CAPITULO 86

Ella tenía recuerdos de andar sola caminando por la playa de niña saltando y jugando con las conchas que recogía de las orillas hasta que su madre siempre la regañaba y pedía que deje de hacerlo y se quede quieta a su lado.

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— Sígueme. — Dijo el Rey retirado a la esposa contratada de su hijo biológico, la cual obedeció. — Tú quédate aquí, volveremos pronto. — Ordenó en tono autoritario, viendo fijamente a Darién antes de irse con Imery.

Darién simplemente asintió viendo a Imery con cariño, el sabía que todo estaría bien, pues confiaba en que su padre no haría nada tan estúpido como buscar hacer daño a su esposa y aún si lo hiciera, confiaba aún más en qué ella no era cualquier cosa y sabría defenderse adecuadamente.

Una vez que ellos se alejaron, su mirada se posó en la hermosa vista que tenía en frente de él, nunca había podido tener ni siquiera la mitad de la relación que tenía con su esposa actualmente con ninguna de sus anteriores esposas y muchísimo menos con