Una mujer finamente vestida y embarazada, dormitada dentro del carruaje. Al sentir el ruido se intentó despertar, pero Keeva la aturdió con un simple conjuro. - Madre, lo siento, lo siento tanto, yo… - pero ni siquiera se pudo disculpar, porque el relincho de los caballos asustados y la disminució
- ¿Lucian que sucede a dónde vamos y por qué Olivia no quiere salir? – preguntó Keeva con precaución porque las veces que se excluía era por decisión propia, pero ellos hace días se traían algo entre manos y no se enteraba de nada. Además, hoy Olivia estaba en completa huelga. Se encerró en su mun
El cuerpo de Keeva temblaba por todos lados, estaba completamente nerviosa y de manera torpe, abrió sus piernas y se sentó a horcajadas sobre la dura erección, más que evidente de Lucian, que gruñó al sentir lo mojada que estaba su braga en la zona íntima. A esta brujita le estaban encantando sus m
Las caderas de Keeva no pudieron detener su movimiento buscando su propio placer. Lucian abrió los ojos desde abajo, para ver a su hermosa hembra tocando sus duros senos, mientras violaba prácticamente su boca y su lengua. Sentir su necesidad, su pasión cruda y deseo, estaban haciendo que aguantar
Antiguo, siento molestarlo, pero tenemos noticias no muy buenas que reportarle- llegó Marco, el guerrero pelirrojo a su oficina y Lucian le dijo que hiciera su reporte. Hemos encontrado dos cosas relevantes en nuestras rondas, más allá de los límites de la manada. Primero estos documentos tirados e
Cuando llegó Merkal, estaba mucho más calmada, lo que facilitó la exploración con el ultrasonido, lo mejor que los cachorros se dejaban ver y Olivia, siempre recostada a su gran lobo. - Nunca he asistido un parto con cachorros de Antiguos y menos tres a la vez. Pero he estudiado mucho los viejos ma
Merkal estaba muy cerca, por si era necesaria su ayuda, aunque Olivia había sido instruida con todo lo que tenía que hacer durante este proceso, pero su nerviosismo era más que lógico. Lugh nunca la dejó sola, no eran lobos salvajes reales y él no dejaría a su compañera dar a luz sola, la ayudaría
“¡No se puede entrar a las tierras de la manada y mucho menos, sin haber avisado antes!”- gruñó el lobo de Marco, deteniendo a la gran cantidad de intrusos que se avecinaban. Todos los demás guerreros, en sus posiciones de combate, el pelo completamente erizado y los caninos al descubierto. “¡Quié