Daphne.Estos días han sido muy tristes para mí y la casa está muy fría. Él evita todo contacto conmigo. No almuerza en la compañía o en el restaurante tailandés. Llega muy tarde a casa y cuando logramos vernos, las miradas que me da, no son nada amigables.Por supuesto que esta noche no era la excepción. Él estaba en el sofá viendo un partido de béisbol, pero no me habla. Yo estaba en la cocina terminando de preparar mi cena. Él no volvió a cenar conmigo o a compartir conmigo cualquier cosa. Escucho como lanza algo en la mesa de café y dice impropios que ignoré, para no sentirme peor.—¿Por qué no fuiste a almorzar? —me giro a verlo, no sé en qué momento se acercó tanto a mí—. Tina me dijo que se saltaron el almuerzo porque le estabas explicando las citas de la agenda. ¿Acaso vas a matarte de hambre? —pregunta molesto.Suspiro resignada posando mis ojos en él.—Estoy preparando mi cena ahora —me ve con intensidad, pero ninguno aparta la mirada—. Tenía que explicarle las cosas porque
Porque la quiero a ella.Al día siguiente.Günther.Cuando dije que dejáramos las cosas así me refería a la conversación, en ningún momento por mi mente pasó que debíamos terminar, pero igualmente no se puede terminar lo que empezó como un contrato.Yo pienso una cosa y ella hace otra.Me dice que me quiere, pero no puedo creerle. No estamos de acuerdo en nada, no pensamos igual y en estos momentos, me siento herido. Esa mujer me exaspera de sobremanera y me cabrea hasta la médula que por ese tipo sienta algo. No me saco de la cabeza esas miradas que se daban. Ese hombre de acento ruso aún la ama y por más que ella diga que lo olvidó y dejó de quererlo, no puedo evitar ponerlo en duda.Pero resulta que ese hombre es un buen socio lleno de dinero y muy buscado por todas las empresas de seguros.—¿Pelearon otra vez? —pregunta Ivan, sentándose frente a mí.—Digamos que hubo una confusión y ella me terminó —empieza a reírse, lo miro mal mientras tomó de mi café.—Lo más probable es que te
Günther.Como todos los mediodías fui al restaurante tailandés. Daphne estaba almorzando con Tina en la otra calle. Almorcé, viéndola un rato y me fui, cuando ellas se fueron.Por lo menos la vi de lejos y ella no sabe cuanta falta me hace tenerla en la oficina.«Me estás evitando y eso me está cabreando también.», suspiro resignado ante mis pensamientos.—Siento tanto lo que le hizo mi hija a sus empleadas. Solo le pido que lo piense un poco y no vaya a denunciarla. Hablaré con Leah —he llamado al padre de esa mujer a mi compañía, para tomar cartas en el asunto.—Ella no sabe en el problema que se está metiendo, al agredir a mis empleados. Además, se comporta de manera grotesca frente a ellos —digo, frunciendo el ceño—. No la demandaré porque tengo buenas relaciones contigo, pero un fallo más de su parte y te juro que Leah no verá nuevamente la luz del sol.—Meterse con muchachas de la compañía. ¿En qué está pensando mi hija? —lo miro confundido—. Ella últimamente está fuera de sí, p
Hoy es un día muy frío…Daphne.Hay días en los que solamente quieres pasar el día durmiendo y disfrutar del frío que nos regala ese momento. Esta mañana, con todo el dolor de mi alma, me levanté de la cama. No tenía que ir a trabajar por las vacaciones, pero iba a la compañía a darle salida a unos documentos urgentes, que por más que le expliqué a Tina como hacerlas, ella seguía sin entender el proceso. Hoy siento que no es mi vida, la verdad, es que ni debí salir, pero ya lo había hecho y pues, ya ni modo. Primero, Leah me golpea como si quisiera matarme y segundo, las cosas con mi esposo ausente terminaron.Bueno, aunque las cosas son como él dijo: —No podemos terminar algo que empezó por un contrato—.Menos mal me quería.—Esto es tan divertido. ¿A quién debemos matar? —comenta Tina, mientras vemos unos vestidos en una de las mejores boutiques de la ciudad—. ¿Qué pasó ahora con Günther? No logro imaginarte siendo mala —me ve interesada—. ¿Ya se aman o siguen en el plan de pelea po
