Capítulo 31

Los engaños siempre duelen.

Daphne.

La reunión había terminado bien y se había conseguido un buen precio para que invirtieran con nosotros. Ivan y Tina estaban teniendo problemas y por esa razón, Günther y yo los invitamos a cenar en casa. El próximo fin de semana tendríamos una cena de navidad con la familia y queríamos que ellos estuvieran aquí.

—¿Te llevas bien con el guardaespaldas y el entrenador? —pregunta, Günther, mientras trae la comida a la mesa.

Los chicos estaban subiendo en el ascensor.

—He aprendido algunos movimientos en las clases y en cuanto al guardaespaldas, pues... es muy serio. No me da la oportunidad de hablar algo, pero Ivan es muy divertido. Siempre está contándome idioteces y haciéndome reír —respondo, viéndolo alzar una ceja.

Termino de recoger algunas cosas, que tiraría en la basura.

—¿Por qué tienes tantos hombres en tu vida? —protesta, en un murmuro que logré oír—. ¿Para dónde vas? Soy el hombre de esta casa y me debes obedecer.

Me empiezo a reír, mientras
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