A pesar de que pueda parecer increíble, Kate mantiene completamente la calma y sólo arruga el ceño, para decirle al hombre con confusión.
—Disculpe, me temo que no lo conozco —Anthony frunce el ceño y se la queda viendo unos segundos. La recorre de pies a cabeza en el momento en que se separan y vuelve a sonreír.
—No me digas que te olvidaste de mí —Kate le sonríe con amabilidad y niega con seriedad.
—Me temo, señor, que no lo conozco, con permiso —ella intenta pasar por el lado de Anthony, pero él la retiene.
—Te ves muy diferente a la última vez que te vi, pero sé que eres tú, Kate Jackson.
—Insisto, no lo conozco, mi nombre es Kate Reynolds… Trabajo aquí desde hace cuatro años.
—Entonces tú eres la jefa del departamento de producción, la que me dejó con s
Cuando Kate llega a la casa, se queda en el auto y sintiendo la seguridad de su hogar, deja escapar el llanto que ha acumulado desde que sus ojos vieron antes ni frente a ella. Su cuerpo se estremece por el miedo que le provocó sentir las manos del hombre sobre su cuerpo, las que alguna vez le produjeron placer, y múltiples sensaciones agradables. Ahora sólo habían conseguido remover todos aquellos miedos de su vida y lo peor es que es una sensación que no se puede quitar de encima. Mantiene sus brazos apoyados en el volante, y sobre estos su cabeza mientras llora y grita totalmente desconsolada. Sin darse cuenta, alguien abre la puerta de su auto y en cuanto siente un toque comienza a pelear. —¡No, suéltame! ¡Déjame tranquila, no me iré contigo…! —grita totalmente desesperada hasta que la voz de Ethan la trae a la realidad. —Shhh… ¡Tranquila amor soy yo! Cálmate, estás segura en nuestra casa estás conmigo. Shhh… Estás a salvo, estoy aquí… Estoy aquí.
Cuando Ethan salió de la consulta del obstetra, iba pálido y muy molesto. Pálido porque al oír los latidos de su hijo de nueve semanas se desmayó de la emoción y molesto porque fue un hombre quien atendió a Kate. Por supuesto que Kate lo regañó como si hubiesen estado en el trabajo y se controló en dos segundos, pero por supuesto era algo que se lo iba a cobrar luego cuando estuvieran solos. Cuando el fin salieron del hospital y les dieron la noticia a los padres de Kate, los dos se sintieron realmente emocionados. Katerina le hizo notar su duda de por qué había quedado embarazada si se suponía que ella estaba tomando previsiones para eso, sin embargo, dado a la fecha de gestación, se dieron cuenta de que esas cinco pruebas de embarazo les mintieron en su momento, porque Kate para entonces ya estaba embarazada. Una cosa rara y totalmente inusual, que los dos aceptaron y ahora no quieren pensar mucho. Tal vez ese no era el momento para enterarse de que estaba
Cuando las puertas del ascensor se abren, Ethan le da el pase a Anthony para que abandone primero el ascensor y luego los tres caminan hacia la oficina de Kate. Por supuesto, Ethan sin soltar ni un sólo momento a su mujer porque sabe que en cuanto lo haga, ese hombre no perderá la oportunidad para acercársele como si fuera una garrapata. —Muy bien, señor DeMarco, empieza a correr su tiempo —le dice ella una vez que han entrado a la oficina y que Ethan cierra la puerta. Ella continúa su camino hasta el escritorio y su hombre se para a su lado, ambos mirando fijamente a DeMarco. —¿Puedo tomar asiento? —Por supuesto, disculpe mis modales, es lo que no me siento muy a gusto de que venga un extraño a decirme cosas que yo no sé de mi propia vida. Pero adelante, dígame ¿qué es lo que sabe de mí? —La conocí en un bar de Londres, se presentó como Kate Jackson, una joven estudiante de finanzas. Para entonces yo era detective de la policía, tenía veinticinco años y me quedé prendado irremedi
Kate y Ethan ven a Anthony salir de la oficina, él camina rápidamente a la puerta para ver que efectivamente se va al ascensor y luego cierra la puerta con seguro. Para entonces Kate se ha puesto de pie para ir hasta él y los dos se funden en un abrazo.—Lo hiciste bien, mi amor —le dice Ethan a Kate acunando su rostro entre sus manos. La besa con desesperación, una que Kate también siente y se dejan llevar en un momento de pasión sobre el escritorio que no tiene nada de delicado.Cuando Kate termina con su cabeza en el pecho de Ethan recuperando la respiración, él la acuna y le acaricia la espalda con suavidad.—Estoy segura de que no me creyó ni una sola palabra —dice finalmente ella y Ethan se remueve para verla a los ojos.—Se fue muy tranquilo, ¿por qué piensas eso?—Precisamente por eso —Ethan la baja del escritorio y la llev
