- Dime donde está la niña, sé que está cerca, no pudo haberse ido lejos ella sola, dime las debilidades de su padre o terminarás muerta como una perra miserable- la interrogaba el hombre ahorcando el frágil cuello de Olivia con sus ásperas manos, mientras ejercía una fuerza que la estaba dejando sin
El lobo se detuvo a una distancia prudente de ella, pero su mirada, aún fiera, y la sangre que goteaba de los pelos alrededor de su boca, no le daban ninguna tranquilidad a Olivia. Había un recuerdo en su mente que moría por salir, este animal le parecía conocido y tan cercano, pero ella sabía, que
¿Cómo una humana, podía siquiera ponerle una barrera a su control? Lucian recordó que antiguamente, sí había mentes humanas que lograron un método para entrenarse en contra de la manipulación, que pudiesen sufrir de otras especies. Pero eso había sido hace demasiado tiempo y esos secretos se enter
Olivia abrió los ojos y sentía que los párpados le pesaban toneladas. Obviamente, tenía los ojos inflamados por los golpes y a pesar de las buenas medicinas, tampoco era como si hicieran magia al momento. Sentía que había dormido una eternidad y ciertamente, después del desmayo y con su mente fuer
Olivia abrió sus ojos con incredulidad y ya algo le decía, que por muy loca que estuviese no se podía inventar tantas cosas increíbles. - Antes de que entres en pánico, o salgas corriendo gritando, o peor vuelvas a desmayarte, que sepas que no voy a hacerte daño por ser diferente a ti, solo somos s
- Habla – le dijo a su asistente en un tono dominante porque a pesar de que había bajado su postura al hablar con su mate, eso no significaba que estuviese bien, estaba demasiado enojado y sumamente preocupado. Se encontraban en el despacho. Lucian sentado detrás de su macizo y enorme escritorio,
Iría a darle una vuelta a Olivia y no quería espantarla. Olivia Mitchell tenía una característica, que la había ayudado a avanzar y seguir sobreviviendo en su vida y era la enorme capacidad de adaptación que tenía y su resignación por aceptar los hechos que no podía cambiar y se escapaban de sus ma
Un golpe suave en la puerta, sacó a Olivia de sus pensamientos. Cuando abrió se encontró con la pequeña niña de rizos rubios que la miraba con unos inocentes ojos azules que derritieron el alma de Olivia. - Hola Señorita, ¿ya se siente bien? - le preguntó con su voz infantil, abrazando un conejit