Christian
Blake estaba boca abajo, dejando su piel de la espalda al descubierto, no había podido pegar un ojo, no quería que este momento se fuese, su cabello rojo estaba esparcido por la almohada, sus labios entreabiertos, sus pestañas largas descansaban sobre sus mejillas. Tomé aire y lo solté lentamente, no quería despertarla, pero teníamos que trabajar.
—Cariño…—mordí su lóbulo, luego lo solté despacio, ella se removió poco a poco.
—Mmm…—respondió.
—Baño. Ducha. Ropa. Trabajo. —ella abrió sus ojos bruscamente, levantó la mirada hacia a mí.
—Oh, sí, voy…—se sentó en la orilla de la cama con dificultad, tirando de la sábana de seda para cubrir su desnudez, desde mi lugar sonreí di
ChristianHoras después, habíamos llegado al hotel Ritz de Madrid, que se encontraba en el centro de la ciudad, me encantaba hospedarme ya que estaba en el triángulo de oro, a un paso del Museo del Prado, Thyssen—Bornemisza y el Museo Reina Sofía. Solía venir en las vacaciones familiares y quería enseñárselo a Blake en nuestro primer viaje fuera del país.Descansamos para luego alistarnos para la cena en el lobby del hotel Westin Palace, dónde nos reuniríamos con el grupo español, que al mismo tiempo se celebraría una cena benéfica que suelen hacer cada año en el mismo hotel.Esperé y esperé en el recibidor de la suite, miré el reloj. Blake no aparecía para irnos a la cena.— ¿Blake? —toqué la puerta de nuestra habitaci&oacut
ChristianEl auto se detuvo frente al hotel Westin Palace, mi seguridad nos escoltó hasta el interior, había invitados llegando al igual que nosotros, se acercaron unos a saludarnos, presenté a Blake como mi novia, muchos se entusiasmaron, nos desearon buenos deseos y uno de ellos preguntó si habría boda, noté las mejillas de Blake sonrojarse y sonreír.—Espero algún día. —dije, ella detuvo su sonrisa y me miró con sorpresa. —Algún día podemos dar ese paso, ¿No? —ella asintió lentamente con más sorpresa y con sus mejillas más rojas. Puse mi mano en su cintura y la acerqué a mí, me incliné para susurrar algo, pero me detuve al ver en la entrada a Charles. Arrugué mi ceño. ¿Qué mierdas estaba haciendo Charles en Madrid y en esta cena? —Es Charles.
Christian—Ella terminó de trabajar para tu empresa hace más de cinco meses.—No. Y lo voy a comprobar. —marcó algo en su móvil y lo puso en altavoz, escuché el tono, contestaron, pero no se escuchó nada. — ¿Dónde estás? —ordenó George.—Estoy en los servicios. —mi sangre se drenó de mi cuerpo al escuchar la voz de Blake. —Respecto a lo que hablamos…—George le corta.—Quiero que me digas, ¿Hace cuánto tiempo trabajas para mí? —George preguntó,— ¿Por qué me preguntas eso? Respecto a lo que hablamos…—George volvió a interrumpir bruscamente.— ¡Responde! —exigió George, mi sangre regresó a mi cuerpo, haciendo ebullición por la form
BlakeDos horas después, con zapatillas en mano y con el vestido alzado para no tropezar, y eso incluía que estaba escurriendo, llegué al hotel. El gerente inmediatamente me auxilió y al intentar preguntar si Christian había regresado, se adelantó, me informó que se había marchado con maleta y su escolta de seguridad y que había dejado pagado por una noche más. El corazón se me encogió, y no pude disimular que no me dolía.Subí a la suite presidencial, al entrar, pude ver mi maleta hecha a un lado de la entrada. Estaba todo oscuro, encendí el interruptor y alumbró casi todo el piso. Pude ver vidrios hechos añicos en el suelo de mármol. Y sin darme cuenta, estaba recargada en la puerta y deslizándome hasta caer sobre mis pies. Comencé de nuevo a llorar y a maldecir lo cobarde que fui al no parar esto.<
ChristianCuando salieron esas palabras de mi boca, quería muy en mi interior, que le doliera, pero el solo pensarlo, me sentí mal. Yo amaba a Blake con todo el corazón, con el alma, con todo mi ser, pero tenía dolor, bastante. Nunca había pasado por una situación como esta. Blake se limpió las lágrimas, intentó controlarse.—Ódiame. Lo merezco. —se mordió el labio para evitar soltar un sollozo, sus ojos estaban mirándome fijamente, tomó aire y luego lo soltó. —Lo merezco…—susurró con dolor.—Te odio. —susurré, arrugué mi ceño. —Pero…—ella abrió sus ojos un poco más.— ¿Por qué tardan en entrar? —escuché a mi madre a mi espalda, interrumpiendo nuestra conversación
BlakeGeorge había descubierto mi plan.— ¿Blake? —me llamó Christian. — ¿Por qué crees que George ha ido al The Wall Street Journal? —no pude decir nada, mi cabeza era un tornado de suposiciones, no había ido en ningún momento a ese lugar, entonces di con ello, cerré los ojos. "Al bajar del avión, había enviado mensaje a mi contacto, no lo había hecho desde un lugar público" maldije dentro de mí, me cubrí el rostro con ambas manos y solté un grito de maldición, sentí el toque de Christian atrapando mis muñecas, de un movimiento, las separó para verme. —Dime que no es lo que estoy pensando, —presioné mis labios con dureza, la había cagado—, ¿En serio tenías que hacer eso? ¿Qué parte de que te expones a que te haga
BlakeCorté la distancia entre los dos, él me miró con un poco de sorpresa, tomé aire y lo solté lentamente.—Sí tengo que pagar lo que, hecho, —humedecí mis labios al sentirlos secos—, lo haré, me haré responsable de las consecuencias de mis actos. —Christian arrugó su ceño, apretó su mandíbula.—No voy a permitir que vayas a la cárcel. —suavicé mi rostro, levanté la mano hacia su barbilla, pensé que iba a retroceder, pero no fue así, al tocar mi mano con su piel, vi cómo se estremeció, en como cerró sus ojos para disfrutar mi caricia, el nudo en mi garganta creció.—Ahora sé a qué se refieren cuando dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo ha perdido...—Christian tiró de m&
Blake miró a través de la ventana de la habitación de Keira, por un momento no escuchó nada de lo que ella estaba hablando, solo pudo ver como los labios de ella se movieron, luego desvió de nuevo la mirada hacia a aquel jardín tan hermoso, lleno de flores de temporada, en su mayoría, eran rosales blancos.— ¿Blake? —ella dio un brinco al sentir el toque de una mano en su hombro, salió de su trance, el ruido había llegado de golpe a ella, levantó su rostro y miró a Christian de pie a un lado de su lugar, Keira pareció preocupada.—Lo siento, lo siento—se masajeó el rostro, luego los volvió a mirar fugaz, intentó bajar el ruido de aquellos pensamientos que la atormentaban en ese momento. — ¿Has hablado con los abogados? ¿Qué han dicho? —Keira se levantó para darles privacidad, Bl