Capitulo 1

Matthew Jones.

Los sonidos habituales se escuchaban en la casa en la mañana, yo en mi oficina casi pacífica me reía un poco de mi esposa, siempre corriendo por la casa y preocupada por lo más mínimo detalle que tiene que ver con nuestro hijo. La verdad no sé cómo llegamos aquí, estos años han sido muy tranquilos y felices junto a mi mujer y mi hijo, los negocios marchan bien y no hay nada de lo que me deba preocupar pero, un pequeño pensamiento se colo en mi cabeza luego de una discusión con un rival, ese sentimiento de que todo se va a desmoronar y ya no seremos felices, temo de que atenten contra mi persona o mi familia así que contraté un nuevo equipo de seguridad exclusivamente para ellos.

Fuera de la puerta se escuchan pasos como si de un ejercito se tratara con sus botas pesadas, se detienen y un toqueteo leve en la puerta es la señal de que han llegado.

-Adelante -Doy la señal y el señor Griffin, El mayordomo, porque ahora solo se permiten señores y señoras en la casa por desición de mi mujer, da el aviso de que ya han llegado.

-Buenos días señor Jones, se encuentra aquí su nuevo equipo de seguridad -Asiento y los deja entrar en mi oficina, entran 10 hombres en mi oficina llenándola de ruido al pasar casi en una marcha militar, todos vestidos de traje negro con camisa negra excepto el que parece estar en la cabeza, está vestido más... ¿Casual? Interesante la verdad.

-Buenos días señor Jones, un placer conocerlo mi nombre es Salvatore Santoné y este mi equipo de seguridad para usted, nuestro equipo es de... -Lo interrumpo con un gesto de la mano haciendo que se callara, cómo si no lo conociera ¡Claro que se quién es, se hasta quien fue el primer amante de su abuela alsaciana! 

-Señor Griffin, llame a mi esposa de inmediato -Este asiente y sale en la busca de mi mujer -Escuchenme bien, la mujer que va a entrar por esa puerta es ¡Mi mujer! Y si algo le pasa ustedes la pagarán muy caro, así que si tienen que arriesgar su vida para que ella no se haga un rasguño, así será. Ustedes serán su equipo de seguridad, el de ella y de mi hijo Mateo. Solo les digo que si fallan piensen que su familia le pasará lo mismo que le pase a mia.

Unos asienten y otros 3 se ven dudosos, se acercan a Salvatore y le susurran algo en el oído.

-Señor Jones, estos 3 de mi equipo están dudando del trabajo, no quieren que su familia se vea involucradas -Son patéticos pero me divierte ver a esos supuestos tipos rudos temblar.

-Entonces Salvatore, cómo primera orden para su equipo de seguridad es ejecutar a los 3 a mí orden -Salvatore asiente, el y los otros 6 restantes sacaron su arma y sin dudarlo apuntaron a la cabeza de los que fueron hacen momentos su equipo, estaban esperando mi orden y esto me gusta, no les importa a quien van a matar, solo siguen órdenes. Los 3 se arrodillan en el piso y empiezan a llorar y piden que por favor no lo hagan, se siente la adrenalina en el habiente y estoy por decir que los maten cuando de repente. 

-Cari... Pero ¡Matthew! ¿Que haces? -Entra mi mujer justo en el momento menos preciso lo que me hace estallar en risas, una carcajada estruendosa sale de mi y retumba por toda la oficina -Matthew, te estoy hablando ¿Que es esto? ¿Armas? ¿En la casa? Mateo está en la casa ¿Piensas matar a 3 personas con tu hijo corriendo por la casa? -Esta más que furiosa, abro mi boca divertido pero antes de articular una sola palabra uno de los 3 pobres diablos habla a Emma.

-Señora por favor, tenga piedad ¡Ayúdenos! -Le ruega uno a Emma y los otros 2 asienten también rogando.

-Arriba -Ordena Emma y estos se levantan de inmediato -¿Por qué los iban a matar? 

-Querían dejar de trabajar cuando se les dijo que si algo le pasaba a usted o a su hijo su familia la pagaría -Le responde Salvatore a mi mujer.

-¿Quién te crees tú para interrumpir a estos hombres? ¿No te enseñaron respeto? ¿Las normas del buen hablante y del buen oyente? -Salvatore veía impactado como aquella mujer pequeña que se veía linda y delicada le pudo hablar así a un hombre que le dobla el tamaño. 

-Disculpe señora, es mi equipo y me hago responsable de sus acciones -Hablo Salvatore, me siento espectador en una pelea de titanes.

-Entonces tu deberías ser al que van a matar, hazte cargo -Los ojos de Salvatore se abrieron de par en par, me volteo a ver a mi como buscando apoyo y yo alce las manos en señal de que no me iba a meter, Emma se volteo y hablo está vez hacia los 3 diablos.

-Si trabajan para mí su familia no se verá afectada por lo que me pase a mi, no serán parte del equipo de este señor si no que serán míos bajo mis órdenes ¿Quieren trabajar conmigo? -Los 3 diablos asintieron y me da risa el giro que dio está escena -Bien, trabajan para mí y ya no les pueden hacer nada en especial tu, psicópata -Me señala y yo me río, me guiña el ojo y yo también lo hago de regreso.

-Esta bien, mi amor. Ya te puedes ir, necesito hablar con Salvatore, el nuevo jefe de seguridad -Alza una ceja y me ve de una forma... Rara -Anda amor, luego hablamos -Se acerca a mi y se inclina frente al escritorio y me da un beso en la boca -Te amo Emma.

-Y yo te amo a ti, Matthew - Sonrió y sin decir más salió de la oficina.

-Por favor retiren de la oficina, todos menos Salvatore -Asintieron y salieron todos de la oficina con vida, hasta los 3 diablos -¿Que tal mi mujer, eh Salvatore? -Saque unas cosas de mi escritorio y comencé a enrrollar 2 tabacos.

-Una dama que bota fuego, viejo amigo - Reí por lo que decía, es cierto, Emma está echa de fuego.

-¿Que puedo decir? Es excepcional -Le pase un tabaco y un encendedor despues de yo prender el mío.

-Es increíble que después de todo este tiempo si la encontraste y ahora es tu mujer y madre de tu hijo. Es increíble lo que haces cuando te lo propones -Recuerdos de los primeros momentos que tuve con Emma cruzan mi mente, me endulzan el alma recordar cuando me esperaba todo el dia en una habitación, ahora es más libre y a veces yo soy la que la espero.

-Ella es increíble -Salvatore asiente.

-Asi que cuéntame, viejo amigo ¿Que te hizo necesitar los servicios de tan alta calidad de tu buen amigo? -Sonreí suavemente.

-Para el trabajo de tu vida Salvatore, no me queda mucho tiempo... 

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