Aisha llevó a Leonid, Aziza y Kaiser a la pequeña isla caribeña que era su territorio como hechicera, este fue el único destino que pudo pensar que estarían seguros. —Qué lugar más bonito —comentó Aziza y miró a Aisha con admiración—. ¿Es tu isla, cierto? Aisha afirmó con la cabeza y miró a Leonid que estaba satisfecho. Ella no se sentía así y le dijo: —Esto es un error, no debimos venir, aquí no podemos solucionar nada, huimos y al igual que Lars luzco como culpable. —Que piensen lo que quieran y que digan que nos secuestraron ¿Qué más da? —Objetó Kaiser—. Igual la manada jamás aceptará que su Alfa y Delta tengan mujeres hechiceras. — ¿Perdón? —Inquirió Aziza—. Ya estás dando por hecho cosas que ni al caso, lobo... Kaiser sonrió. —Siempre he sido un rebelde, desafiar mi destino es costumbre, por eso la diosa te ha elegido como mi mate, pequeña hechicera. Aziza puso los ojos en blanco y Aisha interrumpió la conversación que ve absurda dadas las circunstancias.
La decisión de Aziza cambió todo en la isla. Los cuatro se vieron y entendieron que no era sólo el adiós irrevocable para ellos, las hermanas también se despedían. En cuanto Aisha regresara a su aquelarre y aceptara su poder como sacerdotisa podría hacer alianza Azaky con Aziza, pero sería después de mucho tiempo y ya ninguna sería las que son hoy. —Vamos hermana, caminemos juntas —le invitó Aziza y Aisha fue con ella. —No puedo evitar llorar, tengo mucho miedo Aziza —se lamentó Aisha. —No tienes por qué tenerlo, recuerda que es mentira que los hechiceros del oriente no amamos —Aziza miró sus pies—. Bueno, es costumbre hablar así, ya no seré una hechicera del Oriente nunca más. —Es otra mentira, la magia del Oriente corre por tus venas. —Al igual que el veneno. —Al menos no serás de piedra —trató Aisha de reconfortar a Aziza. — ¿Qué importa nuestra apariencia? Le has dado demasiada importancia a eso. —Sabes que no es lo que me importa, es que no es mi
Estaba amaneciendo y Aisha estaba despierta junto a Leonid en la cama, lo observaba durmiendo y se moría de ganas por acariciar su mejilla. Aunque ella no emitió sonido alguno, él despertó. Aisha se consiguió con sus ojos gris clarísimo y sonrió. —Es hora —susurró ella. —Que pase lo que tenga que pasar —murmuró Leonid y se acercó a darle un beso en los labios, antes de levantarse se acostó sobre ella y sonriendo besó sus ojos y nariz. Aisha se echó a reír y Leonid acarició su cabello, finalmente se levantó y se metió en el baño. Aisha se sentó en la cama y sintió que le movieron la cama. Puso sus manos en el colchón aturdida. — ¿Qué es esto? ¿Qué me pasa? —Murmuró impresionada por el extraño mareo que le causaba náuseas. — ¡¿Has dicho algo?! —Preguntó Leonid desde el baño. — ¡No! —dijo Aisha. — ¡Estaba pensando que si antes de llegar a la manada veo a Alexey y hablo solo con él podría calmarlo!, ¡¿qué piensas?! Aisha no le prestó atención a Leoni
En la manada Selenials las cosas no estaban nada bien. El pueblo se solidarizaba con Alexey, en él siempre habían visto un héroe y era muy injusto que una hechicera en complicidad con todo un aquelarre lo hiciera sufrir de esa manera. Esa afirmación se repitió tanto que se hizo certeza en el pueblo, de nada valía que los Alfas Supremos confiaran en hechiceros, no eran del Oriente los hechiceros de los Alfas. Para los selenitas eran enemigos desde antes, pues ahora de nada valía decirles que Boris los había engañado. Para todos ellos, los hechiceros del Oriente mataron al anterior Alfa, están destruyendo al Beta actual al torturar a su mate y habían secuestrado con influencia de hechizos al actual Alfa y Delta. No había razón alguna para que semejante teoría no fuera aceptada. —Maldición, ¿cómo se supone que ayude al cachorro si no confía en nosotros y se larga? —se quejó Kevin, su mujer Briana acababa de regresar de hablar con Indira, le indicaba esperar al grupo que
