Adaira desapareció cuatro días después de aquello. Dean los paso encerrado en su habitación, aburrido y en algunas ocasiones se escabullía al despacho para seguir con sus obligaciones legales de su empresa.
¿Qué había pasado? ¿Por qué no daba señales de vida? Los únicos rostros que veía eran de Joel, el guardaespaldas y Bonnie que se había hechos amigos.
El primero cuando acudía a llevarle los reportes de cada cosa que sabía de Adaira y los lugares que visitaba, sin embargo en este viaje ningún guardaespaldas más que su jefe de seguridad la había acompañado al misterioso viaje que tenía intrigado a Dean. Y la segunda solo la veía cuando bajaban en el día a compartir mesa y algunas veces se juntaban a beber juntos.
Pero Adaira no iba hasta el en busca de placer. ¿Se había cansado?
La noticia que ambos estaban comprometidos había llegado a oídos de todos, alegrando a su pueblo por tener a sus reyes juntos.
Nuevamente desesper
Dean camino con Adaira agarrada a su brazo, se sentía extraño. En realidad, hacia cinco días que se sentía así, desde que se había acostado con ella por última vez.La estudio a escondidas, fijándose en la delicadeza de su perfil, en su sedoso cabello negro, en su cuerpo. Aunque Dean vio que no le gustaba estar allí, no pudo evitar sentir una mezcla de deseo y satisfacción. Aparto su mirada y vio donde Megan y Bonnie platicaban en susurros alejadas de todos. No quería tener una mala impresión pero en el momento que había visto a Megan comprendió que algo sucedía en ella.Adaira miro a Dean de reojo, rindiéndose a su terrible fascinación que literalmente la consumía en su presencia. Sintió su preocupación y pensó en que estaría pensando. Luego se arrepintió al ver donde tenía su mirada. No que
Dean tomo su cintura, sentándola en su regazo, mientras tomaba un puñado de su pelo.—Adaira... -susurro apartando su rostro, sin embargo aquel rostro frio y serio no estaba frente a el –. Tú no eres Adaira... Tienes que irte.Megan se apartó furiosa de el:—No soy Adaira, y esto está mal, pero no puedo con esto. –Comenzó a llorar, dejándose caer en el sofá. Dean no sabía que decir al respecto y en cualquier caso solo podía balbucear en aquella situación dejándolo vulnerable.—Deja de llorar, ¿qué he hecho?... –siguió balbuceando.A la mañana siguiente, Dean despertó y miro a sus costados, había bebido demasiado la noche anterior y sabía que eso no era correcto para ser un futuro rey. Salió del estudio rumbo a la habitación donde Adaira estaba.Dean entro a la habitación y vio a la mujer mirarse seria frente al espejo, era una imagen digna de una foto.— ¿Qué quieres? –hablo Adaira sin dejar de mirar
Adaira escuchó atentamente todo lo que su madre había dejado en propiedades y bienes para Megan. Le parecía insólito ver que a ella solo obtendría tres colecciones de la familia real y su herencia monetaria.— ¿Cuándo fue escrito este testamento? –pregunto amargada Adaira.Los tres abogados la miraron.—No podemos relevar el dato, pero este contrato es válido ante la ley Escocesa. Y en cuanto a usted –el abogado fijo su mirada en el papel valido en sus manos –. Sus padres habían dejado una condición que solo usted sabe y debe cumplir, tenemos entendido que la semana próxima es su casamiento y el mismo día usted será coronada.Megan alzo la mirada.— ¿Por qué es tan confidencial? –pregunto curiosa—No nos corresponde decirlo señorita Megan, si eso es todo, dejemos irnos y nos veremos en una semana para su coronación –los tres abogados se levantaron y saludar formal a todos en la sala.—Disculpen, saldremos a la ciudad –dijo Marcus llevando a
El expiró y la soltó con brusquedad. Adaira se vistió su vestido y recogió su ropa interior del suelo.—No sé qué decir..- No digas nada –la aconsejó Dean en un tono tan seco que a Adaira le molesto –. No eres precisamente diplomática. No debería a ver sucedido esto si luego te arrepentirías. Te veré luego.¿Luego...en su habitación? Se preguntó. Aunque era normal que Dean pensara que iba a recibir algo a cambio. No se imaginó diciéndole que el deseo no era suficiente, aunque para ella jamás lo seria y ese, estaba convencida, esa su problema. No obstante, no podía desearlo más.Dean juro en voz baja en francés. Adaira estaba loca, era demasiada complicada para él. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? ¿Qué estaba haciendo con ella? Ten
