podría estarlo? ―Le dio frente, la había estado mirando por sobre su hombro. ―Tienes el privilegio de tenerme frente a ti, contesta. ―Jessi frunció el ceño, ¿Acaso se cree Dios? ―Eso a usted no le interesa. ―Vidar disimuló su gesto de sorpresa. ―¡Solo dígame donde está
―¿Qué dices? ―Apolo lamió sus labios, él debería callar y cambiar el tema, pero la verdad es que le duele todo lo que sufren sus amigos y más Vidar. ―Digo que, yo también hubiera cambiado drásticamente si mi luna me hubiera rechazado sin ni siquiera escucharme, ¿Sabes lo doloroso que es salvar a quien amas y que te agradezca rechazándote y sentenciándote a muerte? ―El corazón de Eir ya no latía más. ―¿Qué? ―Susurró casi sin aire. ―Vidar asesinó a tu madre porque ella estaba a punto de asesinarte a ti. ―Eir sintió el suelo abrirse bajo sus pies. ―No hubo tiempo de avisarte, él solo reaccionó a la situación y para cuando tú te diste cuenta de lo que pasó solo lo viste a él ensangrentado y a tu madre sin vida a sus pies. ―Pe… pero… ―Él te protegió, Eir. ―La cortó mirándola. ―Mi amigo solo hizo lo que cualquier lobo haría por su pareja y tú no lo escuchaste, lo destrozaste con cada palabra que salió de tu boca y lo terminaste de matar cuando sin más, sin considerarlo o pensarlo lo re
Furioso, siguió su camino, él aceleró a fondo y se alejó del lugar, él no siente celos, eso se lo negó por completo, él solo está reaccionando a la verdad, esos dos han de tener una relación desde ya hace un tiempo y él de imbécil ahí. ―Madre. ―La saludó al escuchar su voz. ―¿Está Ariana en la manada? ―La mujer descolocada, pero feliz por la pregunta de su hijo, asintió una y otra vez, aunque no fuera cierto. ―Ella jamás ha dejado de venir cariño, está aquí conmigo. ―Bien, dile que me espere, voy para allá. ―Cerró la llamada y aceleró el auto, él debe hacer su vida, debe marcar a su nueva luna y olvidarse de esa maldit4 mujer que lo único que ha traído a su vida son problemas y miserias. Ariana quien llegó en tiempo récord después de la llamada de Kora, la madre de Vidar, sonrió al verlo entrar tan apuesto por la puerta de la sala. Vidar es todo lo que una mujer desea, alto, guapo, inteligente e imponente y eso es todo lo que ella desea. ―Cariño mío. ―Kora saludó a su hijo. ―Pensé
―Buenos días… ―Esa voz, ese tono mimoso y más el olor de la mujer que se sentó en su cama lo hizo sonreír. ―Vamos, debes desayunar. ―Ariana dejó la bandeja a un lado. ―Después de una noche como la que pasamos hay que alimentarnos bien. ―Ambos rieron al recordar lo bien que se lo pasaron. ―Vaya, mi futura esposa sí que sabe cómo atender a su alfa. ―Ariana se sonrojó como siempre, llevan ya una semana relacionándose y ella se siente en un sueño. ―Hoy llegaré tarde, así que es mejor que te vayas a casa. ―Ariana se desanimó, ella deseaba ya quedarse ahí a vivir con él. ―No olvides que pronto será la ceremonia y desde entonces viviremos juntos, hay bebés que hacer. ―No digas esas cosas. ―Desvió la mirada avergonzada. ―Me pone muy nerviosa toda esta situación. ―Respiró hondo para tratar de calmar su corazón y a su loba. ―¿De verdad me elegiste a mí entre tantas mujeres y entre ellas guerreras? ―Vidar dejó la comida de lado y tiró de ella para colocársele encima. ―Así fue. ―Susurró miránd
―¿Por qué hablaría yo con una mujer que no me interesa? ―Dolor, eso sintió Eir con sus palabras. ―Vuelve a largarte de mi vida como lo hiciste antes, me harías un gran favor. ―Vidar… ―Lo llamó conteniendo sus lágrimas. ―Tengo algo que decirte, yo… ―No me interesa. ―La cortó siguiendo su camino. ―Lárgate de mi piso o te sacaré con policías. ―Las lágrimas rodaron las mejillas de Eir, ¿Por qué no le permite decirle nada? ¿Por qué no puede él por lo menos darle una última mirada? ―Señorita. ―Ángela se acercó a ella. ―Es mejor que vaya, su amiga ha de estar muy preocupada. ―Eir sollozó, ¿De qué vale saber toda la verdad si no puede hablar con él? ¿De qué vale desear pedirle perdón si él no le da la oportunidad? Apolo llegó al despacho de Vidar, su amigo no le ha respondido las llamadas ni los mensajes y está bastante preocupado. Si Eir le dijo que él le había dicho la verdad, quizás lo haya perdido para siempre, pero no se irá sin antes decirle que está feliz de haberlo hecho porque de