Los días pasaban, Sergio seguía bajo el efecto de la droga que le hacían percibir sin que se diera cuenta. —Cariño, mira este catálogo de vestido de diseñadores, lo pediré para salir esta noche.—No sé nada de esas cosas Diana, es cosa tuya, vamos necesito salir de este encierro. —respondió Sergio sintiendo malestar por los efectos que cada día Diana le administraba haciendo que lo perciba a través de un objeto, como la revista que había rechazado en ese momento.Caminó de un lugar a otro, fue al baño y bajo la lluvia artificial se dejó rodar hasta el suelo. A su mente llegaban fragmentos de momentos compartidos.—Nohelia, Nohelia. —pronunció en un susurro y fue en ese momento que en efecto pasó un poco más.Sergio salió como impulsado por un resorte de ese baño, buscó su teléfono por todos lados hasta encontrarlo, lo miró y vio cientos de llamadas de sus padres. —¡Diana! ¿Por qué carajos mi teléfono estaba apagado? —preguntó o más bien gritó furioso.—¿No se de que me hablas? No se
Rosellia luego de compartir tiempo con Nohelia y sus nietos, le dio tiempo a su hija de disfrutar de ellos a solas, salió junto a Mirta para ir a su habitación, Mirta la ayudó en todo aún no podía valerse por sí sola.—Rosellia, me da mucho gusto que por fin tu hija esté con sus hijos, lograste lo que otras personas jamás pudieron hacer.—¿Que hice de diferente Mirta? Solo pedí por mi hija, como cualquier madre lo hubiera hecho. —respondió tratando de no ser muy evidente, Mirta sonrió y haciendo un gesto de negación le contradijo.—Rosellia, tú no pediste al patrón, le ordenaste y el te obedeció, ¿A así que no fuiste consiente en el tono en que le hablaste? Le exigiste mujer ¿O ya te conocías con él desde antes?Rosellia miró a Mirta y apretó sus labios formando una mi es en ellos, habían formado un vínculo de amistad muy buena entre ellas y decidió confesarle su secreto.—Mirta, voy a confesarte algo, y espero no salga de ti ni una sola palabra. —habló tomando las manos de Mirta mien
Nohelia fue a su habitación, se acostó en la cama y mirando a la nada, a su mente llegó un recuerdo del que sería su padre, Artur Kartson, nunca le demostró el amor de padre para una hija, y eso le dolía cada ves que recordaba a Artur.Sergio llegó a su mente y anheló tenerlo ahí con ella.—Sergio, pronto estaremos juntos mi amor, tu, yo y nuestros hijos.El amanecer llegó y Nohelia no pudo conciliar el sueño, fue al baño y bajo la lluvia artificial dejó que el agua se llevara un poco de su angustia.Salió y se cambió, fue a la habitación de Arielle y Alex, y no esperó ver la escena de el hombre que la secuestró y maltrató en un inicio.—Tienes muchos caballos. —preguntó Arielle sentada sobre la cama mientras Noah cargaba a Álex haciéndole pucheros.—Si mi princesa, y los veremos cuando tú desees y tu mami te de permiso.—¡Siii! Mami si me dejará ir, abuelo, quiero ver a papi. —Nohelia quedó en shock al escuchar a su hija llamar abuelo a Noah. " niños" —pensó y siguió ahí escondida es
El anochecer llegó, Sergio despertó, después de un intenso y apasionante día, vio dormir a Nohelia, y se maldecía internamente por haber perdido mucho tiempo lejos de ella, haberse perdido el embarazo de su hijo, pero ahora estaba dispuesto a luchar para mantenerla junto a él.Acarició su cabello y delineó su rostro, besó su frente y ella empezó a removerse en su lugar.—¡Mmm! Un poquito mas, tengo mucho sueño. —habló con voz ronca y siguió con los ojos cerrados.—Vamos dormilona, despierta tenemos que ir por nuestros pequeños —¡Mmm! Están con sus abuelos, ellos están felices de cuidar a sus nietos.—¿Abuelos? ¿De qué hablas mi vida? ¿Mis padres están aquí?Nohelia terminó de despertar y se sentó en la cama cubriendo sus pechos. Sergio la miró sin entender sus palabras.—¿De que abuelos hablas mi amor?—Mi madre, y mi verdadero padre.—¿Tu verdadero padre? —Si, mi verdadero padre es Noah Manccini.—¿El hombre que te secuestró para que aparezca Nikolay Shevchenko?—El mismo, la muje
