Mi equipo por fin había llegado a Dreamstone. Llevaba tres días de haberme mudado a Joy Green por lo que las cosas estaban a medias, después de todo la casa era enorme. Sin embargo, había comenzado a preocuparme por los gasto e luz y agua del lugar. No tenía el suficiente dinero para la casa, a lo mejor para mantenerla unos cuatro meses, pero no era mucho.Aún así, hice lo posible para que el lugar fuera decente. De hecho, no hice mucho. El señor Terrance había hecho un buen trabajo por la casa así que no había mucho que cambiar. Se había mantenido en buenas condiciones hasta el momento.Steven, Ana, Carl y Mina fueron los asignados a este viaje. Los cuatro se quedarían en habitaciones individuales, por lo que esperaba que no hubiera alguna situación que atentara contra su comodidad.Me encontraba en la entrada de la puerta cuando los cuatro bajaron de una camioneta, trayendo con sí todo su equipo.—¡Sofi! — Ana sacudió su mano de un lado a otro mientras sus trenzas rubias se menaban
Movía mi pierna ligeramente nerviosa mientras esperaba a que Alexander terminara de leer el contrato.—Entonces, haces esto para proteger Joy Green.—En parte. — Admití. —No quiero que se le venda a alguien que no lo cuide o que al principio diga que lo hará, pero luego se aproveche y venda las tierras. Quiero decir, el dinero mueve al mundo. — Alexander dejó el papel a un lado y luego me pidió que tomara asiento en el pequeño sofá que estaba a una distancia considerable de mi cama, lugar donde él se encontraba sentado. Suspiré y obedecí.—Entiendo tu postura. Pero te das cuenta de qué ambos pueden ir a prisión por esto ¿no?—Lo sé.—¿Aún así quieres seguir con el cuento? — Alexander me miró con real atención. Todo este tiempo había hecho con Austin tratos y mentiras que tenía anotadas, sin embargo, era algo que nos beneficiaba a ambos, a veces sentía que más a mí que a él, pero estábamos de acuerdo con todo esto. Nos habíamos esforzado mucho y no estaba dispuesta a dar un paso atrás,
No podía creer lo que mis ojos veían. Austin Jones se encontraba afuera de mi puerta mirándome con una amplia sonrisa, con su abrigo negro cubierto con algo de nieve. Lo hice pasar de inmediato y lo llevé hasta la cocina ya que había dejado ahí mi sopa. Además, era el lugar más cálido de la casa. Se quitó el abrigo y yo fui por una manta que estaba en la sala para Dársela. Tenía su nariz roja así que era obvio que tenía frío. Al regresar dejé la manta sobre él y tomé asiento a su lado para girarme y verlo de frente. —¿Qué diablos haces aquí? ¿No tienes que trabajar? Llevas tres días en la ciudad. ¿No te meterás en problemas? —Tranquila. — Dijo mientras tomaba mis manos. —Simplemente quería verte. Dijiste que me besarías. — El recuerdo de lo que salió de mi boca hace unas horas vino a mi mente. —Si no estuvieras lejos te besaría en este momento. — Comenté sin mucho peso en mis palabras. Sin embargo, alcancé a ver un brillo en sus ojos. —Voy para allá. —Idiota. — Me reí y el tambié
Gretel había aprendido muchas cosas durante toda su vida, una de ellas era no confiar fácilmente en los demás. Desde pequeña era una chica que confiaba en cualquiera de forma rápida así como dejarse de cualquiera aunque la trataran mal. Eso fue hasta que conoció a Sofia Moon. Esa chica la defendió de todos enseñándole a defenderse y no dejarse de cualquiera. Pronto, ambas se convirtieron en las defensoras de los débiles en el orfanato. Ambas se hicieron inseparables y jamás volvió a dejarse de nadie cambiando por completo su personalidad. Al cumplir los dieciocho ambas decidieron irse a vivir juntas, trabajar y estudiar en la universidad. En la facultad conoció a Austin Jones, un chico popular y rico. Era amigo de uno de sus compañeros por lo que era común verlo en la cafetería. No era que estuviera interesada en él, más bien estaba interesada en su amigo. Victor Norm, un chico popular que había salido con una buena parte de las universitarias. Era el primer amor de Gretel, y también
