—Me parece perfecto, podemos inaugurar el festival con el baile de recaudación. — Declaró Phil, el alcalde de Dreamstone.—Podemos solicitar voluntarios Sofi. — Sugirió Colin, el secretario de Phil. — Además, el consejo no te dejará a la deriva. Vamos a echarte la mano en lo posible.—Por mí está perfecto. — Respondió Alba Root, la dueña del terreno de los árboles para estas fiestas.—No tengo objeción. — Apoyó Josef Philips, el comisario del pueblo.—Ni nosotros.— Mire a la pareja Roblero y sonreí complacida.—Bien, entonces, quiero pedirles un favor a todos. Mi equipo de publicidad está aquí. — Señalé a los chicos quienes estaban sentados en el resto de las sillas de aquel salón de reuniones. —Ellos serán un apoyo para la organización del baile, por lo que si tienen dudas pueden acudir a ellos. Chicos, si ustedes tienen dudas respecto al festival, pueden acudir al consejo. ¿Entendido?—Por supuesto.—Claro.—No hay problema. — Dimos por terminada la reunión y salimos de la alcaldía
Al terminar de comer, Gretel se despidió de todos ya que aún debía volver a la oficina. Los chicos estaban encantados por conocer mis anécdotas vergonzosas de mi adolescencia contadas por Gretel, claro que a mi amiga solo le parecía divertido.Theo también se despidió y se fue tras ella.—¿Tu amiga sabe que ese chico está enamorado de ella? — Me sorprendí por la pregunta de Steven al bajar de la camioneta frente a la mansión. Creí que estaba molesto conmigo.—¿Eso piensas? — Pregunté.—Creo que si se siente atraída. No dejaba de verla. — Yo también había notado eso.—¿Y tú? ¿Por qué me dices eso? Creí que estabas molesto conmigo. — Steven se quedó en silencio.—Si lo estaba, pero no contigo.—¿Perdón? — Steven negó lentamente. —No te preocupes. Ya se me pasará. Lo siento. No debí ensañarme contigo jefa. — Su disculpa parecía sincera. Asentí tratando de restarle importancia al asunto.—Claro, como digas. Pero vuelves a tratarme con esa frialdad y te daré un panqué como bono navideño. —
La cena terminó sin contratiempos. Honestamente Alexander era un hombre muy llevadero, incluso menos duro a cómo lo conocí la primera vez. Al terminar la cena, mis compañeros se ofrecieron a limpiar todo, solo por esta vez lo haría yo. Para mi sorpresa, Alexander se ofreció a limpiar conmigo. Insistí en que no era necesario, pero él se negó.Ahora estábamos en la cocina limpiando y lavando juntos los trastos. Llevaba un tiempo de no hacer esta actividad acompañada. Bueno, el último novio que tuve no era un caballero que digamos.—Tienes un interesante equipo. — Sonreí divertida.—Gracias. Son lo mejor de lo mejor.—A ellos ya los conocías antes de contratarlos ¿cierto?—No a todos, solo Steven. Cuando inicié con mi plan le pedí que formara parte de mi empresa. Creí que me rechazaría. Quiero decir, éramos amigos, pero él tenía ofertas de lugares reconocidos, ¿quién se animaría a dejar esa oportunidad a cambio de trabajar en una empresa desde cero?—Él lo hizo.—Sí, él lo hizo. — Sonreí
Lo primero que pensé cuando vi a Austin fue que debería golpearlo. Quiero decir, a quién se le ocurre viajar de madrugada, especialmente cuando ha nevado en la noche. Pudo haber tenido un accidente. Además, no era como si esta casa fuera a desaparecer durante el resto del día. En verdad no lo entendía.Cuando lo vi, ahí parado, en medio del pasillo, con mis compañeros de trabajo rodeándolo como si fuera una especie de idol, me di cuenta de o popular que aquel hombre era. Yo lo sabía, pero ahora, era una vibra distinta la que yo observaba desde acá. Su amplia sonrisa, su encanto masculino y la energía que transmitía, era digna de un chico que estaba por encima de todo.Entonces, su mirada cayó en la mía. Pegué un pequeño brinco al ver que nuestras miradas se habían conectado. De pronto, hizo a un lado a todos ahí y caminó hasta mi para darme un fuerte abrazó que me dejó sin aire por un momento. Intenté procesar el significado de esta acción, cuando recordé que para todos ahí dentro, yo