—Nikolay, abre los ojos, soy yo Nohelia. ¿Qué te hicieron?—llamó Nohelia, Nikolay escuchó a lo lejos su voz y abrió los ojos, la miró y sonrió. —Hola mi chica hermosa. —pudo articular palabras. —Nikolay, vamos ponte de pie come un poco y saldremos de aquí. —Huye mi linda, trata de salir de aquí. —Claro que saldré de aquí, pero contigo. Vamos levántate. Nikolay se puso de pie, la herida en su pierna le impedía caminar, su temperatura era alta, y como pudo Nohelia lo ayudó a salir de ahí. Caminando por el pasillo el encuentro fue inevitable. —¿Quién carajos eres tú? ¿Y con qué autorización sacas a mi prometido de la celda? —habló furiosa Liuba, y Nohelia quedó estática al ver frente a ella a su hermana. —¿Tu prometido? Dices tu prometido, ¿y lo tratas así? —Tengo mis razones para tenerlo donde está, así que a devolverlo a su celda. —No lo haré, si tiene que pagar lo que hizo, lo hará, pero no en estas condiciones. Liuba se acercó a Nohelia y quedando frente a ella
Los días pasaron, todos retomaron sus vidas, Nohelia y Sergio habían regresado a su hogar y estaban organizando los detalles para la despedida de soltera de Rosellia.—Será una noche de chicas, con chicos muy, pero muy, bueno talvez la novia se arrepiente cuando les dediquen ese baile prohibido. —dijo Mirta y todas rieron a esas palabras Rosellia miró a cada una de ellas, y agradeció toda las atenciones de parte de sus amigas y su hija.—Marisa, gracias por compartir esta alegría conmigo, ustedes son mis nuevas amigas, tu y Mirta, como en mi juventud, ahora tengo a mi hija, mi mayor orgullo.—También es mi hija Rosellia, desde que la vi ahí desvalida, supe que sería la hija que nunca tuve, y por eso la convertí en la madre de mis nietos, para que nunca se aleje de mi. —Marisa expresó esas palabras con sinceridad en su corazón.—Gracias por ese amor infinito Marisa, y siempre fuiste y eres y serás correspondida. —respondió Nohelia dando un abrazo.—Bueno, no pertenezco al círculo famil
EN CAPRI ITALIA.Jean Carlo llegó del viaje de negocios fue recibido por su esposa e hijos.—Bienvenido a casa mi vida. —dijo la esposa abrazándose a él y dejando un beso apasionado en sus labios.—¿Cómo estuvieron si mi? —preguntó besando el cuello de su esposa, y abrazándola por la cintura.—Extrañándote un mundo. —como te fue con los nuevos posibles socios.Jean Carlo miró a su esposa y pensó por un momento en como dar esa noticia de su amigo.—Todo bien con los negocios.—¿Pasa algo? te veo algo contrariado.—Debo hablar con mi padre, después haremos una cena para reunirlos a todos y hablar de algo muy serio.—¿Y no me puedes decir? Me dejas intrigada.—No mi vida, hablaré con mi padre primero.La noche llegó y Jean estaba en su oficina en casa revisando todo el trabajo de la semana de su ausencia.A su mente llegaban los recuerdos de Sergio, su esposa y su familia entera." Vivo, y no se cómo decirlo a Julián, ¿Qué hará cuando se enteren de que Sergio no murió.?" sus pensamien
Los días pasaron, ya una semana desde que él le pidió matrimonio y su respuesta fue negativa, y la tensión entre Sergio y Nohelia estaba empezando a interferir entre ellos nuevamente.—Cariño, no me gusta estar así contigo.—Sergio, no puedo sentirte totalmente mío, tu dices amarme, y te creo, pero primero tienes que cerrar ese pasado, yo no puedo, lo siento, pero no puedo vivir contigo así, ve a Italia y párate frente a ella, enfrenta tu pasado, y cuando estés ahí y estés seguro de que no sientas nada por ella, vuelve a mi.—Nohelia, puedo verla a ella, pero eres tú a quien yo amo, ella está felizmente casada y.....—Y por eso estás aquí, porque te fuiste tras de ella, recuperaste tu memoria, me echaste y te fuiste. —lo interrumpió Nohelia enfrentando lo.—¡Vamos a Italia! —No Sergio, tu resolveras ese dilema en tu vida, y yo no estaré presente.Sergio salió algo molesto, fue a su oficina y sentado frente al gran ventanal con mil y una ideas para enfrentar ese pasado.Tomó el te