Agatha trasladó a Aziza y Kaiser a la antigua corte. Una ciudad escondida con magia de los humanos en pleno corazón del bosque de Siberia, pero al otro extremo del lago y la manada Selenials. —Esto es Siberia, Alexey podría encontrarnos si está tan furioso como dices —comentó Kaiser a Agatha. —Para nada, la ciudad se mantiene oculta incluso a otros sobrenaturales, aquí resguardamos a muchos jóvenes con poca experiencia, el riesgo es grande y no lo tomamos a la ligera. — ¿Cómo es que siendo Azaky e hija de la principal hechicera de la corte confían en ti los Alfas supremos? —Cuando conocí a los Alfas supremos y su familiares yo sufría con una terrible maldición en mi piel que me impuso la diosa Selene porque como saben fue mi hechizo el que hizo la abominación de los lobos, estaba arrepentida y pasé muchísimos años odiando a mi madre que no me tuvo contemplación y arrojó al bosque a que me pudriera, pero la diosa me perdonó y decidí quedarme a ayudar a los lobos, es mi cu
Leonid empujó a Aziza haciéndola volar en el aire con la fuerza que le da ser un Alfa poderoso. Aisha dio un giro de vuelta mortal en el aire y cayó sin hacerse daño a metros de los lobos. Cuando miró hacia ellos ya era Akron quien enfrentaba a la jauría de lobos. El lobo castaño oscuro casi negro de Alexey era imponente e intimidante y tal como prometió fue por ella. Aisha no quería enfrentarse a ningún lobo, no solo no tenía experiencia en combate, no confiaba en su magia cuando estaba nerviosa y ahora está muy nerviosa. Aisha quiso desaparecer, pero cuando comenzó a desvanecerse pudo ver como Akron brincó al lomo de lobo de Alexey para detenerlo y los otros lobos lo muerden en el cuello haciéndolo chillar de dolor. Aisha no podía irse. Era claro que Akron solo le daba tiempo de desaparecer, pero a costa de su vida. Aisha cambió entonces el hechizo a realizar y convocó el poder del sol y envió un rayo que se bifurcó en muchísimos rayos más pequeños que impact
Los Alfas supremos se pusieron en medio de los lobos. —Todos atrás. ¿Qué ha pasado aquí? —Preguntó Briana. —La hechicera mató a Alexey y el Alfa la ha dejado ir —habló el hermano de Alexey. Kevin miró a Leonid. — ¿Qué tienes que decir? —Alexey la atacó —murmuró y luego levantó el pecho y apretó los puños—. Y esta es mi manada, no permitiré que nadie más se subleve a mis órdenes, si no les gusta a ustedes pueden matarme o apartarse y dejarme encargarme de mi manada. —Déjennos solos con el Alfa Leonid Taylan —ordenó Kevin sin siquiera mirar al grupo de lobos. Los jóvenes sin rechistar, de igual manera no tenían opción ante la voz del Alfa supremo se alejaron. El hermano de Alexey resistía con la frente perlada de sudor, Kevin volteó. — ¿Qué tienes que objetar cachorro? — ¿Puedo llevarme a mi hermano? —Contestó el joven determinado. —Se le darán los honores correspondientes, por ahora debes obedecer el mandato de tu Alfa supremo —dictaminó Briana. El jove
Aisha apareció en el palacio del aquelarre del Oriente dejando a todos impresionados. Elmira, la hermana de su madre que dirigía el aquelarre en suplencia después de la muerte de Amira se acercó a ella. — ¿Estás bien? ¿Por qué lloras? ¿Qué le ha pasado a Aziza? Aisha limpió sus lágrimas con el dorso de la mano. —Aziza está bien, yo también lo estoy. Elmira dio un paso atrás. —Bien, entonces si estás bien debes hacerte cargo de tu responsabilidad y traer a Aziza, ha traicionado a su aquelarre y merece castigo, tú quedas exonerada por ser sacerdotisa, pero ella deberá acatar nuestra ley. —Aziza no vendrá por ahora, tampoco va a recibir castigo por traición, ella no es una hechicera del Oriente, se ha hecho una hechicera Azaky. Una exclamación colectiva se escuchó por la molestia de todos, sin embargo, Elmira no lo hizo, negó casi imperturbable con la cabeza ya que su rostro de piedra poco podía moverse, estaba muy molesta, pero ya esperaba que Aisha la decepciona