La puerta del dormitorio quedó entreabierta. En la sala de estar, la mujer se acostó en el suelo y miró fijamente las baldosas del suelo.

Así, continuó mirando fijamente las baldosas del suelo. Una serie de lágrimas translúcidas se deslizaron por su cara lentamente.

Recordó la sonrisa de la Mona Lisa. Se decía que uno de los ojos de la Mona Lisa estaba llorando mientras el otro sonreía. Eso era simplemente absurdo e imposible.

Jane siempre había sentido que sólo era cuestión de la selección de colores del pintor, de la que luego hablaban las generaciones posteriores de forma sobre dramatizada.

¿Cómo podría alguien en este mundo tener ojos que llorarán y sonrieran al mismo tiempo?

¡Era simplemente demasiado absurdo!

Hoy, sin embargo, Jane Dunn pensó que tener dos divisiones de sentimientos que se pudieran experimentar simultáneamente en este mundo era de hecho posible.

Así es exactamente como se sentía en ese instante.

La emocionante sensación de venganza le hizo querer reír