Cuando abrí los ojos me encontré abrazando el cuerpo de Austin mientras las mantas nos cubrían. Parpadeé varias veces recordando lo que había sucedido la noche anterior. No podía creer que había tenido a Austin en este lugar solo porque le dije que me gustaría besarlo. Él estaba loco, y yo también por seguirle la corriente.Sin embargo, mi condición era buena me sentía bien, el sexo con Austin era bueno, no podía negarme. Aun así, este tipo de locuras no podíamos seguir haciéndolas. De lo contrario las cosas pueden ponerse confusas.—¿Sofi? — Alcé la mirada para encontrar a un Austin somnoliento. Tenía sus ojos entrecerrados y el cabello desordenado.—Buen día.—Buenos días. — Sonrió levemente. —¿Qué hora es?—No estoy segura. — Respondí intentando zafarme de sus brazos. Pero él parecía no entender que eso quería. —Suéltame. Quiero ver la hora.—No. — Creía que yo era su peluche. Le di un ligero empujón y luego tomé mi celular, eran las ocho de la mañana.—¿A qué hora debes volver?—A
—Me parece perfecto, podemos inaugurar el festival con el baile de recaudación. — Declaró Phil, el alcalde de Dreamstone.—Podemos solicitar voluntarios Sofi. — Sugirió Colin, el secretario de Phil. — Además, el consejo no te dejará a la deriva. Vamos a echarte la mano en lo posible.—Por mí está perfecto. — Respondió Alba Root, la dueña del terreno de los árboles para estas fiestas.—No tengo objeción. — Apoyó Josef Philips, el comisario del pueblo.—Ni nosotros.— Mire a la pareja Roblero y sonreí complacida.—Bien, entonces, quiero pedirles un favor a todos. Mi equipo de publicidad está aquí. — Señalé a los chicos quienes estaban sentados en el resto de las sillas de aquel salón de reuniones. —Ellos serán un apoyo para la organización del baile, por lo que si tienen dudas pueden acudir a ellos. Chicos, si ustedes tienen dudas respecto al festival, pueden acudir al consejo. ¿Entendido?—Por supuesto.—Claro.—No hay problema. — Dimos por terminada la reunión y salimos de la alcaldía
Al terminar de comer, Gretel se despidió de todos ya que aún debía volver a la oficina. Los chicos estaban encantados por conocer mis anécdotas vergonzosas de mi adolescencia contadas por Gretel, claro que a mi amiga solo le parecía divertido.Theo también se despidió y se fue tras ella.—¿Tu amiga sabe que ese chico está enamorado de ella? — Me sorprendí por la pregunta de Steven al bajar de la camioneta frente a la mansión. Creí que estaba molesto conmigo.—¿Eso piensas? — Pregunté.—Creo que si se siente atraída. No dejaba de verla. — Yo también había notado eso.—¿Y tú? ¿Por qué me dices eso? Creí que estabas molesto conmigo. — Steven se quedó en silencio.—Si lo estaba, pero no contigo.—¿Perdón? — Steven negó lentamente. —No te preocupes. Ya se me pasará. Lo siento. No debí ensañarme contigo jefa. — Su disculpa parecía sincera. Asentí tratando de restarle importancia al asunto.—Claro, como digas. Pero vuelves a tratarme con esa frialdad y te daré un panqué como bono navideño. —
La cena terminó sin contratiempos. Honestamente Alexander era un hombre muy llevadero, incluso menos duro a cómo lo conocí la primera vez. Al terminar la cena, mis compañeros se ofrecieron a limpiar todo, solo por esta vez lo haría yo. Para mi sorpresa, Alexander se ofreció a limpiar conmigo. Insistí en que no era necesario, pero él se negó.Ahora estábamos en la cocina limpiando y lavando juntos los trastos. Llevaba un tiempo de no hacer esta actividad acompañada. Bueno, el último novio que tuve no era un caballero que digamos.—Tienes un interesante equipo. — Sonreí divertida.—Gracias. Son lo mejor de lo mejor.—A ellos ya los conocías antes de contratarlos ¿cierto?—No a todos, solo Steven. Cuando inicié con mi plan le pedí que formara parte de mi empresa. Creí que me rechazaría. Quiero decir, éramos amigos, pero él tenía ofertas de lugares reconocidos, ¿quién se animaría a dejar esa oportunidad a cambio de trabajar en una empresa desde cero?—Él lo hizo.—Sí, él lo hizo. — Sonreí