Daphne.Fue un poco catastrófico tratar de imprimir y ordenar los documentos que Tina necesitaba. Como la fiesta de la compañía era mañana, la información urgente e importante, debía salir hoy. Los pedidos de comida los verifiqué y acomodé algunas cosas, para que fueran entregadas el día de hoy.—¿Día agotador? La compañía parece una locura —la voz detrás de mi espalda, me hace llevarme la mano al corazón—. Lo siento, no quería asustarte.—El daño ya está hecho—replico.Me da una sonrisa dulce, sus orbes azules me estudian por unos segundos, antes de escucharlo hablar nuevamente con su muy marcado acento ruso.—¿Tienes tiempo libre ahora? —frunzo el ceño—. Me gustaría poder hablar contigo. No te quitaré mucho tiempo. Lo prometo.Había varias personas ahora en la oficina, que nos miraban de manera curiosa. No vi el problema en que habláramos un rato frente a todos, para no llamar más la atención de todos.—Jamás te imaginé trabajando en Alemania. Tus planes eran ser una gran administra
Cada uno tiene una perspectiva diferente de lo que se trata el amor.Todo es válido, hasta que te toca volver a caer en la realidad.Daphne.La vida sentimental de una persona puede ser muy fácil o, puede ser la más difícil de este mundo, que hasta piensas que morirás sola y criando animales. Durante mi relación con Sasha fui tan feliz que sentía que tocaba el cielo. Las peleas no eran comunes entre nosotros porque bastante teníamos con su familia. Él me trataba como si fuera una muñeca de porcelana, me complacía en todo, se preocupaba por mí, me cuidaba, me amaba, era un hombre bastante cariñoso y sus besos eran tan tiernos que sentía mi mundo desaparecer.Con Günther las cosas son diferentes, con él, la mayoría del tiempo siento mucho amor, tal vez… pero hace una estupidez, y ya siento que lo odio profundamente. Claro está, se preocupa por mí, me cuida, no es cariñoso, pero resulta tierno, es tranquilo, muy atento, un terco que me descontrola la mayor parte del tiempo.Pero cuando m
Fiesta de navidad.Daphne.Desde que tengo uso de razón he asistido a miles de eventos que han hecho en Alemania. Siempre asistí como la secretaria del mejor arquitecto del país. Nunca había asistido a otro evento importante, sin ningún calificativo. Hoy es la primera vez que estoy en un evento sin nada de eso. Hoy solo soy Daphne, una empleada más. Aunque sé que soy asistente y la esposa del hombre más influyente de Europa, eso no parece hoy.Nunca me había sentido tan libre y tengo miedo de que tanta perfección en mi vida, se arruine.Uno de mis compañeros me ofrece su brazo para seguir caminando al salón de fiesta. Me presentan algunos amigos y compañeros de trabajo, después nos fuimos a la mesa de la comida.—Un minuto más y me muero de hambre —se queja el chico, comiendo algunos chocolates, me alejo un poco para ver el salón de fiesta.—Se te nota feliz y me encanta verte así —la voz de Albert, llama mi atención.—Estoy feliz aquí. Nunca me había sentido tan bien como hoy —me da
Daphne.Aunque no sé por qué Leah tenía que venir aquí y por esa razón, no esperaba encontrarla y mucho menos que pidiera hablar conmigo. Bajo la mirada vigilante de mi esposo ausente, tomé asiento con ella en una mesa que estaba cerca del mini escenario que había en el salón.—No tengo toda la noche para ti, así que apúrate en hablar que lo menos que quiero es estar contigo —cruzo mis piernas y le doy una mirada fría a Leah.—No tienes por qué hablarme así. Mira como te pones, solo por tener un poco de poder —la miro incrédula—. Pero en fin, estoy aquí porque quiero arreglar las cosas contigo, me debes una disculpa y lo sabes.La miro con incredulidad, por lo que acababa de decir.—¿Estás hablando en serio? —asiente con soberbia—. Tú debes tener problemas y de eso no tengo ningún tipo de dudas. ¿Exactamente porque debo hacer lo que dices? —pregunto indignada.—Porque pusiste en mi contra al hombre que amo —me ve sin expresión—. Apoyaste a Ivan también, para que se alejara de mí y dec