Hace ocho años…Luego de que el doctor Bean salga con Kate de la casa, Anthony se encierra en su despacho mira todo a su alrededor y siente que el mundo se le viene encima.Se pasa las manos por le cabello y lo hala con desesperación. Podría arrepentirse, llamar y dar la orden de que regresen a Kate a la mansión, pero no puede. Si se retracta, sus hombres pueden verlo como un signo de debilidad.—¡Dios! ¡¡¿Qué es lo que hice?!! —cae al suelo desesperado, mira por la ventana el cielo que se vuelve gris antes sus ojos y siente cómo el peso de su consciencia comienza a embargarlo.Anthony ha llegado a esa posición gracias a ser uno de los detectives más importantes a su corta edad, pero también por ser uno de los mayores colaboradores de la organización a la que le presta servicios extraoficiales.Su mentor siempre le dijo que tener mujer e hijos iba en contra de ese trabajo, él lo entendió por la vulnerabilidad, pero ahora mismo lo ve como una manera de no traer más sufrimiento al mundo
Anthony no es de los que se queda tranquilo, así que esos dos días que se tardan sus hombres en instalarse con él en la ciudad, no deja de buscar la oportunidad de llegar a ella, por lo que la sigue.Y Kate, aburrida de estar encerrada en casa o en la oficina, decide salir sola, excepto por los guardaespaldas, a un centro comercial. De todas maneras, se siente segura porque a Anthony no le conviene hacerle algo con tanta gente a su alrededor.Kate caminaba distraída por el centro comercial, pensando en que debe tener un propósito estar allí y totalmente ajena al hecho de que Anthony la sigue sigilosamente a una distancia prudente puesto que ha notado que va acompañada. Su mente está ocupada en mil pensamientos, tal vez por eso no se percata de que ha entrado en una tienda de bebés. Al notar la infinidad de artículos adorables, su atención se desvía momentáneamente de sus preocupa
En el círculo de Ethan, la gente cercana a él se mantiene alerta para bloquear cualquier intento de Anthony de seguir a Kate. Conscientes de la situación y de todo lo que está en riesgo, se aseguran de mantener a Anthony a distancia y protegerla de cualquier posible acercamiento no deseado.Kate se encuentra en su oficina revisando algunos documentos, cuando le informan que Samira ha llegado a la oficina. Ella les dice que la dejen pasar, porque va para algo que para las dos es muy importante y que Samira ha postergado por cuidar a Emily, una decisión que tomó desde de que la pequeña nació y no se ha arrepentido, porque vale totalmente la pena.—Samira, me alegra tanto que puedas cumplir tus metas ahora, cariño… lamento que postergaras tu vida por mí y mi hija —le dice con un abrazo.—Ha sido un placer, no me arrepiento de nada —le dice ella dándole un fue
Los días luego de lo ocurrido con Anthony se hicieron más ligeros gracias a que simplemente se perdió de vista. Tanto Ethan como Mike se encargaron de elevarle el autoestima a Samira, a quien dejaron como principal responsable de que el hombre decidiera dejarla en paz de una vez por todas.—Yo no cantaría victoria —dice Samira mientras se sienta con toda la familia a la mesa—. Hay personas que no aprenden.—Como mi amiga Sophie —dice Emily y todos la ven con interés—. Su madre siempre le dice que no salga sin zapatos al jardín porque se enferma, pero no le hace caso… y se enferma. Por eso yo siempre le hago caso a mi mami, ella es muy sabia y nunca se equivoca.—¿Verdad que así es? —le dice Ethan—. Mamá siempre tiene razón.Kate sonríe por las palabras de Ethan, su padre la mira con orgullo y para cuando terminan de comer, él le pide que lo acompañe al despacho con cierto misterio, y ya que es sábado, Kate por supuesto que no se niega.—Dime, padre, te ves nervioso…—Y debo estarlo, n