Un mes después…
—¿Están listas? —Enzo preguntó después de tocar la puerta, estaba nervioso. Miles de emociones atravesaban su corazón, hoy conocerían el sexo del bebé a petición de Chiara.
—Sí, voy saliendo —Chiara terminó de arreglarse el cabello, cogiendo el bolso salió de la habitación. Estaba nerviosa, a cita con el ginecólogo no era una normal o como las anteriores, hoy conocería el sexo del bebé que esperaba, deseaba fuera una niña lo anhelaba tanto.
—Gracias por acompañarme Enzo, yo…
—No tiene por qué agradecer Chiara, soy yo quien te agradece, esta oportunidad — Enzo abrió la puerta del auto para permitirle a la chica subir. Se sentía emocionado y tambié
—¿Qué has dicho?—Lo que has escuchado querida, no tendrás fácil quedarte con la fortuna de Catalina Mancini de Lombardi, porque simplemente no eres su sobrina, por tus venas no corre la sangre Mancini. Sin embargo no ventilaré nada de esto, si a cambio dejas de molestar Enzo —la expresión de Dante, no dejaba en duda que sería muy capaz de exponerla. Bianca sintió un frío correr por su espalda ¿Quién era su verdadero padre?—No, no es cierto, no puedes hablar en serio, ¡No puedes! —Bianca salió de la oficina del abogado con más problemas de lo que llevaba. Se negaba a aceptar que ella no era parte de la familia Mancini.<
Un mes después…Enzo y Chiara se volvieron habituales a la hora de compartir el desayuno, ella preparándolo y él degustando su sazón. De alguna manera les hacía calidez, respirar un aire tranquilo y paz, hacía mucho que Enzo no se había sentido tan bien. El último año había sido una montaña rusa, primero la petición de su esposa para alquilar un vientre y posteriormente los enfrentamientos. Se lamentaría por ello toda la vida; pero no podía cambiar nada del pasado en su lugar trataría de vivir su presente y garantizar a Chiara y a su hija felicidad.Chiara era un viento fresco, su juventud, su alegría, el amor hacia su hija. Tenía miedo de aceptar en voz alta que esa pequeña y joven mujer se había adueñado de su corazón, estaba enamorado de ella y la verdad le hacía sufrir, sentir
Chiara abrió los ojos sorprendida, pero no hizo nada por alejarse de la cálida boca de Enzo, cerró los ojos dejándose llevar por las sensaciones que embargan cada parte de su ser. Emoción, amor, sentimientos jamás experimentados y que le eran totalmente desconocidos y aun así le hechizaban, no quería dejar de sentir esa sensación de mil mariposas aleteando en su vientre y en su corazón.Enzo profundizó el beso al sentir la recepción de Chiara, estaba dispuesto a detenerse si ella se lo pedía, pero en su lugar ella dejó escapar un pequeño ronroneo que le recordó a una gatita. Apartándose finalmente por la falta de aire. El rostro de la joven era un rojo carmesí, la visión más impresionante que jamás había visto, sus labios hinchados por sus besos, le llenó de una satisfacción y placer que por un mo
—¿Un Orfanato? —Chaira estaba sorprendida, nunca imaginó que Enzo se relacionará, con personas menos favorecidas a él.—Si, fue el lugar donde viví y crecí—sonrió con cierto temor ¿Quizás sería mucha información para Chiara? Esperaba que no, quería que ella supiera sus orígenes, aunque ni él mismo supiera toda la verdad.—¿Tú? —la joven preguntó, no podía creer las palabras del hombre, nunca hubiera imaginado que un hombre fino, culto y tan poderoso como él, hubiese vivido en un orfanato, nunca lo habría creído si él no le estuviera diciendo.—Fui abandonado por mi padre en una iglesia en Roma, cuando sólo tenía tres años de edad. Ella prometió volver; pero nunca lo hizo, escape del lugar al que fui l
Enzo nunca había estado más nervioso en su vida que en esos precisos momentos, había aceptado participar en la fiesta para beneficio del Orfanato y llevar a Chiara podría ser un arma de doble filo. Él fue despreciado por la alta sociedad por casarse con Catalina ¿Qué sucedería ahora que le vieran llegar del brazo de una mujer, joven y embarazada? Podía bien soportar que hablaran de él, siempre había sido de esa manera en sus apariciones en público; pero no soportaría que alguien pusiera en duda, el honor de la madre de su hija.Chiara observó a Enzo parado al final de las escaleras. Con un traje hecho a medida, se veía terriblemente hermoso. Sintió su corazón acelerarse, era su primera vez en sociedad y la angustia de poner en ridículo a su pareja, le atenazaba el corazón. Bajo lentamente. Él estaba de espaldas a ella.<
Enzo se acercó lentamente y sin culpas en su conciencia, ella estaba despierta y dispuesta a recibirlo. Con el deseo naciente en su interior, beso los labios de la joven nuevamente, aumentando esta vez la pasión, llevando a un punto de no retorno la relación.Chiara se abrió para recibirlo, sus labios aprisionaron los labios masculinos con pasión desmedida. Estaba enamorada, se había enamorado mucho más al descubrir el corazón que encerraba Enzo dentro de su pecho. La primera impresión que tuvo de él se borró y nuevos recuerdos se hicieron presentes en su mente.Enzo le ayudó a ponerse de pie, sin romper el beso. Chiara cruzó las manos detrás del cuello del hombre, para acercarlo a más a su cuerpo y su boca. Las emociones que nacían en su interior le abrumaban, excitaban hasta el punto de sentir la humedad entre sus piernas, mojand
Chiara se removió entre los brazos de Enzo, girando para quedar frente a él, quien estaba aferrándose a su cuerpo, como si tuviese miedo a perderla.—Enzo, se hará tarde para que vayas a la oficina —murmuró de manera suave y cálida, renuente a separarse de ese calor tan maravilloso; pero debía por lo menos intentar despertarlo.—No iré a la oficina Chiara, tengo planes para ti y para mí —respondió con los ojos cerrados, abrazándola mucho más fuerte contra su cuerpo.—Aun así, es tardísimo, Enzo —insistió al ver que el hombre parecía poco dispuesto a abrir los ojos se removió con más ímpetu que antes.—No te muevas bonita o no saldrás de la cama hoy —murmuro contra el oído de Chiara, quien sintió una co
Selena sonrió al ver a Chiara bajar por las escaleras, cuando Enzo Lombardi le había llamado, no había podido creer que le pidiera venir a casa, para ver a su amiga.—¡Chiara! —había alegría y felicidad, habían pasado meses desde la última vez que se habían visto en el restaurante y desde entonces solo se habían comunicado por mensajes de texto de vez en cuando.—¡Selena! ¿Cómo has estado? —la joven se había llevado una grata sorpresa al ver a su amiga en la sala. Se acercó para saludarla con un abrazo y un beso en ambas mejillas.—Bien, bien ¿Cómo va tu embarazo? —preguntó mientras tomaban asiento en uno de los sofás de la sala.—De maravilla, estoy esperando una niña y estoy emocionada, deseando que el tiempo vuele para p