Caminó hacia adelante a toda prisa. Empujó a la gente delante de ella.

No podía caminar rápido debido a sus piernas, pero en ese momento, corría hacia el frente del escenario como una persona que no tenía problemas con sus piernas.

Las mujeres que fueron empujadas no estaban contentas. "¡Vete! ¿Quién te crees que eres? Una mujer tan inculta. ¡Cómo te atreves a saltarte la cola!".

La mujer ignoró esas acusaciones. Usó su suave cuerpo para abrirse paso entre la multitud y se acercó al frente del escenario.

"¡Michael Luther! ¡Bájate!".

Los oscuros ojos del hombre cayeron sobre su cara. Su mano se detuvo. En el siguiente segundo, la miró y se quitó el cinturón.

Le sonreía.

“¿Quieres echarme? Dijiste que era lo mejor. ¿Sabes lo que quiero? ¿Cómo te atreves a decidir por mí?”.

"¡Michael! ¡Ya no estamos apostando! ¡Estoy cancelando la apuesta!", gritó hacia el escenario. Su voz grave sonaba como el sonido de la bocina de un auto.

"Demasiado tarde". Los labios del hombre se movieron.