— ¿¡Tú estás loco!? ¿Esto te pidió Dean? –exclamo furiosa alejándose de él.—Dean no sabe nada y espero que tú no abras tu boca. Después de todo, quien la tiene para perder eres tú, tú hablas y el mundo se entera de lo poco corazón que tienes para ocultar a...Adaira lo interrumpió — ¡Cállate! Lávate la boca antes de hablar. No haré lo que me pides.—Bien, no lo hagas. Tu único pecado será lo infeliz que serás o ya eres. Todos te repudiaran, nunca serás lo que tanto quieres. ¿Eso quieres? No creo que sea difícil para ti estar en la cama de un hombre después que te revolcaste con cientos de ellos solo por poder. Esta vez no es la excepción.la escocesa sintió una terrible opresión en su pecho, nunca se había sentido tan acorralada por una persona insignificante y poco hombre como aquel que estaba frente a ella.—No seré tan desconsiderado, por lo que te dejare tres días después del casamiento por tu respuesta. Primero te casaras c
A la mañana siguiente Dean bajo a desayunar en espera de poder encontrar a Adaira. Aun así para su sorpresa todos estaban allí menos la reina como se esperaba.– ¿Adaira no bajo? –pregunto extrañado, sentándose en la cabecera de la mesa.–No, supongo que tu como su marido debes saber –dijo Bonnie quien desde en la mañana había estado en silencio.–No la vi. Debió bajar primero –dijo Dean mirando a la menor de las hermanas –. ¿Sucede algo?Bonnie levanto la mirada de su plato y entonces lo miro; resultaba que la menor había escuchado todo la noche anterior, había sido testigo de la agonía de su hermana al creer que su propio marido la violaría. Enfadada se levantó ocasionando que su hermana y sus dos cuñados la miraran.–Tengo cosas que hacer –sin decir nada más salió de la sala y fue hasta la cocina real.Al llegar hasta la grande cocina, tres cocineros reales quienes estaban desayunando la miraron junto a los s
– ¿Nos mandó a llamar, señora? –pregunto cabizbajo el mayor domo del palacio.Adaira se sentó junto a Antonella en la sala en la que, a unos metros de distancia, estaban los jefes de cada servicio de la casa.–Sí. Como ya saben; los antiguos reyes no están y es momento de cambiar muchas cosas aquí –contestó mirando a cada uno, recordando los buenos momentos del viejo de la cocina, o recordar cuando el mayor domo estaba entre las piernas de su madre –. Una de ellas; es traer nuevos empleados de Italia, le aseguro que su tiempo termino; me encanto la atención que les brindo a los antiguos reyes, pero ya no necesito tus servicios. La cocina seguirá igual, con la excepción que entrara una nueva cocinera. Los empleados antiguos recibirán una remuneración y una jubilación para vivir fuera de palacio. Hasta el momento esos serás mis cambios. Pueden irse.Después de despechar a todos, los empleados que recibirían su jubilación, estuvieron más que contesto
Ella se humedeció los labios con la fresca bebida y dio gracias por no tener las manos temblorosas.—No puedo abrirme a alguien que hasta el momento solo está causándome dolor –admitió Adaira a regañadientes –. Toda mi vida la he vivido a la defensiva y esta vez no será la excepción. ¿Qué si utilizas esto en mi contra? No pienses que este matrimonio va a funcionar, después de todo; tu amigo me amenazo para casarme. Mis padres fueron infelices, no importa como todos lo quieran ver, yo no quiero vivir en un matrimonio primitivo.Dean bajo la mirada para que Adaira no se diera cuenta de que aquello le divertía.— ¿Y qué tiene que ver con nosotros?—Nada –admitió Adaira, avergonzada por haber permitido que la actitud autocompasiva de sus padres la influyese durante tantos años.&mdash