Ella se humedeció los labios con la fresca bebida y dio gracias por no tener las manos temblorosas.
—No puedo abrirme a alguien que hasta el momento solo está causándome dolor –admitió Adaira a regañadientes –. Toda mi vida la he vivido a la defensiva y esta vez no será la excepción. ¿Qué si utilizas esto en mi contra? No pienses que este matrimonio va a funcionar, después de todo; tu amigo me amenazo para casarme. Mis padres fueron infelices, no importa como todos lo quieran ver, yo no quiero vivir en un matrimonio primitivo.
Dean bajo la mirada para que Adaira no se diera cuenta de que aquello le divertía.
— ¿Y qué tiene que ver con nosotros?
—Nada –admitió Adaira, avergonzada por haber permitido que la actitud autocompasiva de sus padres la influyese durante tantos años.
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Prisionera de su poderoso cuerpo, Adaira no tardó en darse cuenta lo insaciable que era aquel hombre.—Ahora se me ha mojado el pelo –protesto.—Sobrevivirás –le dijo el, metiéndole la lengua en la boca y moviéndola al mismo ritmo con el que le hacia el amor.Adaira noto la erección en su vientre y se maravilló con la rapidez de su recuperación.Y ella que jamás se había acostado ni salido con el pelo mojado, se olvidó de aquello. Dean la saco de la ducha y la sentó en la encimadera de mármol. Tardo un instante en sacar un preservativo de un cajón, abrirlo y ponérselo. Luego volvió a colocarse entre sus piernas y la penetro con un profundo suspiro de alivio. —Pensé que solo sería una vez –le recordó Adaira, apretando los dientes al notar el primer espasmo de placer.&md
Dean abrió su ordenador portátil en el despacho. Esa noche, había tomado una decisión, no quería vivir con la duda de lo que pasó y nunca puso.Apretó enviar en cada página que había entrado, desde que había comprado el boleto para esa noche hasta la prueba de ADN hacia su difunta hija. Sentía un pesar en su pecho al saber lo que iba a hacer, irrumpiría en su descanso a su hija para someterla a una prueba de paternidad. ¿Y si era verdad? ¿Qué haría después? No saltaría feliz y se olvidaría de todo, pensó.Nunca había dependido de una mujer y Crystal no había sido la excepción. Bueno, si lo era en un aspecto, era la madre de su hija: pero en Adaira, el todavía no se había cansado de su compañía, todavía no se había saciado de su cuerpo esbelto y suave, que encajaban con el de él a la perfección. El sexo con Adaira era increíble, le daba todo lo que siempre había querido, todo lo que había pensado que no encontraría en una mujer. Se excito de solo pensa
—No sería tan fácil –le dijo Adaira, apoyándose contra el mueble detrás de ella.— ¿Y porque no?—Porque esa corona me pertenece, llegue muy lejos para tirar todo por un hombre. Si mi destino es ser infeliz, mantener a mi hijo oculto. Entonces me arriesgare a todo.—Adaira... -María la miro con reproche.—Nada de lo que digas me hará cambiar de parecer. En un pasado, no tuve voz ni voto. Me obligaron a dejar al padre de mi hijo para que sea feliz con mi hermana. Lo extraño es que nunca fueron novios; él se casó con Crystal. Cuando quise decirle de Jenson, su amigo Calvin me impidió verlo y, no era para menos –Adaira rio, recordando cada escena del pasado –. Me dijo que él estaba casado y con una hija. ¿Cómo podía arruinar su familia? Y lo peor de todo es que él tiene raz&oac
— ¡Espera, ¿Qué harás!? –grito, levantándose con una mueca de dolor y caminando detrás de Dean.—Hare lo correcto. Ellas ya están muertas, ¿Qué puedo decirle a Crystal? ¿Lo siento? –Dean rio entre dientes, antes de abrir la puerta de su vehículo –. No tengo nada más que sentir que lastima por ser mi padre. Repudio cada cosa de ti, repudio el hecho de no tener coraje para asumir la paternidad ilegal de una niña en debes de dejarla casar a Crystal conmigo y convertir a tu hija en nieta.Dean subió al vehículo y salió de allí, había cometido el peor erro de su vida; Adaira todo el tiempo estuvo en lo cierto al odiarlo. Ella había enviado aquella carta con el propósito de decirle la verdad. ¿Cómo pudo ser tan idiota?....Adaira sonrió al ver a Jenson jugar en el jardín, María, Antonella y ella: estaban juntas sentadas en el jardín.—Le gusta salir a jugar al aire libre. Es tan dinámico y energético cuando salimos. –comento María con
Al llegar a la empresa, dentro de ella, había un revuelo entre los empleados y los integrantes del confinamiento. Su secretaria al verla llegar, corrió hasta ella. —Qué bueno que llega señora, su oficina está siendo revisada y no podemos entrar. Adaira sin importarle sus palabras, camino decidida hasta el largo pasillo, subiendo las escaleras llego a su oficina. — ¿Qué está pasando aquí? Nadie me informo sobre esto –dijo ella entrando a la oficina e irrumpiendo el trabajo de los demás. —No solemos avisar para venir ni mucho menos pedimos permiso para hacer nuestro trabajo –informo el encargado –. Mucho gusto de conocerla señora, mi nombre es Alexander... nos informaron que su em
— ¿Qué crees que haces? –pregunto Bonnie, entrando a la habitación sin preguntar, enfadada. Si bien, todo el palacio estaba al tanto de la situación financiera de Adaira, en la cual solo ahora dependía de los recursos del reinado –. No puedes dejar todo e irte como si nada.—Si puedo, nunca debí venir aquí, para comenzar. Segundo, ya debes saber que tengo un hijo y tú un sobrino. Tercero, estoy enjuiciada en Italia y una reina en esa situación no puede ser valorada reina. Creo que Megan lo hará mejor.Adaira siguió empacando sus cosas, Bonnie con un suspiro de impotencia y enfado, camino hasta ella y agarro su muñeca.— ¡Deja de comportarte de esa forma! Eres una gran
La mujer miro con los labios apretados por la ventana, la única que sabía de su segundo hijo era Antonella pero había una posibilidad que los médicos le habían dicho de su embarazo.– ¿Acaso es tu especialidad hacerte cargo de niños que no son tuyos? Ninguno es tuyo y no... -Adaira dejo de hablar luego de darse de cuenta de lo que había dicho al ver la expresión de Dean –Lo siento, no debi decir eso.–Está bien, tienes razón. Pero estoy seguro que ambos niños son míos, porque vi a Jenson y mientras estabas desmayada se te realizo una ecografía.– ¡Como te atreves! No tenías el derecho de ver mi ecografía ni ver a Jenson. Una ecografía no t
Tres años después, Adaira se quedó a los pies de la pequeña cama y cuna que había en la habitación infantil del palacio, observando orgullosa a sus dos hijos, Jenson y Bruce.Bruce había nacido muy pequeño y con el pelo oscuro, con sus ojos de recién nacidos de un marrón claro. El niño, Jenson, había avanzado demasiado con su enfermedad, podía hablar un poco más pero sin embargo no le gustaba que lo tocaran.Para su madre, eran un milagro personal e incluso dos meses después del nacimiento de Bruce, no podía creer que eran sus hijos. Al fin y al cabo, después de resolver sus asuntos con Dean y la justicia, su embarazo se había complicado bastante, al punto de estar un mes y medio en el hospital. Había teni