Austin colocó sus manos sobre mis muslos y con su fuerza me cargó para sentarme sobre el escritorio. Recorrí mis manos por toda su espalda y entonces rompió mis medias por en medio haciendo a un lado mis bragas. Solté un pequeño gemido cuando sentí sus dedos en aquella zona.—Austin. — Murmuré sobre su oído. El pelinegro, con sus manos, bajó mi sostén dejando mis pechos al aire. Los acarició mientras besaba mi cuello y mi mandíbula, podía sentir como su cuerpo se presionaba sobre mí.—Voy a dejarte marcada. — Expresó mientras besaba mi hombro. —Haré que olvides que existen otros hombres. — Murmuró para luego succionar parte de mi pecho. Solté otro pequeño gemido mientras asentía. Él, su sola presencia hacía que olvidara las cosas, que lo demás fuera insignificante, que solo debía sentir lo que sentía ahora, con él.—Hazlo. Haz lo que quieras conmigo. — Respondí sobre sus labios. Austin apartó un mechón de mi cabello y sonrió de lado.—¿Eso quieres? — Asentí. —¿Puedo hacerlo las veces
Me encontraba sentada al borde de la cama. Lo que Steven me había dicho me había dejado inquieta. No entendía la razón, quiero decir, no estaba en una relación oficial. Además, con Austin habíamos decidido dormir juntos debido a que ambos lo queríamos. Pero y si Austin había decidió eso con tal de olvidar a su novia. La primera vez, él me dijo que solo había dormido con dos chicas en su vida. ¿Acaso me había mentido?Pero insisto, qué me importaba a mí. Solté patadas al aire y luego sacudí mi cabello. Me sentía frustrada, estaba enfadada.—¿Sucede algo? — Me enderecé en cuanto escuché la voz de Austin.—¿Qué?—¿Por qué lanzabas patadas al aire? ¿Tienes problemas con tu trabajo?—Algo así. — Mentí para luego levantarme y mover las cobijas de la cama para poder dormir. Sin embargo, Austin hizo lo mismo.—¿Qué haces?—¿De qué hablas?—No podemos dormir juntos.—¿Por qué no?—Porque no somos nada.—¿Estás de broma? ¿Sabes cuantas veces nos hemos acostado? ¿Crees que tienes algo de privaci
Mis pobres brazos se encontraban entumecidos. Los primos de Austin me tenían bien sostenida mientras mi falso marido los veía con una expresión de total desprecio.—Mocosos, suelten a Sofi por favor.—Deberías decirle esposa ¿no? Escuché de la tía que ya te casaste. — Respondió la rubia con una sonrisa pícara. Austin pasó su mano sobre su cabello mientras movía la pierna con ansiedad. Erik apretó su agarre y yo apreté los ojos. No quería ser grosera con estos chicos, especialmente porque eran la familia de Austin. Volteé a ver al chico y tuve que mirarlo para arriba. Era más alto que yo, maldigo la altura de esta familia.—Erick, Ava, hablo en serio. Si no la sueltan, voy a matarlos.—Primo, ¿nos estás menospreciando?—Ava. — Los dos no parecían dispuestos a soltarme. En verdad esta era una familia rara, pero no quería quedarme callada.—Chiquillos. — Los tres me miraron. —¿Harían el favor de soltarme? Me duelen mis brazos y si siento que uno de mis miembros está adolorido, no tendré
Lo primero que vi en Austin cuando se metió a la camioneta fue una expresión de sorpresa. Evidentemente nunca había estado en una vieja camioneta como esta. Sus sobrinos tomaron asiento en la parte de atrás. Gracias a Dios eran el tipo de chicos que apreciaba el aire libre, a pesar del clima frío. —Agárrense bien chicos. — Solté luego de encender la camioneta. —¿Segura que has manejado antes? —Lo hacía para mi trabajo. — Comenté con una pequeña sonrisa. —Eso fue hace como… seis años. —¡Seis años! — No escuché si dijo algo más porque avancé con el carro a gran velocidad. Al inicio lo hice por diversión. En verdad era graciosos ver a Austin Jones agarrarse bien del auto mientras mostraba una expresión tensa. Luego de eso, decidí aminorar la velocidad, con eso ya pudo respirar o eso creo. Encendí el radio y Snowman de Sia se hizo presente. Tarareé un poco la canción mientras veía hacia el frente. Noté una mirada sobre mí e imaginé que se trataba de Austin. —No sabía que cantabas. —